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La orfebrería de la iglesia de Santa María de Trujillo

La orfebrería de la iglesia de Santa María de Trujillo
Foto: Cedida
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José Antonio Ramos Rubio / Vicente Méndez Hernán

Situada en la plazuela de su mismo nombre, en pleno corazón de la ciudad medieval, se alza la que acaso fuera sustituta de la primitiva mezquita alhama de la Torgiela islámica, la parroquial de Santa María la Mayor, cuya construcción debió iniciarse después de que la ciudad fuera definitivamente reconquistada en 1232.1

Será a lo largo del siglo XIII cuando se prolonguen las obras acometidas en el conjunto, luego alterado en su fisonomía interna ante la intervención que en la misma se procedió a hacer durante el siglo XVI, sobre todo la parte correspondiente a las naves y al coro, junto a las más importantes capillas funerarias y la torre nueva, ubicada a los pies del templo, unida al muro norte.

Elementos tardorrománicos, de la primera mitad del siglo XIII, tenemos en la cabecera del templo así como en los restos de la torre, de cuatro cuerpos que en la actualidad están muy reconstruidos, situada junto al muro norte; hay que destacar en la misma los airosos ventanales con los que está dotada, con arcos de medio punto que apoyan en columnas pareadas en los dos pisos superiores. En la actualidad, esta torre se encuentra profundamente modificada a consecuencia de las restauraciones en ella operadas, a pesar de lo cual su morfología no se distancia demasiado de su primitiva configuración, que hoy conocemos por grabados y antiguas fotografías. Junto a los restos tardorrománicos de la cabecera convive una cubierta de sencilla bóveda de seis nervios radiales, de clara filiación protogótica.2

Los muros del conjunto de la fábrica debieron levantarse hacia finales del siglo XIII e inicios del XIV, período cronológico al que corresponden también las góticas portadas, de la centuria del trescientos. La posterior intervención que durante la centuria quinientista se acometió en estas edificaciones bajomedievales fue la responsable de un resultado en el que se combinaron elementos estructurales y decorativos de finales del gótico con la renacentista fase española del plateresco que, por añadidura, entra en competencia estilística con la sobriedad que se hace presa del exterior del templo.3 De esta forma, se logró la construcción de un edificio organizado en su interior en tres naves con cuatro tramos cada una, siendo el buque central más ancho y elevado que los laterales.

Multitud de capillas funerarias y enterramientos se distribuyen por el interior de esta parroquia,4 de la que sin embargo nos interesa destacar especialmente la auténtica joya que cobija la capilla mayor: el espectacular conjunto pictórico del retablo que llevó a cabo, en su mayor parte, Fernando Gallego, calificado por la crítica histórica como el mejor intérprete del estilo hispanoflamenco en Castilla. Y es que, efectivamente, “la importancia artística de todo lo que se conserva en Santa María palidece si se la compara con la del retablo mayor, joya magnífica, para la cual el bello templo es adecuado estuche”.5

La platería de la iglesia
Importante debió ser el tesoro que logró reunir esta parroquia con el paso de los siglos. Así se desprende de los asientos consignados en los Libros de Cuentas de Fábrica, y de los importantes artífices que para ella trabajaron desde el siglo XVI hasta finales de la centuria de 1700, destacando entre ellos, muy especialmente, el importante taller del platero placentino Luis Navarrete, a cuyo hijo, también llamado Luis y platero como su padre, hemos documentado en el último tercio del siglo XVI. Sin embargo, ninguna de las piezas estudiadas en el catálogo de artífices ha perdurado en nuestros días. Todo ello debió fenecer durante la ocupación francesa, nefasto período para nuestro patrimonio al que se unió otro de similares consecuencias: el proceso de la desamortización.6

En la actualidad, las piezas que se conservan en la iglesia forman parte del ajuar que don José María Pérez de Herrasti donó en 2004. De entre ellas cabe resaltar el incensario del siglo XVII, los candeleros ejecutados en Córdoba por Antonio Ruiz de León, ‘el Viejo’, y la serie de piezas realizadas entre los siglos XIX y XX, donde cabe estudiar la evolución del estilo a base de recreaciones del pasado.

De la importante nómina de artífices con la que cerramos el trabajo, cabe resaltar la importancia que tuvo la ciudad de Trujillo en materia de platería, equiparable a centros tan importantes como las ciudades de Cáceres o Plasencia.

