Películas de ciencia ficción como ‘Matrix’, ‘Elysium’ o ‘Al filo del mañana’ mostraban esas armaduras externas dotadas de movilidad que permitían tener más fuerza y habilidad de las adquiridas por propia naturaleza. Actualmente existen diversos proyectos en marcha relacionados con exoesqueletos; por ejemplo, el Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia ya utiliza estas armaduras mecánicas y robóticas para ayudar a los operarios en tareas repetitivas o que exijan cargar peso y así evitar daños físicos.
Un exoesqueleto es una estructura externa que se puede acoplar a las zonas del trabajador que soportan un esfuerzo repetitivo e intenso, más expuestas a sufrir dolencias, como puede ser la espalda y las extremidades. Desde el punto de vista laboral se evita que el trabajador sufra daños al facilitarle la realización de determinadas tareas. Los exoesqueletos activos incorporan, además de la propia armadura, un sistema de potencia a base de servomotores o sistemas hidráulicos que proporciona parte de la energía que necesita el operario para moverse y realizar su trabajo.
Este tipo de dispositivos forman parte de la llamada Industria 4.0, la cuarta revolución industrial, y firmas como Audi o grandes astilleros surcoreanos ya los utilizan en sus plantas.
Pero la naturaleza nos demuestra una vez más que está por delante de nosotros, pues hay animales que disponen de exoesqueletos, como el escarabajo acorazado diabólico (Phloeodes diabolicus) que habita en la costa occidental de Estados Unidos y que es capaz de soportar 39.000 veces su propio peso.