El grupo de investigación RoboLab ha desarrollado un sistema de monitorización en tiempo real de la temperatura y humedad de diversos puntos de la ciudad de Cáceres, con la instalación de 25 sensores de diseño propio y fabricación extremeña.
Este grupo de investigación de la Escuela Politécnica de Cáceres realiza este estudio dentro del proyecto ‘Oladapt’ (‘Olas de calor y ciudades: adaptación y resiliencia del entorno construido’) del Ministerio de Ciencia e Innovación, que se desarrolla de forma coordinada con la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Politécnica del País Vasco.
Como explica la investigadora principal en la Universidad de Extremadura, Beatriz Montalbán, “el proyecto se replica en Cáceres, Madrid y Bilbao, consiguiendo un análisis a tres escalas y de tres entornos climáticos diferentes”. “Es un reparto de tareas en el que cada universidad aporta su ‘know how’ (área de especialización); por ejemplo, Madrid es experta en vulnerabilidad y riesgo climático, áreas donde ya se han elaborado diversos estudios y mapas urbanos; mientras que nosotros, desde la Escuela Politécnica, aportamos nuestra experiencia en monitorización”, añade.
En concreto, RoboLab se encarga del diseño y la fabricación de un sistema que monitoriza la temperatura y humedad identificando las llamadas islas de calor, los puntos urbanos que almacenan la radiación solar durante el día y la liberan por la noche, aumentando la temperatura del aire.
Para ello, se han instalado 25 sensores en diferentes zonas de Cáceres, teniendo en cuenta características como la altitud o la tipología del tejido urbano: ancho de calle, tipo de edificio, altura de la construcción, etc. Estos sensores, desarrollados en colaboración con la empresa de ingeniería electrónica iRay de Mirabel, registran la humedad y temperatura, permitiendo su monitorización en tiempo real. Se comunicarán entre ellos mediante tecnología LoRa (Long Range) a través de tres ‘gateways’ situados en los cerros de la ciudad, permitiendo recibir la señal de los sensores situados hasta a tres kilómetros de distancia.
La instalación de los sensores, a cargo de la empresa Oeste de Pitarch, se completó el pasado 15 de julio, y en breve se podrán analizar los primeros datos, con información muy valiosa para comprender y abordar las islas de calor en la ciudad de Cáceres.
El objetivo general del proyecto es adaptar las ciudades al calor detectando los puntos calientes. Además, la innovación del estudio radica en que también se analiza el nivel de vulnerabilidad del ciudadano en dichos puntos. “Hay zonas donde la renta per cápita es bastante alta y, aunque se encuentren en riesgo de ola de calor, los ciudadanos no van a tener problemas para afrontarla; sin embargo, en otras zonas de la ciudad, donde la renta media es muy baja, los materiales de construcción no son adecuados o existe una gran población envejecida, tendrán más dificultad para hacerlo”, subraya Beatriz Montalbán.
Las siguientes etapas del proyecto, de tres años de duración, consistirán en simular estrategias o soluciones para mejorar estos entornos y, por último, trasladar la información a la Administración, a las empresas y a los ciudadanos, con el fin de fomentar diferentes líneas de actuación.
Fuente
Servicio de Difusión de la Cultura Científica