CATÁLOGO DE PIEZAS

Arqueta eucarística
Material: plata en su color
Dimensiones: 31 x 22 cm.
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: siglo XX

Arqueta. Foto: Cedida
Arqueta. Foto: Cedida

Arqueta eucarística es el nombre con el que se conocen estos objetos destinados a contener todo lo referente a la Consagración del pan y el vino. En nuestro caso, es muy probable que la pieza fuera adquirida con la intención de sustituir a otra anterior. Asienta sobre dos patas fundidas en forma de garras que abrazan cuatro bolas. Según es frecuente en la platería del siglo XX, la decoración se ejecuta a base de elementos vegetales, tallos, hojas y flores, dispuestos sobre el cuerpo y tapa de la obra. Flanquean el cierre central dos ángeles.

Atril
Material: plata en su color
Dimensiones: 45 x 27 cm
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: siglo XX

Atril. Foto: Cedida
Atril. Foto: Cedida

Atril constituido por una ficha chapa de plata, en la que se disponen como ornato toda una serie de motivos vegetales, tallos y cogollos, que rodean al motivo iconográfico central, el Cordero Místico. La fabricación de estas piezas durante el siglo pasado es la responsable del carácter reiterativo que presentan los elementos que constituyen el ornato, poco jugosos.

Pareja de candeleros
Material: plata en su color
Dimensiones: 70 cm. de altura
Estado de conservación: bueno
Marcas: cordobesas, ‘.A./RUIZ’, Antonio Ruiz de León ‘el Viejo’
Cronología: década de 1770-1783 o 1786

Pareja de candeleros cuyas marcas nos permiten fecharlos en la segunda mitad del siglo XVIII. Asientan sobre peana moldurada y bastante elevada. El tambor sobre el que principia el astil deriva del utilizado en el siglo XVII; sirve de asiento al nudo, en forma de pera invertida, decorado con una moldura superior que rompe el molde purista, a partir de al cual se adelgaza el vástago hasta la copa. La arandela del remate es bastante plana. Se añaden elementos torneados como exorno en la parte final de la pieza.

En lo que respecta a las marcas, existe hoy día cierta confusión y no menos controversia con las obras que aparecen troqueladas con los punzones de este orive, pues sabemos que también su hijo Antonio Ruiz de León emplea las mismas improntas que su predecesor, lo que hace difícil establecer qué piezas corresponden a uno dentro de un período cronológico afín.

Antonio Ruiz de León ‘el Viejo’ fue aprobado en el examen de maestría el 1 de julio de 1759. En 1783 y 1785 llegó a detentar el cargo de veedor de la corporación cordobesa de plateros, y se sabe que realizó obras para San Pedro y Montemayor, en Córdoba, entre 1772 y 1773.

En un principio, como ha comprobado Cruz Valdovinos,7 este orive empezó a marcar sus piezas con el punzón ‘ANTON/IO.RVIS.’ Según Valdovinos, nuestro platero debió dejar de utilizar esta marca antes de 1768, opinando que, por su rareza, tan solo fue empleada en 1759, 1760 y acaso algún año más. De cualquier forma, ya en 1767, o quizás algunos años antes, fue sustituida por el punzón ‘.A./RUIZ’, que sería empleado hasta 1783 o 1786. Desde 1787 emplea una nueva marca, ‘A/RVIZ’, tal y como se comprueba en una mancerina guardada en el Museo Arqueológico Nacional, aunque bien es cierto que esta impronta puede hacer también referencia a su hijo Antonio Ruiz de León, cuyo punzón coincide con el de su padre dentro de unos paralelos cronológicos muy afines. Desde el 27 de enero de 1785, fecha en la que fue aprobado Antonio Ruiz de León hijo, ambas marcas conviven en los talleres de dichos orives. Antonio Ruiz de León ‘el Viejo’ empleó este troquel hasta 1800, pudiéndose alargar esta fecha hasta 1804, dado que la cronológica de 1800 se utilizó hasta 1804, inclusive.

Pareja de candeleros
Material: plata en su color
Dimensiones: 67 cm. de altura
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: mediados del siglo XVIII

Candeleros. Foto: Cedida
Candeleros. Foto: Cedida

La pieza es muy parecida a la descrita en el apartado anterior. Las molduras con las que ha sido ejecutada permiten advertir el cuidado en su decoración, propia del siglo XVIII. En la misma parroquia se conserva otra pieza similar a esta pareja, aunque algo inferior en el tamaño (65 cm.).

Corona de plata del Niño Jesús
Material: plata en su color
Dimensiones: 11 x 8 cm.
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: siglo XX

Corona del Niño Jesús. Foto: Cedida
Corona del Niño Jesús. Foto: Cedida

La obra está concebida en forma de amplia diadema, decorada en la zona inferior con elementos vegetales, de la que parten ralos destellantes terminados en estrellas de cinco puntas. Además de esta corona la iglesia de Santa María conserva una más, destinada asimismo a la testa del Infante por antonomasia.

