Pocas veces un milagro se repite. Pero quienes estuvimos en el segundo concierto de Antonio Orozco en Mérida fuimos testigos de que a veces ocurre.
Un entorno mágico, nuestro teatro romano, un despliegue de música y luz espectacular y canciones que sacuden a quienes las escuchan. Confieso que era bastante profano en cuanto a la música de Orozco, conociendo solo de pasada algunos de sus grandes éxitos, pero su música y sus letras me envolvieron desde el principio. Inicialmente me sentí un poco raro entre un público entregado y que conocía perfectamente las canciones. Pero enseguida empecé a disfrutar de la magia que se creó.
Orozco se volcó al 100×100 y su público le devolvió el 200×100. Mejor dicho, le devolvimos, porque hasta a los ‘novatos’ consiguió llevarnos de la mano a través de un carrusel de emociones un artista entregado que incluso se atrevió a moverse entre el público con la seguridad de verse envuelto en respeto. Subir a las gradas y zambullirse en el público sin perder el sentido de su canción solo lo hacen los grandes. Y él lo hizo.
Orozco llena el escenario y el entorno. Fueron dos horas de concierto que supieron a poco, con una organización perfecta en un festival, el Stone and Music, convertido en una referencia de calidad de la música en directo en Extremadura y en el suroeste de España.
Enhorabuena a todos por una noche mágica. ¡Y que sean muchas más!
Javier Meléndez





