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Ainhoa Rodríguez. El realismo mágico del cine extremeño. Grada 158. Perfil

Ainhoa Rodríguez. La idiosincrasia extremeña llevada al cine. Grada 158. Perfil
Foto: Festival de Málaga
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Extremeña por los cuatro costados, aunque circunstancialmente naciera en Madrid, su vida en Tierra de Barros y Cáceres le ha marcado de tal manera que su ópera prima, ‘Destello bravío, es una película sobre un pueblo imaginario del suroeste español, con un acento que sabe a Extremadura, que refleja la idiosincrasia extremeña, nuestra identidad, la extremeñidad de lo local.

Ya había recibido numerosos reconocimientos con sus cortos y mediometrajes anteriores, pero la repercusión de su primera película está siendo abrumadora, y ha conseguido que se hable de Extremadura, y de su trabajo, en todo el mundo, hasta conquistar recientemente la Biznaga de Plata en el prestigioso Festival de Málaga.

Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de 'Destello bravío'. Foto: Ruby Aveldaño
Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de ‘Destello bravío’. Foto: Ruby Aveldaño

Naciste en Madrid pero tienes una gran vinculación familiar con Extremadura. ¿Cómo recuerdas tu infancia?
‘Me nacieron’ en Madrid, pero me gustaría aclarar que soy extremeña, he vivido ‘desde el mes cero’ en Almendralejo, la mitad de mi vida en Almendralejo y la otra en Cáceres, y toda mi familia paterna es de Tierra de Barros, de Aceuchal, así que obviamente el acento de Almendralejo y de Tierra de Barros forma parte de mi infancia.

Recuerdo una infancia muy feliz, en un lugar muy dado a la imaginación y a la creación; además, creo que todo lo que soy ahora de adulta, o como creadora, es todo lo que fui de niña, incluso en el carácter y en la búsqueda creativa.

Toda tu formación académica ha ido orientada al sector audiovisual. ¿Siempre has tenido muy clara tu vocación?
Siempre tuve una tendencia natural a lo artístico, y a escribir y contar historias; cuando yo era pequeña eso del cine no estaba al alcance, realmente pensaba en teatro, sobre todo cuando era más pequeña, pero en cuanto empecé a devorar cine, que lo hice desde muy niña, me cautivó como espectadora, y también con interés creador. Fui muy cinéfila, como se puede ser cinéfila ‘en provincias’, le cogía el periódico a mi padre, y subrayaba las películas que ponían en la tele de madrugada, ponía el despertador para bajar a poner a grabar el vídeo y devorarlas al día siguiente.

Empecé Comunicación Audiovisual y al mismo tiempo hice Dirección de cine en la Escuela de Cine. Realmente siempre me he orientado a ser una directora con más herramientas para la creación cinematográfica, y de hecho continué con los másteres, luego con el doctorado, pero no pensando en la investigación y en la docencia sino en la forma de proveerme de mayores armas para dirigir.

Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de 'Destello bravío'. Foto: Ruby Aveldaño
Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de ‘Destello bravío’. Foto: Ruby Aveldaño

¿Cómo se desarrollaron tus primeros pasos profesionales?
Enseguida me hice autónoma y trabajé para algunas productoras, y empecé a realizar proyectos para diferentes instituciones, desde piezas más o menos publicitarias hasta para televisión o documental, que yo producía; por ejemplo el serial que primero hice para Neox y luego lo vieron en Canal Extremadura, ‘Aprende con…’ y su segunda temporada, ‘Fabulario’, que tanto éxito de público tuvo en la época y que fue nominado al mejor programa autonómico por los Premios de la Academia de la Televisión; así empezaron a conocerme a nivel nacional diversas productoras.