Incensario
Material: plata en su color
Dimensiones: 29 x 8 (diámetro del pie) cm.
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: primera mitad del siglo XVII

Incensario. Foto: Cedida
Incensario. Foto: Cedida

Incensario de estilo purista, decorado con elementos vegetales muy tenues, con poco realce, realizados a partir de la fina labor que proporciona el buril. En algunas partes de la pieza, como es el caso del cuerpo de humo, estos elementos delineados enmarcan superficies caladas. En la evolución de la platería española, nos encontramos en un período estilístico donde la sobriedad es manifiesta.

Incensario
Material: plata en su color
Dimensiones: 31 x 9 (diámetro del pie) cm.
Estado de conservación:
Marcas: no tiene
Cronología: siglo XX

Incensario. Foto: Cedida
Incensario. Foto: Cedida

Según es característico en la platería del siglo XX, los motivos decorativos del pasado se retoman para el exorno de una pieza que dista mucho del carácter artesanal con el que estaba fabricada la obra precedente. No obstante, se trata de un incensario de interés por las molduraciones que tiene en su estructura general, y la forma con la que se ha concebido el cuerpo de humo, formado a base de cuatro grandes ces que terminan por darle una estructura piramidal.

Lámpara
Material: plata en su color
Dimensiones: sin posibilidad de acceso
Estado de conservación: bueno
Marcas: no hemos podido comprobar su existencia
Cronología: siglo XX

Lámpara. Foto: Cedida
Lámpara. Foto: Cedida

Situada en la capilla de los Loaisa, se trata de una pequeña lámpara ejecutada en el siglo pasado. Su estructura es bastante peculiar, ya que el plato inferior que suele llevar esta tipología ha sido sustituido por un elemento bulboso. Sencillas cadenas realizadas a la fundición unen esta primera parte con el copete superior, en forma de pequeña cupulilla peraltada y coronada con una argolla funcional. El exorno se reduce a motivos geométricos e iconográficos, como son las testas de querubes de las que parten las precitadas cadenas.

Lavatorios
En la iglesia de Santa María se conservan un total de tres lavatorios de manos, de plata en su color, muy interesantes por la exclusividad de esta tipología, muy poco frecuente. El primero de ellos parece corresponder al siglo XIX, y lleva una imagen de María como representación iconográfica. El segundo y el tercero ya son del siglo XX; uno está decorado con un crucificado, bastante sobrio, y el otro con una pareja de águilas imperiales, en clara alusión simbólica a Cristo, y dos jarras con gallones. Desde luego, este último conjunto llama la atención por el número de piezas que lo componen.

Lavatorio con imagen mariana. Foto: Cedida
Lavatorio con imagen mariana. Foto: Cedida
Lavatorio con Crucificado. Foto: Cedida
Lavatorio con Crucificado. Foto: Cedida
Lavatorio con pareja de águilas imperiales. Foto: Cedida
Lavatorio con pareja de águilas imperiales. Foto: Cedida
Jarra complemento de los lavatorios. Foto: Cedida
Jarra complemento de los lavatorios. Foto: Cedida

Virgen con Niño
Material: plata en su color
Dimensiones: 21 cm. de altura
Estado de conservación: bueno
Marcas: no tiene
Cronología: siglo XX

Virgen con Niño. Foto: Cedida
Virgen con Niño. Foto: Cedida

Aunque es evidente el modelo iconográfico medieval de esta imagen, donde la Virgen hace la función de Tronum Dei, la forma de la peana y los elementos decorativos remiten a una cronología mucho más próxima, ya no responden a ningún estilo en concreto, y sí al sincretismo propio del siglo XX.

CATÁLOGO DE ARTÍFICES

Manuel de Arroyo
Aparece documentado en las cuentas de la iglesia trujillana correspondientes al período comprendido entre 1738 y 1740. A su favor figura un descargo de 103 reales y 16 maravedís por las reparaciones que acometió en los candeleros, según la carta de pago que rubricó el 13 de abril de 1740.8

Es posible que fuera padre de los plateros José y Juan Antonio Arroyo, si bien es cierto que, en virtud de las fechas en las que continúa documentado en las cuentas de la iglesia de Santa María, bien podría haber formado parte de un taller familiar más amplio: figura documentado entre 1788-1789 y 1792-1793, realizando diversas tareas de reparación de piezas.9

José Arroyo de Ayala
Desconocemos la vinculación que puedo tener con el platero Manuel de Arroyo, de quien es probable que fuera hijo o hermano. Está documentado entre 1763 y 1765 a tenor de los 428 maravedís que recibió de la iglesia de Santa María “por la compostura del hisopo y las vinajeras de plata”.10

