Entre Badajoz, la ciudad donde nació, y Navalmoral de la Mata forjó su niñez Javier Ildefonso Eguílaz. Lleva más de dos décadas vinculado a empresas tecnológicas, y ha ocupado puestos de responsabilidad en multinacionales como HP, LG, Norton, Sage, o ahora en Kaspersky.
Con formación en el IE, IESE, Stanford o Harvard, está considerado uno de los grandes expertos en transformación digital en España, y él mismo se define como un apasionado de la digitalización, el comercio electrónico o el ‘big data’.
En su afán por acercar la tecnología a todo el mundo se convirtió en emprendedor con su empresa Ildesoft, distribuyendo los robots educativos Dash & Dot para niños de 5 a 12 años, porque asegura que no hay edad mínima para empezar a relacionarse con la tecnología.
Nació en el Hospital Materno Infantil de Badajoz, allá por 1980.
En 1979 mi padre obtuvo una plaza de MIR en Cirugía General y Digestiva en el Hospital Universitario de Badajoz. Como consecuencia, tanto mi hermana como yo tuvimos la suerte de nacer en Badajoz, ya que mi padre comenzó su carrera profesional en ese hospital.
Pero gran parte de su niñez la pasó en Navalmoral de la Mata.
Debido a la progresión profesional de mi padre, nos trasladamos a Navalmoral de la Mata. Su objetivo era alcanzar un puesto como cirujano en un prestigioso hospital de Madrid y convertirse en profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, donde había estudiado la carrera de Medicina.
Cuando tenía solo 11 años se trasladó con su familia a Ávila, ciudad con la que también se siente muy identificado, pero asegura que guarda excelentes recuerdos de Extremadura, de donde siempre presume de nacencia.
Guardo con especial cariño mi paso por los colegios Maristas de Badajoz y de Navalmoral de la Mata, así como las amistades que hice tanto entre mis compañeros como entre mis profesores. Recuerdo pasar tardes recorriendo Navalmoral en bicicleta, o pasando tiempo con mi amigo Antonio en el ‘poblado’ de los empleados de la central nuclear de Almaraz, que tenían en Navalmoral.
Además, quiero destacar el impacto que tuvo en mi vida la profesora taiwanesa Lifen Xeng, quien nos impartía clases particulares de inglés en 1988, y gracias a la cual hoy en día tengo habilidades en este idioma.
Pero si hay algo que siempre viene a mi mente es la sensación de libertad que experimenté en aquellos años. Siempre he anhelado esa época y he deseado brindar a mis hijas una vida similar.
Su ambiente familiar estaba muy relacionado con la sanidad. ¿No pensó seguir la tradición en su vida profesional?
Nunca. Es de las pocas cosas que he tenido siempre muy claro. Soy de las personas que tienen dificultades para separar o desconectar el trabajo de la vida personal. Empatizaría mucho con los pacientes, afectándome mucho emocionalmente. Solo el olor de los hospitales ya me pone malo. Aprecio enormemente a aquellos que tienen la vocación de trabajar en el ámbito de la Medicina, una profesión hermosa pero complicada y, en muchos casos, poco reconocida.
Se decantó por la Ingeniería Informática. ¿Por qué le llamó la atención?
Desde muy joven quedé fascinado por el mundo de la informática. Recuerdo mi primer ordenador, un Spectrum, y más tarde un Inves, con los que pasaba horas jugando a un juego de cálculo matemático cuando apenas tenía 8 o 9 años. Sin embargo, fue con un HP Vectra de 25Mhz, ¡con pantalla SVGA!, con el que realmente me apasioné por las posibilidades de la informática. En aquel momento quise convertirme en ingeniero en HP. Al elegir mi carrera universitaria opté por la Ingeniería Informática, ya que era la única Ingeniería que no requería habilidades artísticas, lo cual me alegró enormemente debido a mi escasa destreza en el dibujo.
A los 20 años cumplí mi sueño de trabajar en HP, donde estuve durante cinco años. No desempeñé ningún cargo técnico, pero me dio la oportunidad de gestionar las ventas y el marketing, mundo que me apasionó y provocó un giro en mi carrera profesional hacia la gestión empresarial. HP se convirtió en mi primera ‘Escuela de negocios’, donde adquirí gran parte de mis conocimientos, y espero poder regresar algún día para devolver todo lo que me brindó en mis primeros años.
¿Su formación continuada en IE, IESE, Harvard, Columbia o el MIT le ha ayudado a especializarse o, más bien, a abrir el campo de posibilidades de desarrollo profesional?
Soy un firme defensor de la formación continua. Siempre me planteo la pregunta: “¿En qué quiero trabajar dentro de cinco años?” y, en consecuencia, busco formarme con anticipación. De esta manera, cuando llega la oportunidad de hacer lo que he proyectado, ya poseo todas las herramientas necesarias para obtener el puesto. Aunque esto conlleva sacrificio, ya que implica complicar mi vida tanto profesional como personal, así como invertir económicamente, considero que vale la pena prepararme para el futuro en lugar de conformarme con lo que ya tengo. Siempre aconsejo lo mismo a mis amigos y a mi equipo: “El futuro se comienza a construir en el presente y, aunque no lo creas, todo comienza en ti”.
