Los altares rupestres se extienden por amplias zonas de Extremadura. En números atrás de esta revista tuvimos ocasión de conocer algunos de ellos situados en Tierras de Cáceres. Abandonamos el entorno de Los Barruecos en Malpartida de Cáceres y nos dirigimos algo más hacia occidente, en la localidad también cacereña de Mata de Alcántara. Allí, a unos tres kilómetros del casco urbano, se encuentra uno de los altares rupestres más espectaculares y de mayor interés: el conocido como ‘La Peña Carnicera’.
Se trata de un gran bolo de granito de unos cinco metros de altura que emerge en una hondonada flanqueada por suaves lomas. Tiene forma troncocónica y paredes verticales en todo su perímetro, salvo hacia el saliente, que asciende en suave rampa, en la que se ha tallado una escalinata formada por 11 entalles más o menos rectangulares a modo de peldaños, que parecen haber sido tallados con algún instrumento de metal, seguramente de bronce. El primer escalón arranca de la misma base, desde la que suben alineados en diagonal hasta media altura, donde cambia de sentido en zigzag hasta la misma cumbre. En la parte superior se extiende una plataforma aplanada de unos tres metros de diámetro en la que se ha formado una gran cubeta en forma ovoide con un hoyo en el centro de perfil cónico a modo de ‘lacus’ con sendos canalillos en sus extremos que desaguan hacia el norte y el suroeste respectivamente. En el extremo noroeste hay un saliente rocoso en el que se excavó una cubeta ovalada que no presenta ningún tipo de desagüe y en las proximidades del borde sur hay un rebaje con tres cazoletas.
Su utilización como lugar donde se llevaban a cabo ceremonias sacrificiales parece evidente. La escalinata servía de acceso físico a la plataforma superior, pero también tenía un valor simbólico de elevarse hacia ese mundo celeste donde actúan las fuerzas que animan el mundo de los mortales. En las cubetas se quemaban las entrañas de las víctimas del sacrificio en honor a los dioses y a través de los canalillos se vertía la sangre y los líquidos hacia la base de la peña, donde se recogerían en recipientes colocados al efecto. La carne era asada y comida por los participantes en el sacrificio en confraternización con las divinidades, tal como era costumbre en el sacrificio indoeuropeo.
Estos rituales se remontan a tiempos muy antiguos y conectan con creencias indoeuropeas muy primitivas, aunque no se pueden descartar reminiscencias anteriores, del mundo megalítico al que Peña Carnicera está asociado, e incluso de ancestrales creencias que quizás sean originarias del Paleolítico.
Efectivamente, Peña Carnicera se localiza en el área megalítica de Alcántara-Valencia de Alcántara, una de las zonas más importantes de actividad dolménica de la Península Ibérica, que se extiende por el norte del Tajo hacia el área dolménica de Montehermoso-Plasencia, y donde se ubican otros altares de similares características.