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Javier Cercas. Literatura frente al desarraigo. Grada 140. Perfil

Javier Cercas. Literatura frente al desarraigo. Grada 140. Perfil
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Foto: Arduino Vannucchi

Escritor, profesor universitario de Literatura Española, colaborador de diversos medios de comunicación, y hasta traductor, Javier Cercas es uno de los exponentes más destacados de las letras hispanas contemporáneas.

Nacido en la localidad cacereña de Ibahernando, ha desarrollado su producción literaria y académica en Cataluña, y desde 1987 es uno de los autores españoles más traducidos, puesto que ha sido publicado en más de 20 idiomas.

Reciente ganador con ‘Terra alta’ de la última edición del Premio Planeta, el más importante de nuestro país desde el punto de vista de la dotación económica, también ha sido galardonado con el Premio Nacional de Narrativa, en 2010, por su novela ‘Anatomía de un instante’.

Aunque nació en Ibahernando, en la comarca de Trujillo, era muy joven cuando se trasladó a Cataluña; ¿cómo vivió ese cambio en su vida y cómo se adaptó a su nueva tierra?
Ese cambio fue decisivo para mí, podemos decir que fue mi momento fundacional; yo soy esencialmente un desarraigado. Sin ese cambio, muy probablemente nunca hubiese sido escritor. Lo he dicho muchas veces, siempre he pensado que, si me hubiese quedado en mi pueblo, hubiese sido veterinario, como mi padre, o maestro, o algo así. Quizá estoy equivocado, pero es lo que siempre he pensado, y mi madre lo piensa también, así que debe de ser verdad.

¿Qué le llevó a estudiar Filología Hispánica?
Me movió la afición por la literatura y el deseo secreto de ser escritor, para lo cual me parecía indispensable conocer a fondo mi propia tradición literaria, quiero decir, la de mi propia lengua. Ahora pienso que, por muchas razones, fue una decisión acertada.

Javier Cercas. Foto: Arduino Vannucchi
Javier Cercas. Foto: Arduino Vannucchi

¿Y a comenzar a escribir?
En Wikipedia se dice que empecé a escribir cuando, a los 15 años, leí a Borges. Es falso. La verdad es casi la contraria; el hecho de leer a Borges a los 15 años hizo que tardase mucho tiempo en empezar a escribir, o al menos a empezar a escribir un poco en serio, quizá porque me daba vergüenza intentar ser escritor como él, intentar ponerme a su nivel y al de otros tan buenos como él, por ejemplo Kafka, a quien también empecé a leer muy pronto.

Luego perdí la vergüenza, me convertí en un sinvergüenza y me lancé a escribir, pero relativamente tarde, hacia los 18 o 19 años.

Publicó su primer libro, ‘El móvil’, en 1987, pero el reconocimiento le llegó con ‘Soldados de Salamina’, en 2001; ¿le sorprendió el éxito, incluso internacional, de esta novela?
Por supuesto. Nunca pensé que tendría tantos lectores como tengo y en tantos lugares del mundo. Eso no entraba en mis planes, como tampoco entraba en mis planes ganarme la vida con la literatura. De hecho, hasta ‘Soldados de Salamina’ me leían apenas mi madre, mi padre, algunas de mis hermanas (no todas, tengo muchas) y algún amigo. Nunca me quejé de eso. Nunca me pareció extraño. Al contrario, lo extraño es lo que pasa ahora.

De hecho, esta novela fue adaptada al cine en 2003 por David Trueba; ¿cómo vivió ese proceso de adaptación y qué le pareció el resultado final?
El resultado es excelente, pero yo no intervine para nada en la adaptación, todo el mérito es de David. Lo mismo ocurre con la adaptación de ‘El móvil’, que se estrenó con el título de ‘El autor’; todo el mérito es de Manuel Martín Cuenca. Y lo mismo ocurrirá con la adaptación de ‘Las leyes de la frontera’, que pronto empezará a filmarse.

¿Qué supone para un escritor un reconocimiento como el Premio Planeta?
Una gran alegría, por muchos motivos; por ejemplo, porque hay mucha gente que se alegra de la alegría de uno; o porque tu novela llegará a unos lectores a los que difícilmente llegaría de otro modo. Y no olvides que, como dice un personaje de ‘Terra Alta’, la mitad de un libro la pone el autor, pero la otra mitad la pone el lector.

