En esta época del año puede haber varios tipos de personas.
Por un lado, están las que se sienten optimistas, con energía para hacer cosas y ven la etapa de la Navidad como un momento de unión familiar y de reencuentro con las personas que más quieren.
Por otro lado están las que se sienten negativas, tristes y muy decaídas, viviendo la Navidad como un momento que les entristece, quizás por la gente que falta y no está con nosotros y nosotras.
Lo que está claro es que nuestra capacidad de afrontamiento será prioritaria para desenvolvernos hacia un lado o hacía otro en esta etapa del año.
Si eres de las segundas y vives con nostalgia este mes, intenta rodearte de gente que te aporta alegría y hacer cosas que te gustan; ocupar tu tiempo y distraerte te ayudará a tener la mente distraída de pensamientos negativos.
Intenta en esta época ser muy organizado; una agenda diaria te hará que tengas todo en orden y no te supere cualquier situación. El estrés paraliza en ocasiones y nos bloquea, haciendo que tengamos fallos de memoria, provocándonos un estado de nerviosismo excesivo que se puede evitar.
La Navidad debes vivirla como una etapa más de año y vivirla con normalidad.
Si tienes en estos días vacaciones intenta aprovecharlos para estar más relajado o relajada y priorizar en ti.
Piensa en este año que se está acabando y haz un balance sobre cuáles de tus expectativas se cumplieron y cuáles no.
Piensa en las metas y objetivos que te marcarás el año próximo y haz un plan de cómo ejecutarlo; es importante también que aprendas a disfrutar del proceso y disfrutes los pequeños momentos.
En el día a día tendrás momentos de bajón en la Navidad, pero no te dejes llevar por ese estado; quizás debes permitirte estar mal, pero solo un ratito, aproximadamente no superior a 15 minutos, y coger fuerzas para continuar intentando estar más alegre.
La positividad atrae a la positividad, así que intenta no pensar en negativo y aprovechar cada minuto del día.