Una vez más me asomo a esta magnífica ventana que me ofrece la revista Grada, y lo hago con una ilusión muy especial, porque voy a hablar de alguien que, a pesar de su capacidad intelectual, de su aportación a la cultura, de su entrega a la lucha por la ‘libertad’ y de ser posiblemente el poeta más admirado y querido de este país, tiene un título mayor, según las hemerotecas, el de ser “ante todo y sobre todo un hombre bueno”. Hablo de D. Antonio Machado.
El 26 de julio de este 2025 se cumplen 150 años de su nacimiento y creo que no hay mejor motivo para hablar de él y dedicarle mis letras en esta onomástica.
No haré muy extenso mi artículo porque el poema que introduzco con estas líneas si lo es y refleja su trayectoria, su vida y su obra de la forma que a él más le gustaba, con ‘versos’ y prefiero dejar que mi prosa de paso con rapidez al lenguaje que amaba D. Antonio Machado.
A grandes rasgos hago un esbozo de lo que desarrolla el poema: Machado nace en Sevilla el 26 de julio de 1875, en el palacio de Dueñas; en 1883 se instala con su familia en Madrid. En la capital se forma en la Institución Libre de Enseñanza que dirigía don Francisco Giner de los Ríos. Allí estudia al lado de los más grandes intelectuales de la época, en un contexto de renovación de las ideas para vivir y buscar la ‘libertad’ como patrimonio y derecho del ser humano. Ese barniz de esta etapa formativa marcará su vida, sus ideas y sus actos.
Se licenció en Filosofía y Letras en 1918, en la Universidad Central como alumno libre, siendo uno de sus examinadores Ortega y Gasset. Hizo varios viajes a París durante su estancia madrileña, donde conoció la bohemia parisina al lado de grandes hombres de las letras como Rubén Darío, Baroja, Oscar Wilde o Paul Verlaine.
De 1907 a 1912 ejerce de profesor en Soria, donde conoce a Leonor, su primera esposa, que muere pronto; allí escribe su emblemática obra ‘Campos de Castilla’. Para calmar la pena por la muerte de Leonor se traslada a Baeza (Jaén) su vida literaria prosigue complementada con la docencia; esta etapa va de 1912 a 1918.
De 1919 a 1932 se instala en Segovia, dando clase de Francés como catedrático del Instituto General Técnico. Alterna la docencia con una prolífica creación literaria y vida social. Durante su estancia en la ciudad del acueducto viaja a Madrid frecuentemente y, con el apoyo de su hermano Manuel, estrena varias obras de teatro.
En Segovia conoce a Pilar Valderrama, su segundo amor, que aparecerá en sus poemas como ‘Guiomar’. En 1932 vuelve a Madrid a la cátedra de Francés en el instituto Calderón primero y en el Cervantes después.
En 1937, ante el cariz que tomaba la Guerra Civil, su salud quebrada y personalidad literaria le conducen a Valencia. En 1938 es llevado a Barcelona debido a las circunstancias del conflicto, y poco después, ya muy enfermo, le trasladan a Colliure, en el sur de Francia, donde fallece el 22 de febrero de 1939 y donde reposan sus restos.
Su obra: cronología de publicaciones:
- Poesía
- 1903 – Soledades: poesías
- 1907 – Soledades. Galerías. Otros poemas
- 1912 – Campos de Castilla (*) incluye ‘Proverbios y cantares’, y dentro de ellos, su más famoso poema: ‘Caminante no hay camino’
- 1917 – Páginas escogidas
- 1917 – Poesías completas
- 1917 – Poemas
- 1918 – Soledades y otras poesías
- 1919 – Soledades, galerías y otros poemas
- 1924 – Nuevas canciones
- 1928 – Poesías completas (1899-1925)
- 1933 – Poesías completas (1899-1930)
- 1933 – La tierra de Alvargonzález
- 1936 – Poesías completas (*) Incluye los ‘Poemas a Guiomar’
- 1937 – La guerra (1936-1937)
- Prosa
- 1926 – Cancionero apócrifo de Abel Martín (recopilación y estudio de Juan de Mairena). Revista de Occidente
- 1936 – Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo)
- 1957 – Los complementarios (recopilación póstuma a cargo de Guillermo de Torre publicada en Buenos Aires por Editorial Losada)
- 1994 – Cartas a Pilar (edición de G. C. Depretis, en Madrid con Anaya-Mario Muchnik)
- 2004 – El fondo machadiano de Burgos. Los papeles de AM (edición de A. B. Ibáñez Pérez, en Burgos por la Institución Fernán González)
- Teatro (con Manuel Machado)
- 1926 – Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel
- 1927 – Juan de Mañara
- 1928 – Las adelfas
- 1930 – La Lola se va a los puertos
- 1930 – La prima Fernanda
- 1932 – La duquesa de Benamejí
- 1932 – Teatro completo, I, Madrid, Renacimiento
- 1947 – El hombre que murió en la guerra (homenaje en Buenos Aires)
A grandes rasgos, esta es la vida y la obra de uno de los poetas y escritores más importantes de España, reconocido en todo el mundo, luchador incansable por la libertad, que ante todo fue un ‘buen hombre’; destacó por su sencillez, por su reflexión sobre la existencia humana y su amor a la naturaleza.