La periodista Cristina Villanueva, el finalista Manuel Vilas, la vicepresidenta del Gobierno en funciones Carmen Calvo, Javier Cercas y el presidente del Grupo Planeta, José Crehueras. Foto: Alfredo Arias
La periodista Cristina Villanueva, el finalista Manuel Vilas, la vicepresidenta del Gobierno en funciones Carmen Calvo, Javier Cercas y el presidente del Grupo Planeta, José Crehueras. Foto: Alfredo Arias

En su producción literaria encontramos relatos, novelas, ensayos; ¿en qué género se encuentra más cómodo?
En la novela. Yo soy esencialmente un novelista, aunque mis novelas contengan a veces ensayos, relatos, biografías, autobiografías y muchas cosas más. Esa es una de las grandes virtudes de la novela, que es o puede ser un banquete con muchos platos, un género omnívoro.

Una buena parte de sus obras tratan la Historia de España desde la Guerra Civil hasta la Transición. ¿Se ha avanzado en la comprensión, y también en la superación, de la etapa previa a la restauración de la democracia?
Por supuesto, los historiadores han hecho bastante bien su trabajo, y los novelistas hemos puesto también nuestro granito de arena, creo. En cuanto a la superación, por un lado, la guerra y el franquismo se superaron con la Constitución del 78, pero, por otro, tardarán mucho tiempo en superarse, porque, en España y en todas partes, el pasado nunca acaba de pasar, es una dimensión del presente sin la cual el presente está mutilado.

¿Podría elegir una de sus obras como la más importante desde el punto de vista personal?
La novela que estoy escribiendo ahora mismo, esa es la que más me importa.

En estos tiempos de inmediatez, de prisas y de aplicaciones en las que se escribe con abreviaturas inventadas, ¿queda todavía espacio para la literatura reposada?
Por supuesto. Y, si no lo hay, estamos perdidos.

¿Qué se puede hacer para que las nuevas generaciones recuperen el interés por la lectura?
En España, no nos engañemos, nunca ha habido un gran interés por la lectura, y mucho menos si nos comparamos con países de nuestro entorno, como Francia o Reino Unido. Así que lo que hay que hacer, más que recuperar ese interés, es implantarlo.

Y la única manera de hacerlo es consiguiendo que la gente entienda que la literatura es antes que nada un placer, y también una forma de vivir más, o más intensamente, de una manera más rica, más intensa, más compleja. Y, si alguien no quiere leer, que no lo haga, solo cabe acompañarle en el sentimiento.

Ha sido lector de español en la Universidad de Illinois, y es profesor de Literatura Española en la Universidad de Girona y profesor honorario de la universidad chilena Diego Portales. ¿Cómo ha influido la docencia en su actividad literaria?
Mucho. Lo diré con una frase de Joseph Joubert: “Enseñar una cosa es aprenderla dos veces”.

También es colaborador de medios de comunicación, como el dominical de El País. ¿Es diferente el ‘Cercas articulista’ del ‘Cercas novelista’? ¿Con cuál se queda?
Con el novelista, sin la menor duda. El otro es un simple ciudadano que tiene el privilegio de poder expresar por escrito sus opiniones en un periódico muy leído y que lo hace con la mayor claridad y honestidad posibles. Pero el verdadero Cercas está en las novelas, no en los artículos. Y mucho menos, por cierto, en las entrevistas. Yo me tomo los artículos muy en serio, para mí son importantísimos, los trabajo todo lo que puedo y trato de que sean lo mejor posibles; pero, para mí, más importantes todavía son mis novelas.

Javier Cercas pronunció el discurso ciudadano de las Medallas de Extremadura 2019: Foto: Junta de Extremadura
Javier Cercas pronunció el discurso ciudadano de las Medallas de Extremadura 2019: Foto: Junta de Extremadura

¿Mantiene vínculos con Ibahernando?
Por supuesto. Tengo allí familia, tengo una casa, voy de vez en cuando. En realidad, a lo mejor es que nunca me he ido del todo.

¿Cómo se ve desde la distancia el panorama literario extremeño?
No lo conozco con detalle, pero es evidente que algunos de los mejores escritores españoles de ahora mismo son extremeños. No lo digo yo. Es una evidencia.

¿Y la situación de Extremadura, en general? ¿Qué futuro le augura a nuestra región?
Depende de los extremeños: si todos arriman, arrimamos, el hombro, el futuro será inmejorable; si no, más bien negro. Es lo que pasa en todas partes ¿no? De todas maneras, Extremadura tiene, en todos los sentidos, unas posibilidades inmensas; de lo que se trata es de aprovecharlas.

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