Junto al platero Juan Antonio Arroyo aparece documentado entre 1766 y 1768, percibiendo 2.516 maravedís por las diferentes obras acometidas en el tesoro de platería de la iglesia. Desde luego, ambos plateros, tal vez hermanos, sustituyeron con el tiempo al también orive Antonio Gómez Marroquín, quien se había encargado durante varios años de efectuar diferentes trabajos para esta iglesia trujillana.11

Con tal cometido José Arroyo aparece documentado, como vecino de Trujillo, en el bienio 1768-1769, tras recibir 36 reales por diferentes obras que había cometido para la iglesia.12 De igual forma sucede en los períodos de 1769-1770; 1770-1771, donde tenemos documentados a su favor un montante total de 220 reales por componer unas vinajeras; 1771-1773;13 1776-1777, bienio en el que recibe 39 reales por “obras precisas para el adorno de la iglesia”; y 1777-1783.14

Alejo de Bellisa
Figura en las cuentas correspondientes al período comprendido entre 1566 y 1568, en virtud de los 14 ducados que importó el “purificador de plata y oro” que fue necesario contratar para la iglesia.15

Agustín Casas
Su actividad para la iglesia trujillana de Santa María comienza en el bienio de 1793-1794, en que fueron contratados sus servicios para realizar un arca de plata en la que colocar el Santísimo Sacramento; por su hechura recibió un total de 450 reales.16 Y entre 1695 y 1697 se encargó de realizar diferentes reparaciones en el sagrario de la parroquia, percibiendo por ello 148 reales.17

Lorenzo de Castro
Figura documentado por vez primera en la parroquia trujillana de Santa María entre 1631 y 1632, a tenor del siguiente descargo:

  • “Yten se le pasan en quenta diez mill y setecientos y quarenta maravedís que se pagaron a Lorenzo de Castro, platero, del cetro que hizo y adereçó de las dema[nda]s, y de la cruz y yncensario. Ay carta de pago”.
  • “Yten se le pasan en quenta quinientos y quarenta y siete reales que pagó a Lorenzo de Castro, platero, para en quenta de la cruz de plata que está haciendo. Ay carta de pago”.18

 

Juan Calderón
En 1664 el platero Juan Calderón se encargó de realizar, a cambio de 66 reales, “echuras de tres pares de binajeras que hizo para dicha yglesia”.19

Antonio Gómez Marroquín
A este platero, vecino de la ciudad de Trujillo, lo hemos encontrado citado en las cuentas que el mayordomo de la iglesia realizó ofreció en 1738, relativas al período 1734-1738: en su favor figura un descargo de 125 reales por los diversos trabajos de reparación que acometió, durante esos cuatro años, en las piezas de platería de la iglesia.20

Según las cartas de pago que otorgó durante los meses de junio y julio de 1740, sabemos que se encargó de ejecutar, entre 1738 y 1740, “vnos broches grandes plata para [la] capa de coro”, a cambio de 73 reales y 16 maravedís.21 Asimismo, según otra carta de pago rubricada el 28 de julio de 1741, consta que recibió de la iglesia de Santa María 83 reales por “el aderezo de los zetros y hisopo de plata que dicha yglesia tiene”.22 Y por las dos “bujías que hizo” durante el bienio 1741-1742, se le abonaron 202 reales y 17 maravedís.23

Al decir de las cuentas, debió ser un platero bastante reclamado en la ciudad, ya que de nuevo figura en los asientos de la parroquia ejecutando diferentes composturas en el tesoro de platería entre los años 1742 y 1744, percibiendo la notable cantidad de 4.012 maravedís.24 Y asimismo, durante los períodos comprendidos entre 1744-1746, donde están documentados 38 reales a su favor; 1747-1748, con 816 maravedís; 1748-1749, bienio en el que se documentan a su favor un total de 751 reales y 16 maravedís; 1752-1755, fechas en las que percibe la importante cifra de 5.314 maravedís; 1755, año en el que se le abonan 46 reales;25 y 1757-1759, con un montante de 90 reales.26 En su labor, como platero asiduo de la parroquia, sería sustituido por José Arroyo.

