Habitualmente, cuando los niños escuchan la frase ‘aprender es divertido’ no suelen encontrarle el sentido a que el aprendizaje puede realizarse por un medio que no sea tan académico y de una forma más lúdica.
Por suerte para las nuevas generaciones existen diversas metodologías activas que cada vez se trasladan con más frecuencia al aula, y que dejan de lado los tan temidos procesos de aprendizaje de memoria, aprendizaje que se pierde con el tiempo al ser puramente memorístico.
Estas metodologías colocan al alumno en el centro de su propio aprendizaje, haciéndolo sentir protagonista y, en consecuencia, más partícipe de este. Se fomenta el trabajo en equipo, parte de la experiencia previa, desarrolla la comunicación y respeta al máximo los intereses del alumno. El objetivo final es que el alumno aprenda de una forma constructiva y que no sea un mero receptor de información.
Hay una frase magnífica de Ignacio Estrada: “Si un niño no puede aprender de la manera en que le enseñamos, quizá debemos enseñarles de la manera en que aprenden”; es decir, la enseñanza no puede concebirse actualmente como una mera transmisión de conocimientos, el maestro debe esforzarse en descubrir de qué manera aprenden los niños para poder enseñarles.
Este cambio de metodologías ha generado gran cantidad de estrategias para llevar a cabo un aprendizaje significativo, que según el psicólogo y pedagogo David Ausubel es un tipo de aprendizaje en el que un estudiante puede relacionar la información nueva con la que ya posee, reajustando y reconstruyendo ambas informaciones en este proceso.
Por ejemplo, cuando los niños están aprendiendo los nombres de los animales los ven en los libros, los asimilan, aprenden su sonido, sus colores y rasgos, si tienen manchas, si tienen orejas largas, etc., y así, cuando van de visita a una reserva natural, al zoológico, o a una granja, y ven a los animales en su ambiente natural y vivos, los relacionan con la información previa recibida en el aula.
Algunas metodologías de este tipo son:
- Aprendizaje basado en proyectos, que involucra a los estudiantes de una manera activa en su aprendizaje al pedirles que investiguen la respuesta a alguna pregunta o problema del mundo real para crear una solución concreta.
- Aprendizaje colaborativo, mediante el cual los alumnos se organizan en grupos para realizar actividades de una forma en la que colaboran todos los integrantes del grupo y elaboran el resultado final.
- Aprendizaje-servicio, que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad, de forma que los alumnos se involucran en las necesidades de su entorno e intentan mejorarlo.
Hay que tener en cuenta que no hay malos alumnos, lo que ocurre es que no siempre somos capaces de llegar a ellos, conseguir que se motiven y que se interesen por la materia; y ese es un trabajo difícil, pero a la vez muy gratificante, pues el maestro es aquel que hace que las cosas difíciles parezcan fáciles, y esas enseñanzas perdurarán en nuestro recuerdo.