El anillo del Pescador o ‘anillo piscatorio’ (en latín Anulum Piscatoris) es un anillo usado por el obispo de Roma (el papa) quien, como sucesor del apóstol San Pedro, se considera la cabeza visible de la Iglesia Católica.
Se llama anillo del Pescador, con ‘anillo’ en minúscula, o ‘anillo piscatorio’, no ‘pescatorio’. Su nombre se debe al antiguo oficio de pescador del apóstol, cuyo sucesor es el papa. Cada sumo pontífice porta un anillo hecho usado con los restos del anterior y en él se grabará un nuevo sello. El anillo del Pescador lleva la imagen de San Pedro pescando en un bote, bordeado por el nombre del papa que ocupa la sede en ese momento en latín.
La destrucción del anillo del Pescador es una ceremonia propia de la Iglesia Católica durante el período de Sede Vacante, tras el deceso o la renuncia de un papa. Ya hemos dicho que el papa no dimite ni abdica, renuncia a su papado, de acuerdo con el verbo empleado en el Código de Derecho Canónico. Al contrario que un rey reinante, que sí abdica en su sucesor o sucesora.
Después de que el equipo médico verifique el cese de actividades vitales, el camarlengo (gobernador temporal en sede vacante) debe llamar al difunto pontífice tres veces por su nombre de pila, para luego golpear su frente con un martillo de plata. Tras este rito, el camarlengo declara “Verus Papa mortuus est” (Realmente, el papa está muerto). Finalmente, el propio camarlengo retira el anillo de la mano del cadáver. El camarlengo es quien se encarga de destruir el anillo, supuestamente golpeándolo con el martillo de plata hasta deformar completamente el sello y dejarlo inutilizable. Tras la destrucción del anillo se sabe que el material es utilizado para componer el nuevo anillo destinado al nuevo papa, el cual recibe el anillo de manos del propio camarlengo, en el momento en que acepta el papado. Lo más probable es que el nombre en latín del nuevo pontífice (que se encuentra escrito en el sello de cada anillo) sea grabado después de que el nuevo papa haya recibido el anillo de manera simbólica. A la vez que se destruye el anillo, también es destruido el sello de plomo con el escudo papal que este utilizó en vida para documentos públicos.
Tras la renuncia de Benedicto XVI ocurrió un hecho no habitual en la tradición: el anillo que le correspondía a este sumo pontífice no fue destruido, sino marcado por una cruz, anulándolo para evitar que sea utilizado nuevamente. En este caso, el anillo fue destruido en 2013 y habrá permanecido guardado hasta este momento para ser enterrado con el papa emérito. Los pedazos del anillo se guardaron en una bolsa de terciopelo que se entierra en una caja de plomo junto al papa fallecido. Su sucesor, el papa Francisco, solicitó que la fundición del nuevo anillo no fuera en oro macizo como marca la tradición, sino que, en un gesto de austeridad, fuese en plata dorada. Este metal se denomina en latín argentum, raíz del nombre de su país natal, Argentina (el país del río de la Plata). El papa Francisco inició así su pontificado con un anillo que no utilizó el material del anillo del papa saliente. Aun teniendo el anillo del Pescador, el papa Francisco suele utilizar comúnmente un anillo más simple que usaba desde que era obispo en Argentina. Rara vez usa otro fabricado en Barcelona, que le regaló un cardenal y que también es muy sencillo. Esa sencillez y austeridad del papa Francisco se puso de manifiesto, una vez más, en 2015, cuando tuvo que salir del Vaticano a una óptica de Roma para comprarse unas nuevas lentes. El Sumo Pontífice rechazó que le llevaran al Vaticano sus nuevas gafas y prefirió ir a por ellas personalmente. El Papa le pidió al dueño de la tienda que le cobrara el precio normal, sin hacerle reducciones ni favores. “No quiero unas gafas nuevas, solo hay que cambiar los lentes, no quiero gastar”, según contó el optómetra Alessandro Spiezia. Francisco había sido en el pasado cliente de esta tienda, así como el papa emérito Benedicto XVI, según el sitio de internet del negocio.
La primera mención del anillo del Pescador usado por los papas es una carta del papa Clemente IV escrita en 1265 a su sobrino, Pedro Grosi. El autor afirma que los papas acostumbraban a sellar sus cartas privadas con el “sello del Pescador”, mientras que los documentos públicos se distinguían por las “bulas” de plomo adjuntas. Sin embargo, desde el siglo XV, el anillo del Pescador se usa para sellar los documentos papales oficiales que se conocen como Breves. El cardenal camarlengo es quien coloca el anillo del Pescador en el dedo anular del papa recién electo. Está hecho de oro, tienen una imagen de san Pedro en un bote pescando, y lleva a su alrededor el nombre del papa reinante.