Diego de Heredia
En las cuentas que se tomaron al mayordomo de Santa María entre 1580 y 1581, este platero, avecindado en la ciudad de Plasencia, recibió “tres myll y quatrocientos y ochos maravedís en parte de pago de la custodia que hace para la yglesia”, por mandato de Visita.27

En virtud de los asientos que constan en el Libro de Fábrica entre los años 1581 y 1583, sabemos que este platero era vecino de la ciudad de Plasencia; y su presencia en estas fechas en Trujillo respondió a la nueva custodia y cruz que la iglesia de Santa María le había encomendado. El montante total de los descargos consignados asciende a la nada despreciable cantidad de 2.176 reales, 16 maravedís y 31 marcos de plata (6.900 gramos) para la hechura de las piezas.28

Nufro Hernández
Entre 1559 y 1560 acomete diversos trabajos para la iglesia: aderezó la cruz y restauró una de las piezas que había perdido, y se encargó de reparar los incensarios y uno de los cálices de plata; por todo ello percibió 15 reales.29 Y entre 1560 y 1566 estuvo encargado de realizar diversas tareas, muy interesantes por la relación que algunas de ellas permiten establecer entre las artes aplicadas: consta una partida de dos reales y medio por los “botones de plata para la capa de brocado”; reparó la cruz procesional, un trabajo que en parte le fue abonado, además de lo percibido en dinero (15 reales), por medio de la entrega de la “plata quebrada” de la iglesia (6 reales), un procedimiento bastante frecuente en el momento; y realizó una nueva cruz pequeña, trabajo por el que percibió, por mandato del Señor Visitador, la cifra de 1.632 maravedís.30

Nufro Hernández debió ser un platero de bastante confianza para la iglesia de Santa María, ya que en 1566 se le volvió a contratar para efectuar algunos reparos en las piezas de plata; el trabajo, según consta por carta de pago fechada el 26 de junio de ese año, se estipuló en 50 reales. En el bienio de 1570-1571 recibió otros 14 reales por las reparaciones efectuadas en la cruz y en el incensario; en 1571 volvió a encargarse de esta pieza a cambio de 15 reales; y, de nuevo, entre 1573 y 1578 fue reclamado en la parroquia para efectuar diversos reparos (las cruces grande y pequeña, tres incensarios, etc.).31 Sus intervenciones en la iglesia de Santa María no terminaron entonces, ya que de nuevo aparece documentado entre 1578 y 1580, en virtud de los 16 reales que recibió por “los adobios (sic) que hizo en unas vinajeras y en unos yncensarios”.32

A tenor de los diversos trabajos que acomete para la iglesia entre 1581 y 1583, sabemos que Nufro Hernández era un platero avecindado en la ciudad de Trujillo. En el período mencionado percibió la cantidad de tres ducados y tres reales “porque adobó la cruz de oro y puso en ella la plata que fue menester”, y por el “adereço de los yncensarios de la iglesia”.33

Martín de Macaya
Entre 1680 y 1681, el platero Martín de Macaya figura en las cuentas de la iglesia a tenor del siguiente descargo: “Yten se le pasan en quenta mil quatroçientos y quinçe reales que pagó a Martín Macaya, platero vecino desta çiudad, los mil y çinquenta reales por la hechura de quatro çetros de plata que se hiçieron de los biejos que tenía la yglesia, y treçientos y sesenta y cinco reales que ynportó la plata que lleuaron demás. Constó de reçiuo que se rubricó y bale”.34

Hernán Rodríguez Machado
Este platero, avecindado en la ciudad de Trujillo, aparece documentado en las cuentas que el mayordomo de la iglesia tomó en el bienio 1583-1584, a tenor de los 10 reales que percibió “del adobio que hizo en dos cálices y plata que puso, que avía muchos días que no se dezía mysa con ellos”.35 Similar fue la labor que acometió entre 1584 y 1586, período en el que recibe 1.088 maravedís “de dos vezes que a aderesçado la cruz de las procesiones y la corono de Nra. Señora y otros adobios y plata que puso en ellos según contrató”.36

Luis Navarrete, el Mozo
El hijo del importante platero placentino Luis Navarrete aparece citado en las cuentas de la parroquia a tenor de diversos trabajos que había contratado: entre 1580 y 1581 está documentado un pago a su favor de 15.385 maravedís por las crismeras, cuatro cetros y otras piezas de plata que se encontraba ejecutando para la iglesia.37

Importante fue sin duda la hechura de los precitados cetros, que no han llegado hasta nuestros días, para de ellos se hiciera mención en las cuentas que el mayordomo tuvo que rendir ante los canónigos de Plasencia el 3 de septiembre de 1581.38 Los pagos por esta obra continúan en las cuentas correspondientes al período 1581-1583, en el que percibió un total de 100 ducados, 900 reales y 7 marcos de plata (1.610 gramos), lo que desde luego permite hacernos una idea de la pieza que le había sido encomendada:

