En tos laos van y me icen, mu curiosos,
que por qué jago mis rimas en castúo,
yo cavilo qu’es que a veces m’adecúo
y mis versos se jilvanan mu jonrosos.

No arrebusco los palabros más rimosos,
ni m’enreo por las ramas, sólo actúo,
y es que a veces soy asín de cojonúo
y enjareto argunos versos primorosos.

Sólo asina este soneto tié sentío,
quieo icir que sólo asina se comprende
porque asina lo ventila mi albedrío.

La poesía ni se compra ni se vende,
porque naide ve mercaos en este lío,
y el castúo ni s’enseña ni s’aprende.

Con este soneto, que ya publiqué en octubre de 2017, me despido de esta columna con la que he venido colaborando en Grada desde enero de 2015. Ochenta participaciones en esta revista con comentarios, noticias, homenajes, análisis y, sobre todo, versos, muchos versos, propios y ajenos, escritos en lengua extremeña, porque, como diría Julián Mojedano Muñiz en el prólogo de mi libro ‘¡Asina! Sentimientos en castúo’, “para mí, hablar de los versos ‘castúos’ y en ‘castúo’ es un desahogo para el alma. Es como dejar en libertad esa carga de amor y de dolor que acude a la mente con ellos”.

Y este es el momento que he considerado oportuno para ceder este espacio en la revista a quienes, desde hace años, vienen trabajando, con sobrada solvencia, para que el estudio, la recopilación, la enseñanza y la difusión del verbo extremeño sea el objetivo a lograr para poner en valor esa seña de identidad que nos distingue y nos permite expresar nuestros sentimientos con exactitud lingüística y con ese inequívoco acento delator de nuestra nacencia.

Así pues, les dejo en muy buenas manos, reciban con los brazos abiertos a los miembros del Órganu de Seguimientu y Cordinación del Estremeñu i la su Coltura (Oscec Estremaúra), con quienes me fundo en un abrazo, al tiempo que les cedo el testigo en esta revista Grada, a la que agradezco muy sinceramente su cordialidad y su confianza en mí durante estos más de siete años de ‘castúa’ colaboración.