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Breves apuntes sobre la literatura regional extremeña en extremeño. Grada 163. Javier Feijóo

Breves apuntes sobre la literatura regional extremeña en extremeño. Grada 163. Javier Feijóo
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“Hubo un tiempo, a finales del siglo XIX, que los vates gallegos, catalanes, murcianos y extremeños cantaron sus amores del terruño en los varios dialectos y lenguajes locales. Fue un resurgimiento del ideal estético y regionalista. Entre nosotros Gabriel y Galán alcanzó la máxima popularidad. Este movimiento fuese debilitando con la desaparición de los maestros que lo iniciaron y la crítica aprovechó aquel instante para empequeñecer el valor de la poesía popular, falseada por la cultura de sus inspiradores. Durante estos últimos años, las flores campesinas han vuelto a retoñar. Tal vez con más pujanza. La obra del ilustre Chamizo lo confirma”.

Publicada en La Revista de Estudios Extremeños, de la que fue fundador en 1927, esta reflexión de Enrique Segura Otaño (Estella, Navarra 1882 – Badajoz, Extremadura 1975), militar, escritor, ensayista y traductor, confirmaba que la piedra angular del regionalismo literario en Extremadura fue la obra que nos legaron esos dos poetas.

No en vano Miguel de Unamuno, en el caso de José María Gabriel y Galán, y José Ortega Munilla (padre de José Ortega y Gasset) en el de Luis Chamizo, con su abierto reconocimiento y elogio contribuyeron a la difusión de sus obras.

No obstante, conviene decir que Vicente Barrantes Moreno (Badajoz 1829 – Pozuelo de Alarcón 1898), anterior a Gabriel y Galán y Luis Chamizo, fue el primer autor del que tengamos noticia que utilizó el habla extremeña en un texto literario, concretamente en el sainete cómico ‘Idilio de última moda’, incluido en su obra ‘Días sin sol’ (1875).

Por su parte, Felipe Trigo (Villanueva de la Serena, Badajoz 1864 – Madrid 1916), en sus novelas ‘El médico rural’ (1912) y ‘Jarrapellejos’ (1914); y Antonio Reyes Huertas (Campanario, Badajoz, 1887-1952), en su novela ‘La sangre de la raza’ (1919), entre otras, también pusieron en la voz de sus personajes numerosos extremeñismos, contribuyendo, así mismo, a la puesta en valor del dialecto extremeño en el ámbito literario.

José López Prudencio (Badajoz 1870-1949), escritor, periodista, ensayista y crítico literario, respondía así ante las posturas que negaban la existencia de una literatura dialectal en Extremadura: “La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad con los defectos sociales y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario”.

El profesor, filólogo, lexicógrafo y escritor Alonso Zamora Vicente (Madrid 1916 – San Sebastián de los Reyes 2006), tras estudiar concienzudamente a los autores regionalistas extremeños, afirmaba: “No se trata, como una visión estrecha podría deducir, de una disgregación, sino, por el contrario, de una segura integración. En último término toda esta poesía en tono casero encierra una mirada a la realidad más cercana, de la que todos pretenden ir sacando vivencia, resonancia, aliento de permanencia…”.

En definitiva, de lo que no cabe ninguna duda es de que existen en Extremadura diversas variedades lingüísticas, con características idiomáticas diferenciales, así como un vocabulario específico en unas y otras zonas de la región, como queda constatado en los estudios y trabajos realizados por Rafael García-Plata de Osma, Francisco Santos Coco, Antonio Murga Bohigas, Antonio Viudas Camarasa, Pilar Montero Curiel, José Antonio González Salgado, Francisco Rodríguez Perea y Valeriano Gutiérrez Macías, entre otros muchos.

Pero desde aquellas poesías ‘Extremeñas’ de Gabriel y Galán (Frades de la Sierra, Salamanca 1870 – Guijo de Granadilla, Cáceres, 1906); ‘El miajón de los castúos’ y ‘Las brujas’ de Luis Chamizo (Guareña, Badajoz, 1894 – Madrid 1945); o las novelas citadas de Felipe Trigo y Antonio Reyes Huertas, hasta la actualidad son muchos los estudiosos y escritores que han indagado en su estudio y utilizado literariamente esas distintas variedades lingüísticas que aún perviven a lo largo y ancho de nuestra geografía extremeña. De todos ellos pueden encontrarse breves apuntes biográficos y datos de sus obras en la Biblioteca virtual extremeña, creada por Manuel Trinidad Martín, bibliotecario y estudioso incansable de todo lo concerniente a la cultura popular de Extremadura.

A modo de apunte, podríamos mencionar algunos:

  • Juan José Camisón, autor del libro ‘Marabajas (Poesía extremeña)’, edición del autor (2002), En el que resalta el dominio y conocimiento del léxico extremeño para mostrarnos un mundo lleno de nostalgias con regustos a lumbre y a sementera.
  • José María Alcón Olivera (Guijo de Galisteo, Cáceres 1956) autor de dos novelas escritas íntegramente en extremeño: ‘Requilorios’ (1985) y ‘El revesinu’ (2010).
  • Antonio Garrido Correas, autor de la traducción al extremeño, con el título de ‘El prencipino’ (Carisma Libros, 1999), de la famosa obra de Saint-Exúperi ‘Le petit prince’ (‘El principito’); así como coordinador de la traducción de esa misma obra a la lengua del Valle de Xálima (a fala), con el título ‘U pequenu príncipe’.
  • Luis Martínez Terrón (Ceclavín, Cáceres 1930), quien, además de sus ‘Poemas de carne y tierra’ (1991), es el editor de la ‘Primera Antología de Poesía Extremeña’ (2005), en la que reúne a 35 autores con obras escritas en habla extremeña.
  • Cruz Díaz Marcos (Casillas de Coria, Cáceres 1955), con su reciente poemario ‘La juélliga. Sentiris de la mi tierra’ (2019), el primer texto escrito conforme a unas normas gramaticales elaboradas por la asociación Órgano de seguimiento y coordinación del Extremeño y su cultura (Oscec). Un libro que el autor describe como “un refugio en el recuerdo de la infancia. Una queja dormida en la soledad de una tierra siempre en silencio, generosa, sufrida, llena de abandonos y de heridas”.

Mis poemarios ‘De la corteza de la encina’ (Lusitania Ediciones, 1998) y ‘¡Asina! Sentimientos en castúo’ (Lusitania Ediciones, 2000), con varias reediciones, así como ‘Alreó’l tiempo’ (autoedición digital, 2009), suponen, hasta la fecha, mi humilde aportación a este complicado intento de perpetuar el habla de Extremadura y otorgarle el verdadero valor que literariamente le corresponde.

Publicado en la Revista Interoceánica de Literatura ‘Gure Zurgaia’, número 2, Primavera 2021

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