  • “Más cien ducados que dia a Navarrete, platero vezino de Plasenzia, para parte de pago de los çetros questá haziendo. Tengo carta de pago en mi legajo”.
  • “Di a Luis Navarrete, platero, por los çetros questá haziendo quatroçientos reales y siete marcos de plata. Tengo carta de pago en mi legajo”.
  • “Di a Luis Navarrete, platero vezino de Plasenzia, trezientos reales para en parte de pago de los çetros. Tengo carta de pago en mi legajo”.
  • “Más di a Navarrete, platero vezino de Plasenzia, duzientos reales para los cetros de plata questá haziendo. Tengo carta de pago en mi legajo”.39

Aún en las cuentas tomadas durante el bienio de 1583 y 1584, se le abonan por la misma razón la cuantía de 200 reales.40 A esta cantidad hay que sumar la cuantía global de 138.762 maravedís, consignada en el Libro de las Cuentas tomadas entre 1583 y 1626.41 El montante total ascendió a la importante cifra de 571 ducados, 8 maravedís y 1,610 kg. de plata.

Tampoco ha llegado hasta nuestros días la cruz de plata sobredorada que estipuló con esa misma parroquia el 7 de noviembre de 1585. Con ello, la comunidad parroquial daba cumplimiento a los mandatos de Visita. Para efectuar los primeros pagos de la obra, el mayordomo dejó constancia de haber entregado al platero diez piezas de plata que pesaron diez marcos, dos onzas y dos ochavas, además de una escritura de deuda que tenía contra Andrés Martín y Juan de la Peña, ambos vecinos de Plasencia, por valor de 51.660 maravedís. La escritura de fianzas pasó ante el escribano Juan Díaz, firmada el 28 de enero de 1587. Y parece ser que la iglesia reclamó la obra por escritura de 7 de junio de 1589, y de nuevo el 9 de mayo de 1590.42

La cruz se terminó de abonar durante el período 1591-1594, según los descargos que se pasaron en cuenta durante estos años al mayordomo: “Yten pagué a Luis Navarrete el Viejo, platero de Plasenzia, por una parte onze myle y seiscientos y sesenta maravedís, y por otra, seiscientos y sesenta y un maravedís, que se le restaban deviendo de la cruz que hizo para la dicha yglesia, con lo qual se le acabó de pagar los 103.546 maravedís que montó en la plata y hechura la dicha cruz, porque pesó veynte y tres marcos y dos onças y contando a seis ducados de hechura de cada marco conforme al contrato montó lo dicho, y con esto queda acabado con el dicho Navarrete. Y se entregó la cruz a Juan Calero y Miguel Carrasco, sacristanes, y tuvo por bien Navarrete que se dorase donde el mayordomo quisiese…”.43

A la cantidad expresada en la partida se sumaron las costas que tuvo el pleito que hubo que interponer contra los titulares de la deuda que la parroquia traspasó en favor del platero. En 1592 el platero Cristóbal de Olivares terminó la obra procediendo a su dorado.

Cristóbal de Olivares
El 14 de junio de 1592, Cristóbal de Olivares, platero vecino de la ciudad de Trujillo, otorgó carta de pago por valor de 4.300 reales y medio, y en virtud de a hechura y oro que puso cuando doró la cruz parroquial que había contratado en 1585 el platero placentino Luis Navarrete,44 de lo que damos noticia en el apartado dedicado a este artista.

Álvaro Ramírez
A este platero lo hemos documentado trabajando para la iglesia trujillana entre 1644 y 1647:

  • “Ytem doçe reales que pagó a Álvaro Ramírez, plaetero, del adereço de vn cáliz y ostiario de dicha yglesia. Mostró carta de pago”.
  • “Yten veinte y ocho reales que pagó al dicho Álvaro Ramírez, platero, de los adereços que hiço en una lánpara y en los yncensarios de plata de dicha yglesia. Mostró carta de pago”.45

Asimismo, entre 1648 y 1650 se encargó de aderezar un candelero de plata a cambio de cuatro reales.46

Francisco Rosado
Conocemos el nombre de este orive a través del asiento de 30 reales anotados a su favor en las cuentas efectuadas entre 1700 y 1702, que recibió por aderezar la custodia y el incensario.47 De nuevo figura documentado en el bienio de 1703-1705, en que se encarga de aderezar una pareja de vinajeras y la cruz de la manga parroquial. Y una vez más entre 1712 y 1714, período en el que recibió “duzientos y quarenta reales que ymportaron las hechuras de doze vinajeras de plata que se hizieron nuevas para el servicio de la yglesia”.48

Sebastián Sánchez de la Cruz
Figura documentado por vez primera en las cuentas que el mayordomo de la iglesia trujillana realizó en 1698, dando fe de los 75 reales que le habían sido abonados por la hechura de un copón y dos patenas.49

