El día 20 de enero, fiesta de San Sebastián, se cumplieron 25 años de la muerte del que durante 41 años (1959-2000) fuera párroco de La Sagrada Familia de Valdelacalzada, el sacerdote de origen fontanés Crescencio Fernández Utrero (1926-2000). Con tal motivo, esta comunidad parroquial le quiso rendir un emotivo y cálido homenaje con el que le ha pretendido reconocer la labor que durante tantos años desempeñó en esta localidad, a la que tanto quiso y amó y a la que entregó, prácticamente, toda su vida sacerdotal.

Los numerosos vecinos que abarrotaron el templo parroquial participaron de la solemne Eucaristía celebrada en sufragio por su alma. Presidida por el párroco de la misma, don Francisco Copete Gil, y concelebrada por los sacerdotes don Manuel Malagón Martínez y don Miguel Sánchez Murillo, asistieron tres de los sobrinos de don Crescencio (Luis Miguel, Marco y José Ángel), los miembros de la comisión organizadora del evento, del Consejo de Pastoral de la Parroquia, Grupo de Liturgia, alcalde y varios concejales de la corporación, así como un nutrido número de vecinos que quisieron reconocer de esta forma la figura de don Crescencio.

Don Francisco Copete, en su homilía, realizó una magnífica y ajustada semblanza de don Crescencio, destacando por encima de todo que la vida de una persona está llena de luces y de sombras, de aciertos y de errores, pero que, al final, lo que nos queda de las personas con las que hemos vivido y a las que hemos querido es lo mucho o poco que hicieron por cada uno de nosotros y por las que siempre quedarán en nuestro recuerdo. Esa es la razón por la que después de 25 años nos hemos reunido en torno a la memoria de don Crescencio.

La Eucaristía fue cantada por la Coral de la Escuela Municipal de Música que, dirigida por su profesor, Sergio Chávez, interpretó varias piezas de polifonía religiosa escogidas para la ocasión, con las que contribuyeron notablemente a darle una mayor solemnidad a la celebración.
Al final de la Eucaristía, don Manuel Malagón, en nombre y representación de toda la comunidad parroquial, descubrió una hermosa placa conmemorativa, realizada por el artista extremeño José Manuel Gamero Gil y colocada con acierto y mimo por el maestro albañil Antonio Calero, que dará permanentemente cuenta a las generaciones venideras de una de las personas más determinantes para Valdelacalzada durante las décadas 1960/2000.

Creo, sinceramente, que la celebración vivida, además de una bonita ocasión para el recuerdo, fue un momento de encuentro de muchos vecinos en torno a algo que nos une y hacia lo que compartimos sentimientos comunes. Más allá de nuestra fe, creencias, espectro político, principios o convicciones sociales y morales, los que allí nos encontramos pudimos sentir cómo nuestros lazos vecinales quedaban fortalecidos por un vínculo común que no es otro que el sentido aprecio hacia don Crescencio.
Es algo que quedaba en el ‘debe’ de nuestra comunidad y que ha quedado sobradamente saldado. Que este no sea el último.
Y, como dice el refrán, “recao hecho quita cuidao”. D.E.P.