También comencé con la docencia y colaboré con entidades públicas y privadas, con el Grupo SM, con la Universidad de Extremadura, con centros de formación, escuelas de cine…

El título de tu tesis doctoral fue ‘El concepto de realidad en el cine de Fellini’. ¿Qué influencias tiene tu trabajo del gran maestro italiano?
Yo he pasado mucho tiempo de mi vida analizando cada plano de muchas de las películas de Fellini. Me apasiona su evolución, y creo que en ‘8,5’ llegó a una cumbre con el dominio de lo genuino, de la puesta en escena y de la planificación, de todos los elementos que debe controlar un director. Evidentemente he aprendido cine a través de él, y de otros muchos grandes, la gran parte machos porque son los únicos a los que les dejaban dirigir; más tarde llegarían las mujeres directoras.

He visto mucho cine, he dirigido mucho cine y todo está en mí, y obviamente Fellini tiene que estar de uno u otro modo. A mi me interesa mucho Fellini y lo estudié por cómo manejaba los códigos y como evolucionaban, y por el manejo del naturalismo hacia la reinvención de la realidad y hacia la caricatura.

Pero creo que hay algo que nos separa absolutamente en la mirada; ser hombre o mujer es un componente en el autor que a veces tiene más o menos fuerza, pero en el caso de Fellini ser hombre heterosexual en la Italia de educación y cultura católica era esencial para entender el cine que hacía y la mirada que tenía; en mi caso evidentemente está el otro lugar, el lugar de la mirada de una mujer.

Parte del elenco de la película 'Destello bravío'. Foto: Festival de Málaga
Parte del elenco de la película ‘Destello bravío’. Foto: Festival de Málaga

Hasta ahora habías estado más centrada en la realización de cortometrajes, por cierto muy premiados. ¿Qué te impulsó a embarcarte en un largometraje?
He hecho también algún mediometraje pero sí, llevo mucho tiempo queriendo desarrollar un proyecto así, aunque nunca consideraba que era el momento adecuado; surgieron varias oportunidades, pero cuando llegó este momento sentí que era la manera y la forma, siempre había querido hacer un proyecto de largometraje en algún pueblo extremeño, trabajando con actores y actrices naturales, porque me daban la materia prima más preciosa que puede tener una autora, y al final tú haces este tipo de cine con un impulso de atracción absoluta; quizás lo podía haber hecho dos o tres años antes, pero tampoco mucho más, porque esta película es fruto también de una reflexión y un tiempo de preparación.

Y hace escasamente un mes se ha estrenado tu ópera prima, ‘Destello bravío’. ¿Esperabas la repercusión que está teniendo?
Creía mucho en mi proyecto, que ha sido muy exigente mental y físicamente, y también desde el punto de vista técnico y artístico. A veces parece que en el cine independiente se perdona eso, pero yo necesitaba un equipo absolutamente entregado y profesional, y también un presupuesto.

No fui tan consciente porque se fue dando poquito a poco; yo pensé que la película podía gustar a un público muy concreto, quizás cinéfilo, en determinados festivales, pero no me planteaba más allá. De repente se empezó a ver en festivales nacionales e internacionales, y por parte de los programadores, y llegó el espaldarazo del Festival de Rotterdam, uno de los más importantes de Europa, que creyó mucho en la película desde un inicio y nos propusieron para abrir la sección oficial. También sentimos mucho el calor de los programadores de todos los festivales nacionales; y luego el Festival de Málaga, con nuestra película con vocación independiente, transgresora, alejándose de lo que a priori debería ser la industria española, con unas actrices que son gente del pueblo, con una edad, con cuerpos evidentemente normales, es una revolución.

