Blanca Martín Delgado. Presidenta de la Asamblea de Extremadura
Hay cifras cuyo valor simbólico superan la mera notación del dato. Sucede con el número 18, asociado a la mayoría de edad, entendida esta como la liberación de las guías ajenas, de ser sin interferencias.
Como extremeños y extremeñas asumimos nuestra capacidad de obrar sin dictados de otros y otras cuando hace ya más de 40 años aprobamos nuestro Estatuto de Autonomía, cuando decidimos ser los dueños y las dueñas de nuestro presente y futuro.
Es ahí donde se enmarcan vuestros 18 años de vida, una mayoría de edad, la vuestra, que ha transitado por la senda marcada aquel febrero de 1983. Fue entonces cuando convenimos que el autogobierno era la herramienta idónea para iniciar la revolución que nos ha permitido avanzar hasta ser la comunidad en la que habitamos hoy: una región “activa en el proyecto de la Nación española”, y una comunidad, la extremeña, “fronteriza, europea y americana”. Una Extremadura “solidaria con cada rincón del planeta”.
Quienes formáis parte de la familia Grada habéis sido testigos de este éxito colectivo propiciado por quienes creyeron, y por quienes seguimos creyendo, en la fortaleza de un pueblo que ha vencido obstáculos y resistencias históricas para propiciar el bienestar de toda su ciudadanía. Y todo ello, además, sin olvidar sus raíces y haciendo de la memoria motor de impulso para vencer nostalgias que impiden la acción.
Las páginas de la revista, también su portal web, han reflejado la transformación experimentada en estos años y han acercado a las y los extremeños la institución que tengo el honor de presidir, la Asamblea de Extremadura. Es esta la Casa que nos representa a todos y a todas, la plaza pública donde convergen nuestras necesidades y anhelos para seguir construyendo una región donde todos y todas tengamos cabida. Un objetivo compartido por quienes ejercéis un periodismo comprometido que se convierte en el altavoz desde el que visualizar y denunciar las demandas y reivindicaciones de aquellas y aquellos sobre los que no se acostumbra a situar el foco.
Redirigir la mirada, también hacia nuestros vecinos portugueses, nos proporciona marcos distintos desde los que entender este mundo complejo.
Leer en papel en tiempos de inmediatez y digitalización propicia la pausa para la necesaria reflexión en estos tiempos acelerados donde habéis conseguido llegar a la publicación 200 sin perder la esencia con la que iniciasteis vuestra andadura.
Deseo que sean muchos más los números de Grada que sigan contando nuestra historia compartida. La historia de Extremadura.