He tenido el privilegio de estudiar en las más prestigiosas escuelas de negocios del mundo, desde másteres intensivos como el Executive MBA hasta cursos más cortos de tres meses. Mis próximos objetivos son el Insead en Francia o la London Business School en el Reino Unido. Solo me queda encontrar el tiempo y los recursos necesarios, ya que estas instituciones son bastante costosas.
Ha trabajado para grandes multinacionales, pero también ha desarrollado sus propios proyectos profesionales. ¿Cuándo se ha sentido más realizado?
En cada uno de mis proyectos he experimentado una gran satisfacción, ya que cada uno de ellos ha estado alineado con mi etapa vital en ese momento. En todos he estado en constante aprendizaje, lo cual considero un requisito fundamental para sentirme realizado.
Recuerdo con cariño mis primeros pasos como emprendedor, tocando puertas que en ocasiones se abrían y en otras no. Pero también valoro mucho las ocasiones en las que he liderado grandes proyectos en multinacionales, rodeado de personas de las que aprendo cada día.
Su apuesta en Ildesoft era el desarrollo de robots educativos para niños, y recordamos su presencia en la Feria de la Robótica RoboRAVE; ¿acabará siendo la programación una herramienta educativa plenamente implantada?
Han pasado seis años desde aquella feria, y es asombroso cómo ha evolucionado el mundo en torno a la tecnología desde entonces. Si en aquel momento era importante enseñar programación en las escuelas, hoy en día se ha vuelto indispensable. Sin embargo, lo más importante no es tanto el dominio de la tecnología o de un lenguaje de programación específico, sino la capacidad de plantear soluciones y hacer las preguntas correctas.
Actualmente, con herramientas como ChatGPT, ya no es imprescindible saber programar, sino que resulta más relevante saber qué se quiere lograr, ya que ChatGPT puede programarlo por ti. Es realmente asombroso. Por ello, es fundamental fomentar la curiosidad en nuestros hijos y su compromiso con la sociedad, porque ya existen herramientas tecnológicas que permiten plasmar esas inquietudes de manera sencilla. Debemos animar a nuestros hijos a pensar y cuestionar cómo se pueden mejorar las cosas.
¿Qué es para Javier Ildefonso la innovación?
La innovación, para mí, es el proceso de introducir algo nuevo o mejorar algo existente, ya sea en productos, servicios, procesos o ideas. Se trata de generar y aplicar nuevas ideas, conceptos, métodos o enfoques que resulten en mejoras significativas. La innovación implica un proceso de prueba y error, donde a veces se acierta y otras se aprende. En un mundo en constante cambio, tanto las organizaciones como los países deben estar preparados para adaptarse a los cambios del entorno y satisfacer las necesidades cambiantes de los clientes, buscando una interacción eficiente.
En la última edición de los Premios Grada recibió el galardón a la Innovación social. ¿Cómo podemos aplicar la innovación para mejorar la vida de los colectivos en riesgo de exclusión social?
Los desafíos para mejorar la vida de los colectivos en riesgo de exclusión social son tan grandes que no pueden abordarse de forma incremental o a un ritmo moderado. Es fundamental apostar por la innovación para lograr avances rápidos y drásticos, pasando de la nada al todo.
Hace unos años tuve una conversación con José Antonio Lagar, quien me comentó los riesgos que enfrentaban algunas personas con discapacidad al utilizar sillas de ruedas motorizadas con un mando. Me planteó la preocupación de que, debido a la sensibilidad del mando, en ciertos casos de discapacidad, los espasmos o la destreza limitada de la persona podrían provocar una caída al pasar por un bordillo. Hoy en día, gracias a la inteligencia artificial, es posible utilizar sensores para que la silla interprete el riesgo de caída al acercarse a un bordillo y evite el movimiento no intencionado que se ha ordenado desde el mando.
Otro aspecto que me entusiasma de esta nueva ola de la inteligencia artificial es que el costo de aplicarla se ha vuelto cada vez más bajo y su acceso es muy económico. Hoy en día se puede acceder a herramientas como ChatGPT de forma gratuita, y su versión más completa tiene un precio de tan solo 20 dólares al mes. Si supiésemos la cantidad de cosas que se pueden lograr por ese importe, desde cualquier parte del mundo, para mejorar la vida de muchas personas, nos daríamos cuenta de la gran oportunidad que representa.
En una sociedad en la que cada generación se enfrenta a retos tecnológicos que superan todo lo conocido, insistimos en este desarrollo de la inteligencia artificial. ¿Cómo deberíamos afrontar sus implicaciones, y qué futuro le augura?
En una sociedad en constante evolución es fundamental abordar de manera responsable las implicaciones del desarrollo de la inteligencia artificial. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más impulsado por la inteligencia artificial es necesario considerar cuidadosamente su impacto en diversos aspectos de nuestras vidas, desde el empleo y la economía hasta la privacidad y la ética.
