Cada verano esperamos una aventura, algo que nos haga desconectar de la rutina. Sin embargo, estas vacaciones post-pandemia para la mayoría van a ser un tanto diferentes.
La aparente normalidad abre las puertas a nuevas normativas y actividades; casas rurales, compartir una barbacoa en un círculo más reducido de amigos, cine al aire libre o moverse en autocaravana, lo que es sinónimo de libertad, de improvisar.
Bien optemos por el viaje del caracol y seguir con un cierto confinamiento o decidamos quedarnos admirando el jardín de nuestra casa, las plantas de la ventana o el cuadro del salón, lo importante está en ajustarnos a nuestras necesidades o preferencias, en romper un poco con horarios establecidos y disfrutar de la naturaleza y actividades al aire libre, sin agobios.
Siempre captaron mi atención los caracoles; son muy fuertes e inteligentes, puede levantar 10 veces su peso corporal en posición vertical y cubrir su cuerpo con una fina capa de moco que les impide secarse; incluso, a veces, hibernan en verano con el fin de sobrevivir si se enfrentan a una importante sequía, viviendo de la grasa que tienen almacenada.
Estas vacaciones actuemos con la fuerza e inteligencia de este molusco terrestre, recordando que invertir en bienestar es ganar en calidad de vida. Aprovechemos y disfrutemos de las oportunidades de las que disponemos y, con paso lento y pausado, parémonos a contemplar el paisaje, ya que como dice una frase de Stephen King, “ningún verano dura eternamente”.