Finalizados los Juegos Olímpicos de París, celebrados entre el 26 de julio y el 11 de agosto pasados, hemos presenciado los otros Juegos, los Paralímpicos, del 28 de agosto al 8 de septiembre, en la misma ciudad. Son los ‘Juegos de los otros’, personas con discapacidad, sí, pero deportistas de alta competición.
Ludwig Guttmann (1899-1980), médico neurólogo y neurocirujano, es considerado el creador de los Juegos Paralímpicos. Alemán y judío, pudo salir de su país tras la ‘Noche de los cristales rotos’ para tratar al dictador portugués Antonio Salazar. No volvió a Alemania y se quedó en Inglaterra, mientras se libraba la guerra contra Alemania.
Tras pasar por Oxford, Guttmann recaló en el hospital de Stoke Mandeville, al noroeste de Londres, con el propósito de rehabilitar a los soldados y civiles heridos durante la contienda. Sus pacientes, en su mayoría parapléjicos, pasan el tiempo acostados y sedados. Tienen 20 años. No pueden volver a caminar. “Solo les resta aliviar su dolor hasta que se produzca su piadoso final”, escribe Roberto Riccardi en ‘Corazón de campeón’, sobre la historia del doctor.
El Gobierno británico encarga a Guttmann la creación de una Unidad Espinal. Allí comienza a introducir el deporte con el objetivo de rehabilitar a los heridos en la guerra, como herramienta de recuperación física y psicológica. Pasado el tiempo, la rehabilitación da paso a la recreación y a la competición.
En 1944 crea el juego de polo en silla de ruedas para mejorar la evolución y condiciones médicas de los tetrapléjicos de su unidad. Saca a sus pacientes al jardín y dispone un equipo para jugar contra otro de personas sin discapacidad, también en silla de ruedas, con un objetivo: ganar al contrario, la esencia del deporte en igualdad de condiciones.
El 29 de julio de 1948, coincidiendo con la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres, el doctor Guttmann organiza la primera competición con otros hospitales de ámbito nacional para deportistas en sillas de ruedas, que bautiza como Juegos de Stoke Mandeville.
El éxito de esos Juegos se extendió internacionalmente entre las federaciones nacionales que fueron surgiendo. España participa por primera vez en unos Juegos Paralímpicos, entonces llamados Juegos Internacionales de Stoke Mandeville de minusválidos, en los de Tel Aviv de 1968. Tras las Olimpiadas de Roma, en 1960, y Tokio, en 1964, donde los Juegos ya compartieron ciudad con los de verano, México no pudo albergarlos en 1968 y se trasladaron a Tel Aviv. Comenzó una larga travesía del desierto; Seúl, en 1988, supuso un hito importante en la historia del movimiento paralímpico, y Barcelona’92 marcó un antes y después en los Juegos Paralímpicos como los conocemos hoy. En 2020 se truncaron por el Covid, aplazándose los Juegos de Tokio a 2021. En la capital nipona se dieron cita más de 4.200 deportistas de 162 países.
En los XVII Juegos Paralímpicos de París 2024 se han dado cita 4.440 atletas de 185 comités paralímpicos nacionales, que han participado durante los 11 días de competición en 22 deportes. España ha competido en 16 de ellos.
Teresa Perales, leyenda del paralimpismo español e internacional, con más de 20 medallas en natación en seis Juegos, aprendió a vestirse sola en los vestuarios. La sociabilización y la actividad física mejoraron su calidad de vida, como pensó Guttmann al introducir el deporte de élite para personas con discapacidad, pasando del simple juego en el hospital a la motivación de ganar al contrario.