Del libro ‘De la corteza de la encina’
…Tú no t’enfusques más hija,
¡éjate de mojigangas!
ve y arréglate ese pelo
que hoy te jago yo la cama;
y si acaso te dio un beso
lávate mu bien la cara
pa que se vaya’l jeó
del suó d’esa alimaña.
Y no me mires asina,
que hay qu’icir las cosas claras,
cuando un hombre te s’acerca
tiés que miralo a la cara
y antes e ve si es mu guapo
ve si tié intinciones sanas,
mirando fija los ojos
qu’es el espejo del alma;
y hay que fijase’n sus manos
p’adeviná si trebaja
y tené mucho cuidiao
con los palraos que nus largan,
que a veces nus aturrullan
y con poco nus engañan.
Y esto no es pa molestate,
quieo queá las cosas claras,
que tú eres ya una mujé
y mereces mi alabanza,
porque l’has parao los pies,
tu jonra s’ha queao sin mancha
y me siento mu jonrá
al ve que sabes guardala.
¡Anda espabila qu’es tarde!
y ya va ajuyendo’l alba;
y en este pueblo hay más mozos,
mu guapos y con agallas,
que tamién tién picardía
y gustan de las muchachas,
manque no palren iguá
ni gasten tantas palabras
como los de capitá,
pero en el campo trebajan
y con el suó de su frente
llevan el pan pa su casa.
Y ya no me jimples más
mi Mari Ángeles guapa.
¡Jasta’l nombre tiés bonito!
¡Lávate mu bien la cara!
¡Ve y arréglate ese pelo
que hoy te jago yo la cama!