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Pedagogía para perfiles virtuales (6). El perfil del ‘Escape’. Grada 158. Florentino Escribano

El perfil del ‘Escape’. Grada 158. Florentino Escribano
Foto: Cedida
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¡Lo que hay que ver!
Veo a muchas personas de todo tipo y condición social que, en cuanto disponen de unos espacios de tiempo vacío o de pequeñas esperas o en un simple instante de soledad, no tardan ni un segundo en mover los teclados de las pantallas de los teléfonos móviles o de cualquier pantalla, en general. Dicen que es para no aburrirse.

Veo que hay muchas personas con prisas para escaparse del agobio del aburrimiento al sentirse atrapado por el tiempo, o en busca de un escape por miedo al silencio o por encontrase perdido ante un vacío abrumador de sí mismo; pero todo se resuelve satisfaciendo los deseos con un ‘clic’ en el icono tecnológico de la pantalla.

Veo, también, que avanza una ‘cultura’ del escape o de la fuga a toda costa: escape en los fines de semana, en las vacaciones, escapar cambiando de lugar, escapar de la ciudad, escapar del ruido, escapar de la gente, escapar de la monotonía…

Perfil y síntomas
¿A qué obedece ese impulso de escapar? ¿Se trata, quizá, de escapar de la responsabilidad de la vida? Pienso que es muy agresivo afirmar eso.

Os invito a leer un libro del filósofo chino Byung-Chul Han, titulado ‘La sociedad del cansancio’. Probablemente sea algo que va con el aburrimiento que genera una sociedad en la que hay que estar siempre produciendo algo; por eso se hace inconscientemente con el objetivo de hacer productivo el tiempo libre, con la satisfacción de que la máquina tecnológica proporcione al instante los resultados deseados.

Dice el autor que esa constante búsqueda de resultados genera una sociedad del cansancio con sus enfermedades neuronales peligrosas. ¿Qué sucede cuando los objetivos más vitales y necesarios no se logran? Se constatan síntomas de vacíos mentales, situaciones de aburrimiento que provocan enfados impulsivos, agresividad y hasta violencia. Hay personas que buscan el escape porque se sienten descontentos con su vida, y por eso necesitan escapar para experimentar sensaciones nuevas como en una rueda que no se para nunca.

Mi diagnóstico
Me atrevo a afirmar que el problema está en el vacío existencial producido en las generaciones actuales de países acomodados porque en la vida no han tenido que luchar por nada, pues han recibido todo resuelto por los adultos.

Muchos jóvenes tienen ideales pero son idealismos del momento, es decir virtuales, que no tienen materia sólida pues les falta llenarlos del significado y del contenido filosófico que tienen los ideales fundamentados en grandes principios de la existencia.

El diagnóstico del escape va unido a la ausencia de raíces, que genera saltos existenciales en los que se vive a salto de mata. Con tanto escape no se construye un relato de vida continuado en el que el presente tenga conexión con el pasado y con el futuro. La sociedad del consumo ha generado tanto cansancio y aburrimiento que solamente se pude superar escapándose del presente rutinario para encontrar otro presente efímero y vuelta a empezar.

Alarma
Las alarmas de la mente saltan cuando detectan la dificultad para resolver problemas reales totalmente nuevos. Tener una actitud de solucionarlo con el ‘escape’ hace que un ser esté desestructurado, y eso le lleva a estar en constante actitud de huir de sí mismo, aunque sea escondiéndose en una realidad virtual. Eso es una alarma preocupante, pues incapacita a las personas para vivir en armonía consigo mismo y con el mundo real que le rodea.

Solución pedagógica
Hay que buscar soluciones en la interioridad de las personas, y una de ellas puede estar en la pedagogía aplicada a la educación que sea capaz de hacer personas competentes en elaborar pensamientos, comprender procesos que desarrollen innovaciones eficaces y eficientes.

Hay que educar para utilizar la información tecnológica con razonamiento selectivo, crítico, generando nuevos estímulos que desarrollen las dimensiones de la personalidad del ser humano que no son solo las intelectuales, sino también las sociales, afectivas, relacionales, éticas, vocacionales…

Queda mucho camino por andar y el escape no es la solución. Esto no es cosa de tendencias políticas convencionales de derechas o de izquierdas, sino de pluralidad de opciones complementarias entre todas las tendencias cívicas existentes.

Hay que ofrecer otra manera de educar en positivo. Dialogar mucho con los niños y jóvenes, especialmente para educar en el buen uso de la tecnología digital implicándose en el acompañamiento del desarrollo personal. La vida real es un proceso muy largo y constante.

Ir más allá del ‘escapismo’ nos exige a toda la tribu (sociedad) implicarse con paciencia, creatividad y esfuerzo en la vida real, con el fin de educar a personas coherentes, críticas e innovadoras en el pensamiento y en las actitudes, para mejorar el mundo real.

Reflexiona y habla con tus colegas a ver si esto del escape es un perfil virtual o real. Como ciudadano de la calle ¿Qué otras soluciones puedes adelantar para superar el síndrome del escape?

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