La historia de Gabriel Amado, nacido en Navalmoral de la Mata, es un ejemplo de resiliencia, superación y pasión por el deporte. Desde una infancia marcada por la curiosidad y los juegos callejeros hasta convertirse en un referente del deporte adaptado, ha demostrado que los límites son solo un punto de partida para quienes deciden superarlos.
Su vida dio un giro significativo tras un accidente en su niñez que le llevó a afrontar una discapacidad sobrevenida con valentía y determinación. Su incursión en el taekwondo llegó de forma casual, pero enseguida descubrió que esta disciplina deportiva no solo se adaptaba perfectamente a sus capacidades, sino que le ofrecía un camino para crecer tanto en lo físico como en lo personal.
A lo largo de su carrera, Gabriel Amado ha acumulado éxitos destacados, incluyendo su participación en campeonatos mundiales y su labor como seleccionador nacional de parataekwondo. Pero, más allá de los triunfos deportivos, su legado radica en los valores que representa: respeto, integridad y un profundo compromiso con la inclusión. Estos principios no solo guían su vida diaria, sino también su labor como entrenador, trabajando incansablemente para inspirar a otras personas, independientemente de que tengan una discapacidad.
Gabriel Amado es un ejemplo de cómo afrontar la vida con optimismo y determinación. Su capacidad para reinventarse tras cada desafío y su dedicación al deporte lo han convertido en una figura admirada dentro y fuera del taekwondo. Cada paso que da es un mensaje de esperanza para quienes buscan superar sus propias barreras y alcanzar nuevas metas.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
La recuerdo como una época divertida, llena de buenos momentos con los amigos y la familia; pasábamos mucho tiempo jugando en la calle, haciendo las típicas travesuras de niños. Recuerdo que el mejor momento era la merienda, con bocadillos de nocilla o de mantequilla con azúcar.
¿Nos cuentas el origen de tu discapacidad?
Fue una tarde de verano, el 25 de julio de 1993. Mis padres tenían una empresa de reciclaje, yo solía pasar ratos allí y esa tarde, enredando con unas de las maquinas, tuve un percance que me ocasionó la amputación de la mano derecha.
¿Ese suceso tuvo que ver con tu relación con las artes marciales, y en concreto con el taekwondo?
Antes de conocer el taekwondo no tenía interés por las artes marciales. Cuando era niño jugaba al fútbol, y también practiqué algún otro deporte, como el atletismo. Cuando decidí dejar el fútbol tenía 17 años, y comencé a ir a un gimnasio para compensar el lado derecho del cuerpo; fue allí donde conocí el taekwondo, una tarde el Maestro me invitó a probarlo y 26 años después sigo practicándolo. Como es una disciplina en la que la mayoría de los movimientos y golpes se realizan con las piernas me pareció un buen deporte para practicarlo con mi discapacidad en un miembro superior.
Explícanos qué diferencia al taekwondo de otras artes marciales.
El taekwondo se diferencia de otras artes marciales por varios aspectos clave. En primer lugar, destaca por su énfasis en las técnicas de pierna; es conocido por sus patadas rápidas, potentes y dinámicas, incluyendo movimientos como las patadas giratorias y voladoras, que lo hacen muy espectacular. Además, es un deporte olímpico desde el año 2000, y es disciplina paralímpica desde 2020, lo que lo sitúa en una posición única respecto a otras modalidades de las artes marciales.
Desde un punto de vista cultural, el taekwondo tiene raíces coreanas y está profundamente ligado a valores como el respeto, la cortesía y el autocontrol, lo que fomenta no solo el desarrollo físico, sino también el personal. Finalmente, su sistema de competición moderna, con reglas específicas y tecnologías como protecciones electrónicas, lo diferencia claramente de otras artes marciales tradicionales, como el karate o el judo.
¿Cuál fue tu primera experiencia en una competición de taekwondo?
Mi primera competición fue un Campeonato de Extremadura; llevaba poco tiempo practicando taekwondo, si no recuerdo mal creo que tenía cinturón verde. Perdí en el primer combate, pero tuve muy buenas sensaciones, sabiendo que había que entrenar duro para lograr los objetivos deportivos.
