Paseo Alto-Sierrilla, en Cáceres. Yolanda Álvarez Gómez

Me gusta mucho participar en rutas senderistas con la silla Joëlette. Cualquier ruta que se quiera realizar requiere un trabajo de organización y planificación que no se aprecia a simple vista.

Cuando una persona con discapacidad participa en cualquier evento, el trabajo se multiplica: elegir la ruta para que sea accesible con la silla (algunas no lo son, aunque sí ya gran cantidad de ellas), ver si hay suficientes pilotos disponibles para el día elegido, etc.

Se tiene que realizar un curso para poder ser piloto, aunque, como todo, se aprende con la práctica y ruta tras ruta. Por ello deseo hacer un reconocimiento a una labor que se realiza de manera silenciosa pero prolongada en el tiempo. Aparte de conocer nuevos lugares, una se encuentra rodeada de personas con un gran valor humano, que hacen posible la inclusión de las personas con discapacidad.

La última ruta en la que tuve la suerte de participar fue la de ‘Paseo Alto-Sierrilla’, en la ciudad de Cáceres. Es una ruta que recomiendo a cualquier persona que sea amante de la naturaleza. Pasamos por ‘El olivar chico de los frailes’, un puro bosque mediterráneo, por lo que se puede considerar un pequeño Monfragüe, al cual se puede acceder desde el propio Cáceres.

Subimos al monte de aguas vivas, donde contemplamos impresionantes paisajes naturales. También pudimos disfrutar de las pinturas de Raúl Popoose, donde intenta plasmar su delicadeza, la sensibilidad de los abrazos que dibuja, la extremadamente dulzura femenina cuyas extremidades se pierden en espirales. Pero su intención no se queda ahí, sino que quiere que nos adentremos en nosotros mismos, alejándonos del mundanal ruido y de las prisas del día a día.

Terminamos con ‘El mirador de la infanta Isabel’, del escultor César David, disfrutando de espectaculares vistas.

Esta zona es muy frecuentada por jóvenes que salen a correr y lo desean hacer en un entorno natural. Además, nos cruzamos con ciclistas que se acercan para practicar su deporte, sin tener que realizar largos desplazamientos para estar rodeado de naturaleza.

Extremadura posee joyas naturales por los cuatros costados, respirando aire puro desde cualquier lugar donde te encuentres. Se nota que hace falta urgentemente que llueva para que los campos recuperen el verdor perdido debido a la sequedad extrema de este año.

Lo que ocurra en la sociedad es responsabilidad de cada uno de nosotros; por eso animo a que la iniciativa del grupo senderista ‘La Dehesa’ sea imitada por otros grupos senderistas de nuestra región y acerquen la naturaleza a personas que de otra manera no podrían conocerla.