Cualquier evento de alto impacto hace que cambiemos nuestra forma de vida, y, aunque el estrés es una reacción fisiológica y psicológica normal a las exigencias que van apareciendo, los múltiples desafíos a los que nos estamos enfrentando en este momento pueden sobrepasar la capacidad para afrontarlos.
Después de la Covid-19 hemos pasado de ver que teníamos nuestra estructura más o menos bien definida a sentir que vivimos en nidos de papel, pudiendo comprobar que cualquier acontecimiento monstruoso puede alcanzarnos.
Los temores y la incertidumbre se están manifestando en problemas de salud mental, y no solo en España; recientemente, en una conversación con una persona de Cracovia me decía “nada es igual, todo ha cambiado”.
En consulta a diario se tratan síntomas de ansiedad y depresión, falta de concentración, o dificultad para dormir o dolores en el cuerpo; lo cual, a pesar de poner el mayor esfuerzo por seguir, hace difícil enfrentarse a las responsabilidades del día a día.
Sentirte triste, desesperanzado, atemorizado, irritado, ansioso, o desamparado es algo generalizado en estos momentos, pero no te asustes, pasará.
Las limitaciones que tenemos hacen que todo sea aun más complejo, pero te propongo que, mientras esperamos que la primavera traiga nuevos brotes, intentemos formar otros nidos que vuelvan a estar compuestos de delicadas ramas y plumas suaves.
Relájate y recárgate de energía positiva, desecha la información negativa que nos llega cada día y que consigue llenar nuestra cabeza. Reserva un poco de tiempo para ti, será reconfortante y te ayudará a calmar tu mente.
Aprovecha el poder del cerebro para sentirte mejor, aplica la atención plena o meditación, utilizando la técnica que mejor te funcione, no importa cuál sea. Duerme lo suficiente, aliméntate de manera saludable, y no olvides realizar actividad física de forma regular, ya que ayuda a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Sal al aire libre, por esos senderos donde se escucha el canto de los pájaros y se disfruta de la naturaleza.
Ten seguridad que, antes que al viento le dé tiempo de llevarse los pequeños fragmentos de papel, habremos construido un nuevo nido, fuerte y adaptado a nuestras necesidades.