Seguimos con nuestra vereda genealógica de los Barrantes, concretamente con el capitán Alonso Barrantes Maldonado.
3.1.1.1.9.6.1 Capitán Alonso Barrantes Maldonado (1538-+1607). Casó en Alcántara en octubre de 1566 con doña Isabel Bootello de Sotomayor (doña Isabel de Bolaños), hija de Francisco Bootello y de doña Catalina de Sotomayor Maldonado, nieta materna de Hernando Bootello y doña Isabel de Bolaños y Barco. Falleció en 1607.
Con cinco años, cuando la princesa María Manuela venía a España a confirmar su matrimonio con el príncipe Felipe, le fue presentado Alonso a la princesa vestido con el hábito de la Orden de Avís que le había concedido don Jorge de Portugal, maestre de Santiago y de Avís en Portugal. “Preguntó la Prinzessa cómo se llama el menino, y antes que sus padres respondieren respondió el niño ‘Alonsso Barrantes Maldonado, comendador y cavallero de espuelas doradas’. La prinzessa se rió con buena grazia y dixo quántos años ha este menino, díxole su padre zinco. Respondió la prinzessa: ‘Si este menino hicera may no pazo poderase leuar logo, porque e bonito mais como teña outo annos mandaymo logo, que en reziuo en meo serviuo’” (fol,61r).
Cuando su padre Pedro Barrantes fue a Portugal en 1550 por intermediación de San Pedro de Alcántara, la infanta doña María, conocida como la Rica Hembra, prometió recibirle como paje suyo si finalmente el viudo rey Felipe de Castilla casaba con ella. Tenía entonces 12 años, y era la recompensa a la promesa hecha antes por la reina María Manuela al casarse con Felipe II de que lo tomaría por paje cuando alcanzase la edad de 8 años, y que no llegó a cumplirse por la desafortunada muerte de ella.
Le mandó su padre al Estudio de Salamanca, cursando Leyes, que abandonaría. Entonces marchó a Portugal a servir de paje al duque de Braganza, gracias a la amistad que le unía con su padre; pero acudiendo sus señores los duques a Lisboa con motivo del fallecimiento del rey luso Juan III, se produjo un extraño suceso criminal del que fue acusado Alonso Barrantes, y lo más que consiguió la duquesa fue salvarle la vida a cambio de un destierro de 10 años.
Al poco se alistó en el tercio de Francia del maestre de Campo Juan de Solís, que iba a socorrer al rey francés Carlos IX, cercado por el hugonote príncipe de Compté durante la primera Guerra de Religión. Participó en la liberación del asedio de París, en la batalla de Dreux de diciembre de 1562, y en la victoria de Orléans de 1563, donde murió el católico duque de Guisa. “En Orleans y tuuiéronlos zercados algún tiempo. Donde sobre la puente del rio Loyra, que passa por esta ziudad, hizo Alonsso Barrantes con otro español y un gascón una notable valentía, que hauiendo en medio de la puente un arco y en él hechado un rastrillo de madera que ympedía el passo, de noche fueron a cortar el rastrillo, dando los españoles por todo su red grandes golpes por que no se entendiesen los golpes del rastrillo, y acabado de cortar, con una pieza de artillería mataron los contrarios al gascón, y Alonsso Barrantes no queriendo desamparar aquello que hauía ganado vino personalmente el Maestre de Campo a quitarlo de allí a él y al compañero”.
A mediados de 1563 el tercio fue enviado al socorro de Orán, pasando de Francia a Pamplona, donde Alonso Barrantes trató con el virrey de Navarra y futuro gobernador del Milanesado, el duque de Alburquerque don Gabriel de la Cueva. Finalmente se embarcó en Tortosa, habiéndolo hecho ya con anterioridad su hermano Garci Barrantes, y la llegada la armada española disuadió a los turcos de su asedio. Persistió el ejército en tomar el peñón de Vélez de la Gomera, y cuenta su padre que Alonso se distinguió en esa faceta: “Entre tanto, su hermano Alonsso Barrantes Maldonado se hauia entrado con sus criados en una cassa prinzipal, donde hauía hallado miel y azeite, más con gran diligenzia fue con sus criados y amigos por otras cassas a buscar qué comer y lleuarlo a tu cassa para si estuiessen zercados en su possada no faltasse a él ni a sus criados ni amigos; y traxeron muchos dátiles, passas y higos, y trigo y harina, y siendo reprehendido de algunos por qué se ponía en aquel cuidado de dejar la cassa de aquel moro bastezida, dixo porque si fuere zercada la ziudad tengamos qué comer, y porque si la dexáramos diga el moro señor della: Dios dé salud al christiano, que dejé mi cassa falta y hallóla llena, y dejó escrito de su letra en las paredes quién era y de qué tierra y como se llamaua, en lengua castellana y arábiga, porque la entendia y la hauia aprendido con otras zinco que sabía” (fol.68r).
