Logo revista Grada
Buscar

Vinolate. Grada 173. Jesús Dorado

Vinolate. Grada 173. Jesús Dorado
Foto: Unsplash. Jessy Smith
Léeme en 3 minutos

Mazapanes, turrones, polvorones, nueces rellenas, peladillas, chupito de limoncello, crema de orujo, café, copa, puro y ‘chimpún’.

Cómo nos gustan estas maquiavélicas propuestas para terminar las comidas, sobre todo si estamos en un restaurante y el licorcito es de invitación, estableciéndose una conexión bolsillo-estómago que parece que nos hace felices como amortiguando un poco el hecho cercano de que pronto viene la cuenta.

Y es que ¿a qué mente endiablada se le habrá ocurrido eso de que haya que pagar por comer? ¡y, menos todavía, por comer bien! Eso debería ser gratis ¿no?

El caso es que, mientras pasan por nuestras bocas estas últimas viandas como los bises de un concierto, nos miran esas últimas gotas de vino desde la copa que hemos usado durante la comida, mientras se resecan tristemente en el fondo del cristal dando fin a su momento. A veces incluso le decimos al de al lado “mira, ha dejado posos” y cositas así.

Hemos tomado como pretexto esta situación navideña porque estamos en esas fechas que todo lo invaden, quieras o no, pero vamos a proponer algunas opciones que nos sirvan para cualquier momento del año y del día; desde viendo una peli hasta para sorprender a unos suegros con algo diferente.

Conjuntar los vinos dulces naturales (los Pedro Ximénez), los generosos de licor (pale, medium, cream), Oportos, etc. con otros postres dulces damos por hecho que nos resulta más fácil. Pero no hay por qué descartar que otra copa del tinto con el que hemos comido, por ejemplo, pueda acompañarnos como colofón o durante una larga sobremesa. Por eso vamos a hablar de algunas combinaciones ‘vino-chocolate’ que en principio podrían parecernos totalmente alejadas.

No nos olvidemos de que el chocolate es dulce, pero el cacao que le da vida realmente es amargo, por lo que a mayor proporción de este o mayor pureza, más amargor presenta. En sensaciones táctiles también presenta la untuosidad de la grasa, así como la astringencia de los taninos que también encontramos en el vino. Por otra parte, el alcohol proporciona sensación de dulzor y cuerpo, por lo que cuanto mayor grado de alcohol mejor combinará también con según qué chocolates. Por tanto, vemos que al final se trata de hacer el puzle con todas estas piezas, igual que si de cualquier otro alimento se tratara.

Empezando por los más ligeros y dulces, como los chocolates blancos, les irán bien los vinos más afrutados y con menos estructura, para que no se tapen el uno al otro y encajen aromáticamente. Por ejemplo, algunos tintos jóvenes, pero sobre todo blancos o incluso rosados.

Si vamos subiendo a chocolates con porcentajes medios de cacao, pero aún azucarados y suaves, los vinos tintos jóvenes suelen ir bien.

Y al pasar a los porcentajes más elevados de cacao tenemos chocolates negros que aromática y estructuralmente en boca piden vinos tintos con crianza, que acompañen y potencien esa complejidad.

No olvidemos, como siempre, que son unas armonías básicas, que hay matices, que podemos buscar otras totalmente válidas también; más todavía si el chocolate en cuestión viene con otros ingredientes y rellenos de fantasía.

Que tengáis un muy feliz 2023. ¡Salud!

ENTRADAS RELACIONADAS

La semana del 11 al 17 de marzo se ha dedicado al colectivo LGTBIQA+ en la residencia universitaria Hernán Cortés...
Vamos con otra de esas historias de miedo, del fin del mundo, de “dios mío, ¿Qué me voy a beber,...
Extremadura ha reunido a las tres fundaciones socias de Ibercaja: Fundación CB como anfitriona, Fundación Círculo de Burgos y Fundación...
Representantes de la Comisión Nacional de Deporte Inclusivo, impulsada por la Asociación del Deporte Español, se han reunido con la...
El Instituto Italiano de Cultura de Nueva York ha acogido el acto de entrega de la cuarta edición del ‘Callas...
La septuagésima edición del Festival Internacional de Teatro de Mérida se celebrará del 27 de junio al 25 de agosto...

LO MÁS LEÍDO