Ainhoa Rodríguez recibe la Biznaga de Plata por 'Destello bravío'. Foto: Festival de Málaga
Ainhoa Rodríguez recibe la Biznaga de Plata por ‘Destello bravío’. Foto: Festival de Málaga

¿Cómo surgió la idea de esta película?
Una de las películas que quería hacer era en un pueblo, ya hice un trabajo de campo en algún otro pueblo años antes, y tenía esa idea de un destello bravo, bravío, que iba a pasar e iba a borrar la memoria en un pueblo. De eso quedó algo que luego nutrió la película, porque en realidad la historia se construyó en Puebla de la Reina, donde estuve viviendo durante nueve meses para la película, pensando para la película, mirando y escuchando para la película; trabajé en un taller con un grupo de mujeres que me introdujeron en el pueblo, convocaba casting multitudinarios, también hacía casting de casa en casa, me iba adentrando en sus vidas, iba captando aquellos hilos argumentales que me interesaban. Fue mucho tiempo de trabajo muy intenso, muy agotador, con la jefa de producción Ruby Aveldaño, la directora de arte Laura García-Serrano y el director de fotografía Willy Jáuregui, hasta que un buen día el guion se cerró porque era necesario para estructurar lo que sería el rodaje. Pero es una estructura muy pensada, porque quería trabajar esa estructura no lineal, con saltos en el tiempo hacia el futuro y que luego terminaba en el propio futuro.

La película bebe absolutamente de Puebla de la Reina, pero no es un documental, es una película sobre un pueblo imaginario del suroeste español, con un acento que obviamente sabe a Extremadura, que refleja la idiosincrasia extremeña, nuestra identidad, la extremeñidad de lo local.

Parte del elenco de la película 'Destello bravío'. Foto: Ruby Aveldaño
Parte del elenco de la película ‘Destello bravío’. Foto: Ruby Aveldaño

Al frente de la película ha estado tu propia productora, ‘Tentación Cabiria’. Suponemos que eso aumenta tu implicación pero también las dificultades del proyecto.
Eso me permitió tomar decisiones creativas en cierta libertad, porque luego la libertad absoluta no existe, sobre todo cuando tienes muchas limitaciones presupuestarias, y en este caso también por la idiosincrasia del proyecto, con actrices y actores naturales que nunca se han puesto delante de una cámara, volcar a un pueblo como si fuera una ‘cinecittà’ en un rodaje con las distancias que hay en Extremadura…

Nos metimos en un buen lío y la película no se hubiera conseguido sin la implicación física y emocional y la sensibilidad particular del equipo y de todas las manos tendidas que tuvimos en el camino; esta película con mucho dinero no se hubiera logrado, era necesaria una implicación que no la daba el dinero.

Con ella has puesto el foco en la denominada ‘España vaciada’, y también en el papel de la mujer en el mundo rural. ¿Qué has querido transmitir con ella?
La película es guerrera, es luchadora; se aleja de la idea maniqueísta de los buenos y los malos, estas mujeres tienen luces y sombras y no tienen comportamientos en absoluto loables, pero son víctimas de una situación del sistema social; es una película que es consciente de lo que tiene delante y reflexiona sobre ello, invita al que la mira a continuar con esa reflexión y a implicarse de una manera emocional y activa.

El tema de la ‘España vaciada’ me lo encontré nada más llegar al pueblo, ese mantra, ese “ya no es lo que era”, “ya no hay niños”, “no hay nada que hacer aquí”, y no podía mirar para otro lado, tenía que beber de ello y reflejarlo; es verdad que está ese pueblo que se está deshaciendo, esa frustración y esos personajes que se aferran a las tradiciones casi como un resquicio de vida que conocen, el último.

Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de 'Destello bravío'. Foto: Ruby Aveldaño
Ainhoa Rodríguez, durante el rodaje de ‘Destello bravío’. Foto: Ruby Aveldaño

¿Ha sido fácil trabajar con las protagonistas reales de las historias que cuenta la película?
Ha sido un proceso muy laborioso, complejo, agotador; además eran muchas actrices, porque tenía esa idea del relato coral y requiere mucho tiempo, también por parte de ellas, mucha implicación, tejer un hilo previo de confianza. Pero también me dio momentos de absoluta felicidad, de magia, que es por lo que hago cine.