Abandonado el peñón, regresó la armada a Málaga. Alonso convenció a su hermano Garci de que pasase por Alcántara a ver a los padres, lo que hizo, mientras él quería embarcarse para Italia. Insistieron los padres que también fuera Alonso a Alcántara antes de partir, y a regañadientes lo consiguieron, con la condición de que en un mes se iría. A los ocho días se provocaba un lance con un joven de la localidad y se retaban para batirse en Italia. Fue Alonso a Italia acompañando a la esposa del duque de Alburquerque, que iba como gobernador del Milanesado, a cuyo servicio estaría. Pero pronto abandonó la vida de palacio y salió con licencia del gobernador a Valencia del Po y a Mortara, que eran las defensas aprestadas contra los franceses.
Muerto su tío Alonso Barrantes ‘el Galán’, que le dejaba sus hermanas y un esclavo, Pedro Barrantes mandó a su hijo que volviera a Alcántara y concertó su matrimonio con doña Isabel Bootello, que se verificó el 21 de octubre de 1566 con un torneo fastuoso. Como hijo mayor le cometía aquellas tareas que él no podía hacer, como la de ir a Lisboa en 1578 a cobrar el dinero que desde la India le enviaba Pedro Caldera, con instrucción que lo repartiese entre sus hermanos.
Estaba Pedro Barrantes Maldonado ocupado en la administración de la Encomienda Mayor de Alcántara, vacante, y además le faltaban sus fuerzas. Fallecería el año siguiente y Alonso heredaba todo lo vinculado al mayorazgo, tanto bienes como obligaciones, el tercio de mejora en el testamento de su madre, y su padre le dejaba su colección de monedas antiguas.
Pocos meses después, con motivo de la entrada en Portugal de Felipe II para ocupar el trono de este reino, Alonso Barrantes Maldonado dirige una carta al monarca de Alcántara, el 18 de enero de 1580, en la que le comunica que ha estado conversando con capitanes lusos de localidades cercanas a la frontera para convencerles de la conveniencia de aceptarle como su rey, prometiéndoles mercedes. Refiere asimismo en la misiva que los portugueses han soltado por las poblaciones escritos contra el derecho sucesorio de Felipe II con el nombre de ‘Recuerdos’, los que él, por su parte ha contrarrestado con otros denominados ‘Desengaños’: “con profunda maliçia an portugueses por diversas partes rrepartido una lectura de capítulos que llaman Recuerdos, muy perjudiçiales a la pretenssión de su Magestad, que andan ya por muchas manos de ambos reynos, yo les he rrespondido, y aviendo hecho sacar copias de la respuesta llamándola Desengaños las e imbiado a differentes partes de Portugal. Querria en todo aver acertado, y imbío a v.m. una copia desto con que no querría ser fastidioso”.
El mismo día redacta otra carta ofreciéndose a servir al rey Felipe como en su tiempo lo hizo en Italia y lo sigue haciendo en convencer a los portugueses. Continuaba en este propósito cuando el 13 de abril avisa de que los portugueses se han visto crecidos con la llegada a Colvihana de Rui Téllez, pariente del difunto príncipe de Éboli, secretario real de Felipe II.
Y en otras letras de la misma fecha aconseja atacar Portugal por mar, pues tomando Lisboa y Oporto habría caído todo el reino, como bien podía entender el general de la Armada Castellana don Alvaro de Bazán.
Fuente:
López de Zuazo y Algar, José María; Martín Nieto, Dionisio A.; Martín Nieto, Serafín; Miranda Díaz, José María. ‘Noticias de Alcántara. La Villa de Alcántara en tiempos de Pedro Barrantes Maldonado’. ISBN: 9788492473670. Editorial: Institución Cultural El Brocense. 2010. Cáceres