Va por usted D. Antonio, de este humilde poeta, pero admirador suyo, de su talento y de su obra.
Poema homenaje a don Antonio Machado en el 150 aniversario de su nacimiento
Don Antonio, alma de poeta
de los nacidos aquí
en esta España que respeta
su nombre y su linaje
y de honor: Machado Ruiz
¡cuán grande, es su etiqueta,
qué hermoso su equipaje!
Nace el más joven
del ilustrado ‘noventa y ocho’
al lado del Guadalquivir
en esa Sevilla que dispone
de lugares tan hermosos
que gira ‘por su Giralda’
y mira con sus ojos
lo que él, supo escribir
con belleza de esmeraldas.
Marcaba el calendario
de aquel siglo diecinueve
un veintiséis de julio
de mil ochocientos y setenta y cinco,
en ‘Dueñas’ Antonio nace
allí sus primeros brincos
allí su primera infancia
allí su alma subyace.
Llega a Madrid con ilusión
a estudiar sus enseñanzas
ocho años florecientes
cosechando la esperanza
de los suyos, de su gente
empapados de ‘añoranza’.
Puso pie en la ‘Institución Libre’
del ilustre Giner de los Ríos
donde compartió ‘culturas’
con gente de mucho brío.
Ahí comienza su ideario
ahí se hace adolescente
el hombre que es admirado
por honesto y consecuente.
Pasó mucho tiempo en Madrid
su refugio e inspiración
su camino y aprendizaje
gestaronse en la capital
también su gran coraje
y el poeta de emoción
y la persona cabal.
Hizo viajes a París
bella ‘ciudad de la luz’
en ella pudo vivir
la bohemia de andaluz.
Allá conoció a Verlaine
a Baroja, a Darío,
y al mismísimo Oscar Wilde
ello marcó su vida, su estilo
su mundo, sus poemas
y esa historia que define
cuando la persona es buena.
Machado, llegó a Soria
en mil novecientos siete
respiró a Castilla entera
se inspiró con sus praderas
conoció allí a su amor
la joven Leonor
aquel viento
muy hondo le caló
ora con mucha pasión
ora con mayor dolor
porque la ‘parca’
pronto se la arrancó
de Soria y en Soria alumbra
de las letras,
la octava maravilla
su día a día,
su labor, su esencia, su semilla,
la siembra
en ‘Los Campos de Castilla’.
Al morir Leonor, su esposa
herido en su alma, en su entereza
pidió plaza en Baeza
y allí se entregó a la docencia
mientras sufría por aquella rosa
con lágrimas y paciencia.
Por las tierras de Jaén
pasó siete años literarios
intensos y muy fecundos
llegó en mil novecientos doce
escribió ‘Elogios’ muchos y bien
a sus correligionarios.
Alumbra sus ‘Poesías completas’
estudia su alma herida
añadiendo más poemas
a la primera edición de esas ‘letras’
repasa los recuerdos de su vida
con nostalgia y tanta pena
que se baña en melancolía.
Estudió Filosofía y Letras
en la Universidad Central
de su Madrid amado
como alumno libre, ya poeta
corría mil novecientos dieciocho
y de Baeza vino a la capital
para hacerse licenciado.