¿Qué competición recuerdas con más cariño?
Sin duda, mi primer Campeonato del Mundo, en 2009, que además era la primera edición de un Campeonato del Mundo de taekwondo adaptado. La enfrentaba con mucha ilusión, pero a la vez con incertidumbre y nerviosismo. Yo solo pensaba que me parecía increíble poder participar en un campeonato del mundo, y al final salió todo muy bien, ya que conseguí una medalla de plata.
¿Cuál ha sido el mayor reto deportivo al que te has enfrentado?
Curiosamente, el mayor reto deportivo al que me he enfrentado no tiene relación con mi disciplina deportiva; fue gracias a un amigo, que me dio a conocer las carreras de obstáculos conocidas como ‘Spartan’, todo un reto para una persona con discapacidad como la mía, ya que incluyen trepar una cuerda, o suspenderse de estructuras metálicas.
¿Cómo se adapta la práctica del taekwondo para las personas con discapacidad?
La verdad es que el taekwondo es un deporte muy diverso, porque mi discapacidad no me impide entrenar de la misma manera que lo hace una persona sin discapacidad. De hecho, yo he entrenado constantemente y he competido con deportistas sin discapacidad.
¿Sigues compitiendo a título individual?
En la actualidad me estoy recuperando de una lesión que sufrí durante un entrenamiento, cuando me rompí el ligamento cruzado anterior y el menisco interno. Una vez me recupere totalmente y veamos cómo responde la rodilla, experimentaré con alguna otra disciplina deportiva; me gustaría probar el triatlón y continuar con el atletismo. Tiempo atrás tomé la decisión de dejar la competición de alto nivel en el parataekwondo, ahora quiero disfrutar del deporte desde otra perspectiva.
¿Qué enseñanzas del taekwondo aplicas en tu vida diaria?
El taekwondo me ha enseñado mucho más que técnicas de combate; me ha inculcado valores que aplico en mi vida diaria y en mi trabajo como entrenador, especialmente con personas con discapacidad. Uno de los principios más importantes es el respeto, que significa reconocer el valor y las capacidades únicas de cada persona, independientemente de sus desafíos. Esto es fundamental cuando entreno a personas con discapacidad, ya que cada deportista tiene su propio ritmo y forma de aprender.
La cortesía también es clave. Me recuerda la importancia de crear un ambiente inclusivo, donde todas las personas se sientan valoradas y apoyadas. Por otro lado, la integridad me guía a ser coherente con mis acciones y palabras, buscando siempre enseñar con el ejemplo. No importa el nivel de habilidad; lo importante es ayudar a cada estudiante a superar sus propios límites y celebrar sus logros.
En el taekwondo aprendemos que la verdadera fortaleza no está solo en el cuerpo, sino también en el carácter. Esta filosofía me inspira diariamente a ser paciente y comprensivo, y a tratar a cada persona con dignidad y empatía.
¿Cómo surgió la idea de montar tu propio gimnasio?
Antes de poner en marcha el club trabajaba en una fábrica, ‘Fuentecapala’, y lo compaginaba con los entrenamientos y campeonatos. Cuando la empresa cerró tomé la decisión de crear el club con un amigo, en 2014.
¿Está abierto a deportistas con discapacidad?
Efectivamente, puede venir cualquier persona con discapacidad, pero solo he trabajado con deportistas con discapacidad física; en la actualidad no entreno a nadie con discapacidad, pero cuando he tenido alumnos con discapacidad trabajo con ellos como si fueran uno más de la clase, aunque alguna vez haya que adaptar algún ejercicio.
Además, has sido seleccionador nacional de parataekwondo. ¿En qué consistía tu trabajo?
Fui el seleccionador nacional durante dos años, en 2021 y 2022, pero en enero de 2023 decidí volver al equipo nacional como deportista para intentar clasificarme para los Juegos Paralímpicos de París del verano pasado.
Mi trabajo consistía en preparar los entrenamientos, organizar las concentraciones, viajar con los deportistas a los campeonatos y guiarles como su coach. Además, me encargaba de todo el trabajo que conlleva organizar las competiciones, como redactar las memorias de los campeonatos y las concentraciones.
¿Cómo se ve la competición con los ojos de quien controla todo su deporte en España?