Para afrontar las implicaciones de la inteligencia artificial es crucial adoptar un enfoque equilibrado, que combine la regulación adecuada con la promoción de la investigación y la innovación responsable. La regulación debe garantizar la protección de los derechos individuales, la transparencia en el uso de los algoritmos y la equidad en su implementación. Al mismo tiempo, debemos fomentar la colaboración entre gobiernos, la industria y la sociedad civil para abordar los desafíos éticos y sociales que surgen con el avance de la inteligencia artificial.
Además, es esencial invertir en educación y formación para preparar a las personas frente a los cambios que la inteligencia artificial traerá consigo. Esto implica desarrollar habilidades necesarias para adaptarse a un entorno laboral en constante transformación, fomentar la alfabetización digital y promover la comprensión de los aspectos éticos y sociales de la inteligencia artificial.
En cuanto al futuro de la inteligencia artificial, se vislumbra un potencial significativo para mejorar y transformar diversos sectores, desde la medicina y la investigación científica hasta la movilidad y la sostenibilidad. Sin embargo, también es importante reconocer los posibles riesgos asociados, como el sesgo algorítmico, la pérdida de empleo y la concentración de poder. Por lo tanto, es necesario mantener un diálogo abierto y continuo sobre la inteligencia artificial y sus implicaciones, para asegurar que su desarrollo y aplicación sean beneficiosos y éticos para la sociedad en su conjunto.
En último lugar, el futuro de la inteligencia artificial dependerá de cómo la sociedad la utilice y gestione. Si actuamos con responsabilidad y trabajamos juntos para abordar los desafíos que surjan, la inteligencia artificial puede convertirse en una herramienta poderosa para mejorar nuestras vidas, impulsar la innovación y abordar los problemas globales de manera más efectiva.
Actualmente desarrolla su trabajo para Kaspersky, una de las grandes empresas a nivel mundial sobre seguridad digital. ¿Qué funciones tiene?
Soy vicepresidente del Negocio Digital de Kaspersky a nivel mundial, liderando un equipo de más de 140 personas de más de 20 nacionalidades, repartidas en 25 países diferentes, llegando a una facturación de más de 250 millones de dólares anuales. Me enorgullece poder desempeñar este rol desde España, específicamente desde Ávila, demostrando que es posible asumir una gran responsabilidad en una multinacional mientras trabajo de forma remota y puedo brindar una mejor calidad de vida a mi familia.
Trabajando para una multinacional desde España, con equipos de colaboradores repartidos por todo el mundo, ¿Cómo se organiza para tener tiempo libre, y a qué lo dedica?
La verdad es que en algunos momentos se hace complicado, por los distintos husos horarios. Soy afortunado de tener una coordinadora que logra ‘encajar’ todas las reuniones y viajes para poder tener algo de tiempo libre con la familia.
La mayor parte del tiempo libre lo dedico a los amigos y a la familia. También me gusta jugar a videojuegos por internet. Hace poco me propuse el reto de hacer los últimos 120 kilómetros del Camino de Santiago, y después de ver el estado físico tan deplorable en el que estaba al terminarlo me he propuesto hacer deporte tres días a la semana; llevo algo más de seis semanas cumpliéndolo, así que estoy muy animado. Me gustaría volver a jugar al baloncesto, pero las rodillas no son las mismas que cuando jugaba en el patio del colegio Maristas en Navalmoral de la Mata.
¿Somos realmente conscientes, no solo las empresas sino también los ciudadanos, de los riesgos del constante intercambio de información, y de datos personales, a través de internet?
Yo creo que cada vez más personas son conscientes de las oportunidades que nos proporciona la tecnología, pero también de sus riesgos. Igual que en un coche sabemos que es importante tener un buen sistema de seguridad o unos buenos frenos, a la hora de interactuar con nuestros dispositivos por internet, muchas personas lo hacen de forma segura utilizando soluciones de ciberseguridad, tipo antivirus, para proteger sus transacciones o compras online, entre otros. Además, los antivirus se han convertido en un ‘commodity’ para muchas familias y empresas, ya que por 50 euros/año los primeros o 200 euros/año los segundos, se puede tener una solución de ciberseguridad en sus dispositivos que le proporcionen unas experiencias seguras en internet. Volviendo a mi ejemplo inicial, si no entendemos un coche sin frenos o airbags, tampoco deberíamos entender un dispositivo conectado a internet sin un antivirus.
Si pudiera elegir la próxima noticia sobre innovación en procesos, en herramientas, en servicios… ¿Cuál sería?
Con los avances que estamos viviendo recientemente alrededor de la inteligencia artificial, cualquier respuesta que dé va a envejecer muy mal. Y lo peor es que mi respuesta estará desfasada en tres meses, no habrá que esperar varios años como en otros momentos de nuestra historia reciente.
Para mí, una gran noticia sería que España no dejase pasar esta ola de innovación en inteligencia artificial, que no nos pongamos de perfil y que, en todos los ámbitos, educativos, empresariales y estatales, se apueste decididamente por ser líder mundial en este ámbito. Tenemos todo el talento necesario, solo necesitamos crear el ecosistema alrededor de la innovación. Para mí, la noticia sería “España se sube a lo más alto de la ola de la inteligencia artificial apostando por…”.