Voy a contar una concentración más del grupo al cual puedo decir, con todo el orgullo, pertenezco y del que además soy madrina, ‘Old Cars’, al que nos une el amor por el motor, más concretamente por los motores clásicos, y que para remate está dirigido por mujeres.
En su día hice su presentación, y en otros artículos he hablado de estas mujeres valientes a las que mueve su pasión por los coches clásicos y que tuvieron el detalle (para mí el honor) de nombrarme su madrina, por lo que siempre es un gustazo compartir con ellas estos ratitos.

Hablo de la concentración de coches clásicos que se llevó a cabo el 12 de julio, a la cual pude asistir y de la que me volví llena de amor, satisfecha por lo vivido y muy contenta de conocer a tanta gente y visitar nuestros pueblos extremeños y ver cómo te recibe su gente. No solo compartimos el paseo con esas joyas andantes, también ratitos, cena, baile, conversaciones e incluso una visita guiada a un sitio fantástico, quedando asombrados.
Todo se organizó como siempre, partiendo del grupo de WhatsApp, donde se gestionan los detalles (hora y punto de partida, sitios a visitar, recorrido, cosas que hay que llevar, ruegos y preguntas, etc.). A partir de ahí se empieza a notar la ilusión y ganas que hay de que llegue ese día. La ruta partía alrededor de las 19.30 horas de Almendralejo, dado que cada cual venía de sitios distintos de todo el territorio extremeño. Como somos muchos, siempre se ponen dos horas: la de quedada y la hora en la que se toma la salida sin esperar más; entre tanto te vas reencontrando o incluso, como fue mi caso, conociendo a gente nueva, viendo las máquinas que traen, y teniendo una primera toma de contacto.

El primer destino era Villalba de los Barros, con visita guiada incluida. Y qué visita, un convento entre viñedos, asombroso por la conservación de dicho edificio (o monumento, mejor dicho), luego el sitio donde se ubicaba, espectacular, y además nos tocó ver desde allí la puesta de sol, lo que hizo que fuera todo aún más impresionante.
La vuelta al pueblo la hicimos montando una caravana y dimos varias vueltas por todo el pueblo, para que nadie se perdiera este espectáculo sobre ruedas. Paramos los coches en el centro del pueblo, para quien quisiera verlos. Entre tanto tuvieron la amabilidad de ponernos unos aperitivos que más bien nos sirvieron de cena, y nos quedamos en la plaza con música incluida, que ya estaba prevista; la verbena que montamos, ríete tú de cualquier feria de pueblo. Algo bonito, excepcional y digno de ser recordado.

Pero esto es solo un episodio más de este maravilloso grupo que, una vez pase el calor, volverá a la carretera para disfrutar de lo que más le gusta. Lástima que, en muchos casos, la madrina no los puede acompañar, pero que tengan por seguro que de medio lado que pueda ahí estaré, porque no es solo un grupo de coches clásicos, empiezan a ser amigos que te invitan a seguir conociendo y compartiendo nuestra pasión. Para terminar quiero dar las gracias al grupo ‘Old Cars’ por su organización y, por supuesto, por contar conmigo.

								
								
											