Mi visión de la competición iba más allá del medallero. Es un escaparate del trabajo que hacemos como país para fomentar el talento, la igualdad de oportunidades y el crecimiento personal. Es importante que cada atleta, sea principiante o de élite, sienta que tiene el respaldo de una estructura sólida que apuesta por su desarrollo.
Además, en el caso del parataekwondo, las competiciones tienen un valor aún más especial. Representan una plataforma para la inclusión y la visualización de las personas con discapacidad, una oportunidad de demostrar que no hay barreras que el esfuerzo y la pasión no puedan superar.
¿Qué recorrido le auguras en España al taekwondo en general, y al parataekwondo en concreto?
El taekwondo en España tiene un futuro muy sólido y prometedor. Es una disciplina bien establecida, con una comunidad activa y una gran visibilidad gracias a los éxitos internacionales, como las medallas olímpicas obtenidas por deportistas españoles. Además, el apoyo de federaciones y clubes locales ha contribuido a que el taekwondo siga creciendo, especialmente entre las nuevas generaciones, lo que garantiza su futuro como un deporte de referencia.
En cuanto al parataekwondo, aunque todavía es una especialidad joven, está ganando cada vez más protagonismo. La inclusión del parataekwondo en los Juegos Paralímpicos de Tokio, en 2020, fue un gran impulso, generando oportunidades para que deportistas con discapacidad puedan competir a nivel internacional. En España, estamos viendo un esfuerzo creciente por parte de las federaciones y los clubes para promover su desarrollo, aunque aún hay camino por recorrer en términos de visibilidad, recursos y apoyo generalizado.
Creo firmemente que el parataekwondo tiene un gran potencial en nuestro país, no solo como una disciplina deportiva, sino también como un motor de inclusión y superación. Con el compromiso de las instituciones deportivas y la sociedad, estoy seguro de que veremos a más atletas españoles destacando en esta modalidad en un futuro cercano.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Sobre todo, me gusta pasar tiempo con la familia, viendo películas o entreteniéndonos con cualquier cosa. También me gusta practicar otros deportes, y salir al campo a pasear con mis perros.
¿Cómo equilibras tu faceta personal con las exigencias de la práctica deportiva?
Equilibrar mi vida personal con las exigencias de la práctica deportiva ha sido un desafío, pero también una lección invaluable. Creo que la clave está en la planificación y en la capacidad de priorizar. El taekwondo me ha enseñado disciplina, no solo en el entrenamiento, sino también en la forma en que organizo mi tiempo. Cada día intento establecer un equilibrio claro entre mis metas deportivas, mis responsabilidades personales y los momentos de descanso.
Además, he aprendido a buscar apoyo en mi entorno. Tener cerca a personas que entienden mi compromiso con el deporte, ya sean familiares, amigos o compañeros de equipo, hace que el camino sea mucho más llevadero. También trato de recordar que el deporte no solo me exige, sino que también me recarga; de hecho, es mi pasión y una fuente de energía y bienestar.
En definitiva, el equilibrio no siempre es perfecto, pero cuando haces algo que amas, como el taekwondo, encuentras la manera de integrar todos los aspectos de tu vida de una forma que te haga sentir pleno y motivado.
¿Qué mensaje transmitirías a otros deportistas con discapacidad que quieran iniciarse en el deporte a un cierto nivel de competición?
Mi mensaje para otros deportistas con discapacidad que quieran iniciarse en el deporte competitivo es que los límites existen principalmente en nuestra mente. El deporte, y en especial disciplinas como el taekwondo, fortalecen no solo el cuerpo, sino también la confianza y la determinación. Cada paso que des, por pequeño que parezca, te acerca a tus objetivos.
Es importante recordar que no estás solo en este camino; hay entrenadores, compañeros y comunidades que creen en ti y te apoyarán. La clave está en tener paciencia contigo mismo, confiar en tu potencial y, sobre todo, disfrutar del proceso. La competición no se trata solo de ganar, sino de superar tus propios límites y demostrarte de lo que eres capaz. Tu esfuerzo puede inspirar a otros, mostrando que la pasión y la dedicación son más fuertes que cualquier barrera.