¡Lo que hay que ver!
Veo que las redes sociales han crecido de manera considerable. Se dice que han venido para quedarse como algo que ya formará parte de nuestra vida cotidiana y para el futuro.
Están ya en cada rincón de nuestras casas, en los espacios de nuestro tiempo, en nuestros coches, en las operaciones bancarias y en los hospitales. Los niños nacen con ellas bajo el brazo y se hacen a ellas con espontaneidad.
Alguien, eufóricamente, se ha atrevido a gritar que “por fin las redes sociales nos han conseguido tener el mundo al alcance de la mano”. Sin embargo, pienso que no es oro todo lo que reluce y, que, como decía el poeta, “nada es verdad ni mentira sino según el color del cristal con que se mira”.
Perfiles y síntomas
Tienen el color de sus objetivos: extender opiniones para crear corrientes del pensamiento; mostrar las bondades de algunos grupos y las maldades y cerrazones que hay en otros. Es lógico que sea así en las sociedades plurales y democráticas.
Los síntomas para detectarlo se pueden ver por el nivel de ansiedad que generan al querer saber con rapidez hasta dónde llega la aceptación y el influjo de sus ideas, sea en el campo político, económico o de los éxitos efímeros de la fama.
Mi diagnóstico
Estamos a tiempo para anular el precio que pagan las personas enganchadas a las redes sociales como única referencia de pensamiento que vacía sus ideas y hasta la propia existencia. Eso no fomenta el crecimiento libre de los ciudadanos.
Alarmas
Saltan ya ante el excesivo poder que ejercen sobre las personas que no disponen de capacidad crítica para discernir los principios y las fundamentaciones de fondo. Las dictaduras del pensamiento, monocolor y cerrado, imponen mentiras camufladas de verdad a base de repeticiones.
Solución pedagógica
Pienso que se necesitan estrategias educativas y políticas para que las redes sociales se orienten a humanizar la sociedad.
Por una parte deben favorecer el crecimiento de la responsabilidad cultural de los individuos; y por otra, deben estar al servicio de la ética y de la moral de los derechos humanos para no caer en la pérdida de autoestima ni en la inseguridad que produce la pérdida de identidad.
Es preciso abrir campos de pluralidad en las redes sociales. Estimular la reflexión crítica ante las injusticias y tiranías que oprimen a los pueblos con el hambre y la imposición ideológica. Hay que abrir caminos para mejorar la educación en el espacio escolar y en los docentes, incluyendo las redes sociales como herramientas para acercarse a los ideales, y no para rebajarlos o destruirlos con su inmenso poder mediático.
Las redes sociales tienen que educar en el compromiso cívico y las responsabilidades sociales, en la madurez intelectual y en el sentido crítico para diferenciar lo verdadero de lo falso.
Reflexiona y habla con tus colegas a ver si esto es un perfil virtual o real. Como ciudadano de la calle, ¿qué otras soluciones das para equilibrar las bondades de las redes sociales y el desarrollo de las responsabilidades sociales?