En varias ocasiones te has referido a esta película como un ejemplo de ‘realismo mágico’. ¿Nos explicas este concepto?
Son la combinación de elementos de realidad y de cotidianeidad de un pueblo y de tradición de un pueblo, y luego elementos de hiperrealismo, de magia, que al mismo tiempo que están y que pudiera parecer fuera de esa realidad sin embargo pertenece absolutamente a la esencia de ese pueblo porque forma parte de sus leyendas, y de sus creencias.

Esta película entronca mucho con la necesidad del pueblo de fabular para encontrar un sentido a la existencia y cómo en el juego del cine había lugar para la fantasía, y cómo entronca eso con la infancia, y con la infancia perdida y yo sentía la necesidad de conectar en esa cuestión de la reinvención de la realidad.

La película fue la representación española en el Festival de Róterdam, y acaba de ganar la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga. ¿Qué recorrido le auguras a partir de ahora?
Esta época tan mala que llevamos ha afectado a los eventos cinematográficos, y no podemos olvidar que el cine es un arte colectivo, no solo de creación sino de reunión, y eso es una religión que necesita un templo y ese lugar son las salas, los festivales. Pero, aun así, la película lleva sin parar de recorrer festivales en un año en el que cada vez los festivales están más reducidos, se celebran menos y además están reduciendo la selección de películas; están proyectando muchas menos películas, por tanto es un logro mayor que ‘Destello Bravío’ sea una de las películas españolas que más está recorriendo festivales internacionales. Ahora vienen algunos en verano y luego el otoño, que es una etapa muy fuerte de festivales, y algunos de un peso muy interesante, así que espero poder vivirlo y disfrutarlo. Todavía le queda mucho recorrido a ‘Destello bravío’.

Críticas de la película 'Destello bravío'
Críticas de la película ‘Destello bravío’

No solo ha sido premiada la película, puesto que tú has recibido el galardón a la mejor dirección en el Festival de Vilnius ‘Kino Pavasaris’, y además en tu primer largometraje. ¿Cómo lo has vivido?
Es el festival más importante de Lituania, y con un jurado muy potente. Aunque no pude asistir fue una alegría, y además competía con películas muy potentes con las que ya había coincido en festivales muy punteros; que decidieran darme el premio a mí, a mi dirección, es un reconocimiento a un trabajo. La película está funcionando, y la única forma que tenemos de hacernos internacionales es proteger nuestra alma y beber de nuestro acento, de nuestro costumbrismo, de nuestra cultura.

Directora, productora, guionista… ¿en qué faceta te encuentras más cómoda?
De directora, absolutamente. Yo soy directora, también soy guionista pero considero que es una parte complementaria a la dirección. También el ejercicio de producción tiene que ser creativo y tiene que entender el proyecto, pero no me interesa tanto la producción. Me gustaría encontrar nuevas vías, nuevos compañeros que entiendan que no todas las metodologías de una película tienen que ser la misma, porque las películas son distintas.

Ainhoa Rodríguez con las bravías del Laboratorio de Cine, Mujer, y Miradas no Normativas: El viaje hacia la película. Foto: Fernando López
Ainhoa Rodríguez con las bravías del Laboratorio de Cine, Mujer, y Miradas no Normativas: El viaje hacia la película. Foto: Fernando López

No olvidamos tu perfil docente, con múltiples talleres y cursos desarrollados especialmente en entornos rurales extremeños. ¿Cuál es el objetivo de esta labor divulgadora?
La faceta docente comenzó en la época de la tesis doctoral, y después he trabajado mucho como docente, incluso he colocado muchos elementos enfrente de los alumnos que me han hecho mirar y buscar otras perspectivas; ha sido muy interesante para mí, te hacen exigirte más y también tenemos lugar para la investigación. No me parece en absoluto baladí la docencia para una cineasta, no sé si la podré hacer siempre o de manera continua, pero no me quiero desvincular de ella.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?
A raíz de la película tengo mucho trabajo, con masterclass o charlas con docencia, pero eso es a corto plazo; estoy deseando meterme a rodar la siguiente película, me apasiona este oficio y cerrarme en torno a una historia y trabajarla. De momento tengo varios proyectos pero en una fase muy primaria, que tienen que ser desarrollados, y tengo que elegir compañeros de viaje.