Llega en mil novecientos diecinueve
a la milenaria Segovia
vuelve a Castilla que tanto le mueve
a enseñar francés, lleno de gloria.
La prensa de esa gran tierra
le reconoce ‘grande’ a su llegada
al lado del Alcázar ¡piensa!
en ‘Juan de Mairena y Abel Martín’
personajes de su pluma loada.
Y con mucho acierto
¡escribe a la ciudad!
en ella junto a su hermano
otro grande, Manuel
‘La Lola se va a los Puertos’
para el teatro, y algunas más
siendo a su pluma fiel.
En Segovia,
conoce a Pilar Valderrama
su otro gran amor
en sus versos: Guiomar,
poetisa y culta dama
allí en el hotel Comercio
donde tenía su ‘hogar’.
Don Antonio pasó doce años
al lado del acueducto
etapa fructífera en su obra
de su vida gran peldaño
todo ello nos recobra
del poeta, el usufructo.
Ya en el año treinta y dos
de mil novecientos
por sus méritos
y por la gracia de Dios
se le concede en Madrid
la cátedra de francés
en el instituto ‘Calderón’
compaginó esta ilusión
con el teatro también,
de Machado gran matiz.
En el treinta y cinco
cambia de instituto
ahora el ‘Cervantes’
corto fue allí su tributo
pues la ‘cruel’ guerra civil
en el treinta y seis
rompió talantes,
tornose cruda y vil
la manera de vivir
obligándole a partir
por ‘edad’
y por hombre ‘relevante’
a otros designios
alejados de Madrid.
Fue Valencia esta vez
en el treinta y siete
su destino obligado
en Rocafort, en un chalé
con humildad fue alojado.
En el treinta y ocho
ante los acontecimientos
del todo inciertos
con su salud ya quebrada
y la ‘gravedad’ del momento
en la ‘condal’ Barcelona
de la ‘Familia Sagrada’
buscaronle alojamiento.
Corría enero del treinta y nueve
fue trasladado ¡no sin apuros!
a la francesa Colliure
¡se ocuparía Barcelona en breve
y el ‘poeta de la libertad’
allí, el veintidós de febrero muere!
Don Antonio Machado
destacó por su sencillez
y a la vez
por una profunda reflexión
¡sobre la existencia humana
desde el alma al corazón
y la naturaleza bella y lozana
de su vida, gran razón!
¡Caminante no hay camino
de hace camino al andar!
diría Machado
en un poema divino,
fue usted don Antonio
digno del mejor altar
quien con su vida y destino
¡nos enseñó qué la libertad
se conquista con la palabra,
la lucha
y el amor a la verdad!
Desde sus ‘Soledades’
llegó a los ‘Campos de Castilla’
llenó de ‘Paginas escogidas’
y de ‘Poesías completas’
la tierra con su semilla
¡ejemplo de vida sencilla
que viajaba en su maleta
para engalanar su silla!
Nos entregó ‘Nuevas canciones’
y ‘La tierra de Alvargonzález’
y ‘La guerra’,
que desgarró corazones
y nos trajo muchos males.
Nos regaló
a ‘Juan de Mairena y Abel Martín’
y en el teatro obras sin fin
‘Las desdichas de Julianillo Valcárcel’
‘Juan de Mañara’ o ‘Las adelfas’
Y esa ‘Lola que se va a los puertos’
o la ‘Duquesa de Benamejí’,
en momentos tan inciertos
donde no es fácil vivir
por ello, no dejó sin escribir
‘al hombre que murió en la guerra’
y otras que no se dicen aquí.
Tampoco olvidó mandarle
‘Cartas a Pilar’
porque en sus días fue
su corazón ‘Complementario’
en sus ‘Poemas a Guiomar’.
Merecido Don Antonio
su sillón en la Academia
tiempo revuelto de ‘insomnio’
aquel año ‘veintisiete’
le privaron de aquel ‘billete’
el hacerlo, gran ‘blasfemia’
pero la historia es muy justa
para los hombres de honor
y aun ausente, le devuelve
en el este dos mil veinticinco
ese trono que es de ‘vos’
ganado con mucho ‘ahínco’.
Perdonadme la extensión
de este poema obligado
pero me nace del corazón
para don Antonio Machado
de su homónimo
¡que escribe con ilusión
y humildad, a su admirado!