Hay personas cuya huella trasciende su trayectoria profesional, que iluminan con su presencia discreta y generosa y que, incluso en la ausencia, siguen dejando luz. Andrés Bas Santa-Cruz fue una de ellas.
Hablar de Andrés Bas Santa-Cruz es hablar de compromiso. Compromiso con la medicina, con la docencia, con la innovación y con las personas. Licenciado en Medicina y Cirugía, durante décadas desarrolló su carrera con un enfoque riguroso, sereno y profundamente humano, ganándose el respeto de compañeros y pacientes por igual.
Quienes trabajaron a su lado destacan no solo su solvencia profesional, sino también su actitud discreta, su capacidad para escuchar y su voluntad constante de aportar. Nunca buscó protagonismo, pero fue pieza clave en muchos de los espacios donde decidió implicarse.
Además de su labor médica, participó activamente en iniciativas que combinaban salud, investigación y divulgación. Junto al cirujano infantil Santiago Sanjuán fue uno de los impulsores de Videomed, el certamen internacional de cine médico, científico y sanitario, al que dedicó años de trabajo convencido de su valor como herramienta de formación e intercambio. Su visión contribuyó a situar este proyecto como un referente internacional en el sector.
También desempeñó un papel relevante en la Asociación Española Contra el Cáncer, presidiendo su consejo ejecutivo en la provincia de Badajoz. Desde allí impulsó campañas de prevención, apoyo a pacientes y líneas de colaboración entre instituciones, siempre con el mismo enfoque constructivo y responsable que marcó toda su trayectoria.
No era amigo de los reconocimientos públicos, pero su legado está en cada persona a la que acompañó, en cada proyecto en el que dejó su impronta, en cada gesto que puso al servicio del bien común.
Hoy no se trata solo de despedirlo, sino de recordar lo que construyó y agradecer todo lo que dejó hecho. Andrés Bas Santa-Cruz fue un profesional íntegro, un luchador por la difusión del bienestar a través del conocimiento y, ante todo, una buena persona.
A Andrés le gustaba más construir que destacar. Hoy, al recordarlo, sabemos que logró ambas cosas; y que su recuerdo seguirá vivo entre quienes le conocimos.