Todo pasó hace 75 años, el 27 de mayo de 1945. Una niña llamada Marcelina, de 9 años, salió de su casa del precioso pueblo de La Codosera, cuando al pasar por el paraje de Chandavila vio un resplandor en un castaño, le pareció una figura humana y no le dio importancia; pero, al volver a pasar por allí, ya la aparición le dijo que volviera por la tarde. Se lo dijo a su madre y entonces regresaron allí con una multitud de vecinos.
Se pararon a unos 60 metros del castaño, la Virgen le pidió que viniera de rodillas sobre espinos y a la niña nada le pasó, mientras que el que lo intentaba acababa con las rodillas destrozadas. Aquello lo vio tanta gente que no se podía discutir el milagro.
Allí permaneció unos 10 minutos arrodillada en éxtasis. Posteriormente contó que durante ese tiempo vio cómo se entreabrió el castaño y apareció detrás de él, adornada de lámparas preciosas, una hermosa iglesia. En su altar se hallaba la Virgen María, que le indicó que mojase sus dedos en la pila del agua bendita y se santiguase. Tras esto la aparición bajó del retablo y le preguntó si quería irse con ella. Al contestarle “Sí, Señora, ahora mismo” la Santísima Virgen le sonrió, le abrazó y le besó en la frente, sintiendo la niña sobre su cara el roce del manto de la Madre de Dios. Además, le expresó su deseo de que en el mismo lugar se levantase en su honor una capilla.
De forma paralela se produjeron las visiones de Afra Brígido Blanco, de 17 años. Frente al castaño de las apariciones vio salir de entre las nubes un objeto oscuro que, al irse acercando, dejó perfilada la imagen de la Virgen Dolorosa, con el rostro vuelto hacia la derecha. La Virgen pidió el rezo del Santo Rosario y la construcción de una ermita en aquel lugar, así como que cantara en la misa solemne del 4 de septiembre.
Fue noticia inmediatamente, el diario oficial ‘Informaciones’ mandó a sus reporteros y queda constancia de aquellas primeras entrevistas.
La Iglesia jamás se había pronunciado de forma oficial sobre estos hechos, aunque permitió la construcción del santuario, obras que comenzaron el 27 de mayo de 1947. El complejo religioso está compuesto por una pequeña capilla, que cubre y encierra el castaño donde se manifestó la Virgen, y una iglesia de mayores proporciones, presidida por una imagen de Nuestra Señora de los Dolores.
Gracias al esfuerzo de su cofradía, del gran apoyo del escultor Jenaro Lázaro Gumiel, que dedicó vida y obra al santuario, y a los miles de peregrinos, Chandavila es hoy el principal destino peregrino de la provincia de Badajoz, con una importante componente transfronteriza por la gran cantidad de peregrinos portugueses.
Pero ha sido decisiva la gran labor de nuestro arzobispo Celso Morga, consiguiendo este año jubilar, por su septuagésimo quinto aniversario, que muestra el reconocimiento de la Iglesia a lo acontecido. Hay un antes y un después de este Año Jubilar que él mismo inauguró con la apertura de la puerta santa, el pasado 27 de mayo.
A raíz de este reconocimiento el Ayuntamiento de La Codosera se ha movilizado con todos sus medios para divulgar este evento, que Chandavila-La Codosera sea más conocida aún, y que este Año Jubilar sea un motor de desarrollo económico y social para la comarca.
Por último, tengo el enorme honor de haber sido elegido comisario de la iniciativa de apoyo al Año Jubilar.