En otras entrevistas relacionadas con el cine hemos hablado de su responsabilidad como vehículo transformador de la sociedad.
No es solo que una película te puede cambiar la vida, te puede hacer vivir y crecer. Además, el propio proceso de creación cinematográfica es transformador, puede ser curativo. En ‘Destino bravío’ hay un ejemplo claro; una película que a priori podía ser compleja para sus protagonistas la han vivido desde las entrañas y han dicho en varias entrevistas que esta película les ha cambiado.

Equipo técnico artístico de 'Destello bravío' el día de su presentación en Málaga. Foto: Festival de Málaga
Equipo técnico artístico de ‘Destello bravío’ el día de su presentación en Málaga. Foto: Festival de Málaga

¿Qué opinión tienes del cine y del sector audiovisual extremeño?
Pienso en mí como una apasionada kamikaze que se entrega absolutamente a una película como un proyecto vital, pero sin la infraestructura y sin el apoyo suficientes. El problema es que no se entiende que es una película extremeña, hecha con esfuerzo, desde las entrañas y con profesionalidad, el mejor de los embajadores posibles, pero tiene que haber gente que sepa de cine, que esté formada, que se plantee como reto hacer una pequeña industria y un pequeño movimiento de cine y de autores fílmicos extremeños.

Eso no sucede por más que nos juntemos y hablemos, al final es cada francotirador a por su película, luchando su propia batalla; necesitamos el paraguas, el cuidado, el apoyo de una institución cultural que en mi caso no he encontrado, ni siquiera cuando la película, extremeña, con acento extremeño, con rostros extremeños, de idiosincrasia absolutamente extremeña, ha inaugurado la sección oficial de un festival tan importante como el de Rotterdam, algo que no sé si había pasado en alguna otra ocasión en el cine extremeño.

Probablemente sea por desconocimiento, pero entonces habría que rodearse de conocimiento en materia de lo cinematográfico, y proteger nuestra cultura desde lo regional, no avergonzarnos de nuestra alma, de nuestro acento, no pretender ser otros.

Está bien fomentar los rodajes en Extremadura porque van a generar riqueza. Pero no hablo de ‘Juego de tronos’, o de películas que vienen a rodar a Extremadura pero que no muestran que sea Extremadura, eligen los lugares para que no se vea que es Extremadura, y muestran un parque que pudiera ser un parque en Alcalá de Henares, y con actrices que no tienen acento extremeño, o que no hay una autoría sobre lo extremeño. Hablo de nuestros proyectos; si eso no se sabe, no se defiende, es muy complicado que salga adelante porque cada película en estas condiciones independientes, como ha sido la mía y como ha sido la de otras muchas compañeras, es un hito y un milagro, con tan poquitos apoyos; sí que he contado con la Diputación de Badajoz, que siempre ha creído en el proyecto y fue un importante empuje, y también con la Diputación de Cáceres posteriormente, pero una película, cuando trabajas con un equipo tan enorme y tan necesario durante tanto tiempo y en tantas fases, necesita un presupuesto digno, o desapareceremos porque no es sostenible.

¿Qué le dirías a alguien que comparta tu vocación y decida formarse en cinematografía?
Le diría que no desfallezca; si realmente tiene esa necesidad absoluta de lo filmológico y de crear con una cámara y con sonido le diría que persevere, aunque es un camino muy largo, muy difícil, muy duro; le diría que busque su propia personalidad, su propia voz, y sobre todo que no haga concesiones como autora en su trabajo por un sentido de industria, porque entonces estará perdiendo la obra que quiere hacer; en cada concesión que haga y renunciando a lo que se quería hacer, la obra original se da desdibujando más y más, y es muy importante reconocer la obra al final, sentir que es la tuya y la que querías hacer.

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