Agustín de Soto
Como vecino de la ciudad de Trujillo figura documentado en las cuentas de la parroquia correspondientes al período de 1730-1734, percibiendo739 reales y veinte maravedís por haber realizado “diferentes hechuras de plata y composizión”: los cetros que había hecho a finales del siglo XVI el platero placentino Luis Navarrete, el Joven, para los que hizo de nuevo los remates en forma de cabezas de santos; también reparó la campana de la iglesia, las vinajeras, las arañas; y realizó varios broches de plata.50

También aparece documentado en el bienio 1762-1763, con 364 maravedís que le fueron satisfechos por “la compostura de unas vinajeras y unas campanillas de plata”.51

Juan de Soto
Es posible que fuera padre del también orive Agustín de Soto. Lo tenemos por primera vez documentado entre 1724 y 1727, percibiendo 2.125 maravedís por la compostura de diversas piezas de platería52.

Alonso Váez
Conocemos el nombre del orive Alonso Váez a partir del asiento existente en los Libros de Cuentas de Fábrica del siglo XVI, donde consta una partida de dos reales y medio que recibió en el período 1560-1566, por las crismeras que hizo y el aderezo que acometió sobre una de las cruces.53

Juan Varela
Está documentado entre 1640 y 1642, en virtud del descargo siguiente: “Yten da por descargo ziento y doze reales que pagó a Joan Varela, platero, del aderezo de unas bidrieras y una cruz de plata y unas binajeras de plata de dicha ylgesia. Parezió por carta de pago de veinte y zinco de otubre de mil y seiscientos y cuartanta, que mostró”.54

Juan Vázquez
A este platero lo hemos documentado en los asientos correspondientes al período comprendido entre 1586 y 1591. Según una carta de pago fechada en agosto de 1588, Juan Vázquez recibió doce reales de la plata que había puesto para reparar las cadenas de los incensarios, dentro del proceso de limpieza que se encargó de acometer sobre los mismos.55

Dentro de las precitadas cuentas, constan otras cuatro cartas de pago, fechadas el 28 de abril, 6 y 17 de junio de 1589, y en 1590, relativas a los 51 reales que percibió por aderezar los candeleros, la cruz y el incensario de la iglesia y limpiar otras piezas56.

Entre 1591 y 1594, Juan Vázquez volvió a realizar diversos trabajos de reparos en la plata de la iglesia: el incensario, la cruz de plata, etc.57

