Las ayudas técnicas para baja visión que los profesionales de ventas nos ofrecen son caras. Bueno, yo creo que excesivamente caras. ¡Qué narices… lo afirmo! Una lupa televisión que sirve para magnificar el texto de un libro, dependiendo del modelo y prestaciones, puede costar entre 3.000 y 5.000 euros. Y como nos podemos imaginar, en este mundo hay quien tiene dinero y quien no llega a fin de mes.

El principal motivo de los precios altos es la reducida demanda de los productos específicos para visión debido a que la población con baja visión es pequeña y fabricarlos conlleva costes
altos, así pues para que los fabricantes saquen beneficios deben incrementar los precios. A esto se le llama economía de escala.

Uno de los trabajos que realizo consiste en enseñar y mostrar todos los tipos de ayudas electrónicas para la visión que existen en el mercado para aprovechar al máximo el resto visual en la vida cotidiana. Al mismo tiempo muestro cómo hacerlos de forma casera a bajo coste, como la de convertir nuestros dispositivos cotidianos en ayudas ópticas. ¿Puede cualquiera leer una etiqueta con una letra minúscula? ¡Claro que sí! Creando una lupa electrónica de bolsillo a coste cero con la cámara del móvil a modo de lupa.

Alguien podría pensar que los profesionales vendedores de productos de apoyo para la visión deben de estar en contra de mi trabajo. Así me lo hizo saber una amiga a la salida de un taller donde mostré cómo hacer productos de apoyo de bajo coste a las personas que lo necesitan.
«¡Bravo, eres todo un experto! Los profesionales que se dedican a la venta de aparatos no estarán muy contentos.»

Está claro que todas las personas que ven mal desean ver mejor y, como he dicho anteriormente, en este mundo hay quien tiene dinero para comprar productos caros de apoyo para la visión y quien no llega a fin de mes. A esto hay que sumar que es muy alto el desconocimiento por parte de las personas con baja visión de la existencia de estos productos.

Es entonces que al acudir a los talleres se informan de los tipos de ayudas técnicas que existen para baja visión, y también aprenden a realizar una lupa televisión cuando conectan una antigua cámara digital o una tablet a la pantalla del ordenador. De esta forma pueden ver el texto más grande y mejor en un libro para poder leerlo.

No obstante he de indicar que en las charlas y cursos siempre se aconseja acudir a los profesionales que prescriban ayudas ópticas que mejor se adapten a la persona con baja visión. En ningún caso, ya sean productos par la visión originales o su versión de bajo coste, se debe omitir la prescripción del profesional especializado.

Es evidente que doy a conocer a las personas con baja visión y familiares, los productos que ayudan a aprovechar al máximo el resto visual en actividades de la vida diaria. Esto significa que hago publicidad, Y que habrá quienes económicamente prefieran comprarlos y quienes debido a sus precios inalcanzables sigan las pautas para realizarlos a bajo coste.