La ermita de Nuestra Señora de Belén es obra de mampostería cuarcítica, refuerzos de sillería granítica recercando los vanos y ladrillo, de origen medieval, consistente en un precioso porche de madera en su exterior bajo el cual se encuentra la puerta de acceso al interior que se abre en arco de medio punto. Al exterior presenta varios contrafuertes de mampostería cuarcítica.
La ermita ha sufrido varias reformas, la última practicada en 2007. En un lateral de la portada de acceso de los pies de la ermita, sobre una ventana, una inscripción nos facilita la fecha de una reforma: “AÑO DE 1734”.
En el interior de la ermita hay una nave única, que se divide en tres tramos por arcos de ladrillo túmidos que apean en pilares prismáticos con esquinas achaflanadas. La nave se cubre con bóveda de cañón corrido. La ermita está rematada en ábside pentagonal cubierto con bóveda ojival, cubriéndose con pinturas al fresco barrocas, fechables a finales del siglo XVII, destacando elementos simbólicos como la luna, el sol, el árbol de la vida, la fuente, en cartelas, dispuestas entre motivos vegetales.
La bóveda de cañón del primer tramo de la nave posee pinturas de principios del siglo XVIII con motivos vegetales y geométricos, y angelotes que portan instrumentos musicales. Estas pinturas fueron ejecutadas por artistas de la zona, procedentes de Zorita.