En los Centros de Día de Guadiana, Pueblonuevo y Valdelacalzada algo especial ocurre cuando comienza a sonar la música; rostros que estaban apagados se iluminan, los cuerpos se animan a moverse y las ganas de participar regresan.
Es el efecto de la danza funcional, una actividad terapéutica que forma parte del programa de atención a personas con deterioro cognitivo financiado por el Sepad y desarrollado por Fundación Sorapán de Rieros.
La propuesta, que se desarrolla semanalmente, está demostrando beneficios notables en la memoria, el estado de ánimo y la participación de los usuarios. La combinación de música y movimiento exige atención, coordinación y memoria, ya que deben recordar pasos y secuencias; esto se traduce en una estimulación cognitiva activa y divertida, pero sobre todo en una conexión emocional muy poderosa.
“El cambio es inmediato. Personas que normalmente no quieren participar en nada, en cuanto oyen la música se levantan, sonríen y siguen el ritmo. La danza les conecta con algo muy profundo”, cuentan los responsables del programa. Incluso quienes tienen más dificultades para expresarse se activan con la música y el acompañamiento del grupo.
La danza funcional no solo favorece el bienestar físico, sino que reduce el estrés, estimula los recuerdos y mejora la relación con los demás. En un entorno donde la apatía y la desconexión son frecuentes, esta actividad está consiguiendo que las personas vuelvan a sentirse vivas.
Este programa se enmarca en el propósito de Fundación Sorapán de Rieros de conseguir para cada persona un envejecimiento activo, digno y lleno de sentido.