1 Clodoaldo Naranjo Alonso, ‘Solar de conquistadores. Trujillo, sus hijos y monumentos’ (Serradilla, 1929), pp. 89 y ss.; Carmen Fernández-Daza Alvear, ‘La ciudad de Trujillo y su tierra en la baja Edad Media’ (Badajoz, Junta de Extremadura, 1993), pp. 96 y ss.
2 J. Tena Fernández, ‘Trujillo Histórico y Monumental’ (Alicante, 1967. Trujillo, 1988), pp. 423 y ss.
3 Las reformas acometidas en la parroquial de Santa María la Mayor, de Trujillo, son susceptibles de ser comparadas con las que el arquitecto Pedro de Ybarra llevó a cabo en la centuria de 1500 en la cacereña Concatedral de Santa María. Vid., al respecto, Francisco M. Sánchez Lomba, ‘Iglesia caurienses del milquinientos’ (Salamanca, 1994), pp. 128-138.
4 Uno de los estudios más recientes sobre este importante templo fue acometido por José Antonio Ramos Rubio, ‘Estudio histórico artístico de la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo’ (Cáceres, 1990, edición del autor), pp. 13-30. Vid., etiam, José Ramón Mélida Alinari, ‘Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916)’ (Madrid, 1924), T.º II, pp. 353 ss.; Carmelo Solís Rodríguez, ‘El arquitecto trujillano Sancho de Cabrera (1500?-1575)’, en ‘V Congreso de Estudios Extremeños. Pórtico al bimilenario de Mérida. Ponencia IV. Arte’ (Badajoz, 1976), pp. 144 s.; J. Fernández López, ‘Santa María la Mayor’, en ‘Extremadura’, de la colección ‘La España Gótica’ (Madrid, 1995), pp. 256-270 passim, donde se nos ofrece una interesantísima bibliografía para profundizar en toda una serie de aspectos que, por la propia naturaleza del presente trabajo, hemos considerado oportuno omitir. En este sentido también hay que destacar el brillante compendio bibliográfico que los integrantes del actual Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura nos ofrecen en el libro Monumentos Artísticos de Extremadura (Mérida, 1995, 2ª edición revisada y aumentada), pp. 593-596, etc. Sobre los maestros de la iglesia vid. el trabajo del Chantre don José Benavides Checa, ‘Prelados Placentinos. Notas para sus biografías y para la Historia documental de la Santa Iglesia Catedral y Ciudad de Plasencia’ (Plasencia, 1907), pp. 127 s.
5 F. Layna Serrano, ‘La iglesia de Santa María de Trujillo’, en ‘Boletín de la Sociedad Española de Excursiones’ (Madrid, 1943), p. 252.
6 Sobre este aspecto es muy interesante el trabajo, entre otros que tiene, del profesor Francisco J. Pizarro Gómez, ‘Abandono y ruina de la arquitectura trujillana durante el siglo XIX’, en ‘Norba. Revista de Arte, Geografía e Historia’, Tº. II (Cáceres, 1981), pp. 53-66.
7 Cruz Valdovinos, ‘Museo Arqueológico Nacional. Catálogo de la platería’ (Madrid, 1983), p. 168, nota 70.
8 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1730 a 1756, foliado, fol. 78 vt.º.
9 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1773 a 1793, foliado, fols. 226 y 278.
10 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1756 a 1773, foliado, fol. 76.
11 Ibídem, fol. 115 vt.º.
12 Ibídem, fol. 136.
13 Ibídem, fols. 149 vt.º, 180 y 195 vt.º
14 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1773 a 1793, foliado, fols. 59 vt.º, 78, 108, 122 vt.º y 152.
15 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V., de 1559 a 1583, foliado, fol. 61.
16 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1691 a 1729, foliado, fol. 46 vt.º.
17 Ibídem, fol. 73.
18 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V. de (1619) 1629 a 1692, foliado en parte, fol. 29 vt.º.
19 Ibídem, fol. 200 vt.º.
20 Ibídem, fol. 50.
21 Ibídem, fol. 78 vt.º.
22 Ibídem, fol. 101 vt.º.
23 Ibídem, fol. 126.
24 Ibídem, fol. 151 vt.º.
25 Ibídem, fols. 170, 184, 211, 230 vt.º y 246 vt.º.
26 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1756 a 1773, foliado, fols. 32 vt.º
27 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V., de 1559 a 1583, foliado, fol. 258 vt.º.
28 Ibídem, fols. 272, 274, 277 vt.º y 278.
29 Ibídem, fols. 8 y 10.
30 Ibídem, fols. 25, 26 vt.º y 34.
31 Ibídem, fols. 62, 97 vt.º, 109, 141, 157, 174, 181 y 182.
32 Ibídem, fol. 230.
33 Ibídem, fols. 278 y 290.
34 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V. de (1619) 1629 a 1692, foliado en parte, foliación perdida en esta parte del libro.
35 A.P. de Santa María, Trujillo, L.C.F. y V. de 1583 a 1626, foliado, fol. 17.
36 Ibídem, fol. 45.
37 Ibídem, fols. 259 y 262 vt.º-263.
38 Ibídem, fols. 262 vt.º-263.
39 Ibídem, fols. 277 vt.º, 278 y 279 vt.º.
40 Ibídem, fol. 345.
41 A.P. de Santa María, Trujillo, L.C.F. y V. de 1583 a 1626, foliado, fols. 14 vt.º, 15 vt.º, 16 y 24.
42 Ibídem, fols. 40, y 79-83 vt.º, passim.
43 Ibídem, fol. 103. Vid., etiam, Méndez Hernán, V., ‘El platero placentino Luis Navarrete. Aportaciones documentales sobre su trayectoria biográfica y artística’, en Estudios de Platería. San Eloy 2004, Murcia, 2004, pp. 308 s.
44 A.P. de Santa María, Trujillo, L.C.F. y V. de 1583 a 1626, foliado, fol. 108.
45 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V. de (1619) 1629 a 1692, foliado en parte, fols. 109 vt.º-110.
46 Ibídem, fol. 126 vt.º.
47 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1691 a 1729, foliado, fol. 125.
48 Ibídem, fols. 161 y 233-233 vt.º
49 Ibídem, fol. 86 vt.º.
50 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1730 a 1756, foliado, fols. 24 vt.º-25.
51 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1756 a 1773, foliado, fol. 65.
52 A.P. de Santa María, L.C.F. y V. , de 1691 a 1729, foliado, fols. 333-333vt.º.
53 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V., de 1559 a 1583, foliado, fol. 24 vt.º.
54 A.P. de Santa María de Trujillo, L.C.F. y V. de (1619) 1629 a 1692, foliado en parte, fol. 74 vt.º.
55 A.P. de Santa María, Trujillo, L.C.F. y V. de 1583 a 1626, foliado, fol. 74 vt.º.
56 Ibídem, fols. 78 vt.º, 79, 79 vt.º y 83.
57 Ibídem, fols. 102 vt.º, 103 vt.º, 113 vt.º.

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