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La Universidad de Extremadura participa en el proyecto europeo ECHO sobre el cuidado y la conservación de la salud del suelo

La Universidad de Extremadura participa en el proyecto europeo ECHO sobre el cuidado y la conservación de la salud del suelo
El investigador y profesor de Geología Manuel Pulido. Foto: Cedida
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El proyecto ECHO (‘Engaging citizens in soil science: the road to healthier soils) tiene como objetivo involucrar a los ciudadanos de la Unión Europea en la salud del suelo, aumentando sus conocimientos sobre este recurso esencial y generando nuevos datos sobre el estado de salud de los suelos en Europa.

Como proyecto de ciencia ciudadana, su particularidad radica en que será el público no experto el encargado de realizar un trabajo que, de manera general, recae en los científicos, lo que ayudará a concienciar sobre la importancia ecológica y social de los suelos. Para ello se pretende recopilar 16.500 muestras de suelo de Europa tomadas por los propios ciudadanos.

El investigador y profesor de Geología de la Universidad de Extremadura Manuel Pulido lidera el grupo encargado de desarrollar este proyecto en la región. “En estos momentos nos encontramos en el segundo estadio del proyecto, donde preparamos los materiales para que cualquier persona que no sepa de suelo pueda hacer los experimentos”, explica. “Son guías de campo para que una persona que no tiene conocimientos científicos pero que quiera participar en el proyecto vaya a su finca, al parque de su ciudad… y tome una muestra de suelo en las condiciones adecuadas”, añade.

Este análisis se basa en ocho indicadores: contaminantes, materia orgánica, estructura del suelo, biodiversidad, PH y nutrientes, cobertura vegetal, cobertura forestal y heterogeneidad paisajística. Según explica Manuel Pulido, en Extremadura, en la dehesa, no hay problemas de contaminación, pero sí en las aguas, porque en las zonas agrícolas se usan muchos fertilizantes y acaban en los cursos de agua. “En otras zonas de Europa tienen más problemas con metales pesados que provienen de la industria y la minería. Además, también está el problema de los microplásticos, que nos afecta de forma global”, apostilla.

Existen dos opciones de muestra: una para determinar la presencia de un indicador concreto in situ, como los contaminantes; y otra para ser enviada a un laboratorio centralizado para su análisis. El segundo caso es imprescindible para uno de los indicadores más relevantes, el de biodiversidad, “es decir, el ADN del suelo, conocer los filos de hongos y bacterias que viven en ese suelo, y que requiere de un análisis más complejo. En este proyecto hay cuatro laboratorios que lo hacen: en Portugal, Italia, Finlandia y Escocia”.

Para la recogida de muestras es necesario seguir un protocolo, cuyos materiales informativos se están elaborando; también se están creando guías de campo y guías de interpretación. Por otro lado, la empresa pacense Ambienta, que también participa en el proyecto, está preparando vídeos interactivos y un sistema de recompensas virtuales para incentivar la participación, como si se tratara de un videojuego.

La segunda fase consiste en la difusión del proyecto en diversos ámbitos, como centros escolares, colectivos de agricultores y ganaderos o personalidades públicas. “Ya hemos hablado con los principales grupos políticos de la región para hacer una serie de intervenciones con el objetivo de que, cuando tengan que decidir leyes sobre el suelo, conozcan las características de nuestros suelos de primera mano y su importancia”, anuncia Manuel Pulido.

A partir del proyecto ECHO se creará ‘Echorepo’, un repositorio de acceso abierto alimentado con estos datos y que podrá ser explotado no solo por los científicos, sino también por cualquier persona interesada. Esto proporcionará valor añadido a los datos existentes y otras iniciativas relevantes de monitoreo del suelo. “Se va a crear una aplicación para que la gente tenga acceso a toda esa información recopilada cuando acabe el proyecto. Con ello esperamos generar un interés por este tipo de conocimiento científico y, sobre todo, trasladar a la población la importancia de cuidar y proteger la salud del suelo. Es necesario comprender que del suelo depende nuestra comida, agua y demás recursos básicos para toda la sociedad”, concluye Manuel Pulido.

El proyecto ECHO está financiado por el programa ‘Horizonte Europa’ de la Comisión Europea, y se enmarca en la Misión Suelo de este programa de investigación e innovación.

Fuente: Servicio de Difusión de la Cultura Científica de la Universidad de Extremadura

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