El pasado viernes 25 de octubre tuvo lugar la presentación del último libro de Juan Ramón Jiménez Simón, ‘La memoria del expreso’, con dibujos de Eva García Fernández y un magnífico prólogo de André Cruchaga. Buen trabajo de la editorial Nazarí.
El lugar elegido fue el salón de actos del Meiac, y fue presentado por la profesora Nuria Martos Díaz Pines, a la que acompañaba el también poeta Emilio Díaz Pines, y verdadero artífice de organizar esta presentación del autor sevillano en Badajoz.
Allí también se dieron cita algunos amigos del autor y de la cultura, como Clara Blázquez, Justo Castellano, José Carlos Corbacho, Francisco López Arza, Manuela Mora, o el pintor Antonio Gamero, entre otros.
Juan Ramón es un poeta todo terreno, jornalero de la metáfora, titiritero de la palabra, que dribla y regatea con la pluma igual que Ronaldo o Messi o Griezmann con el balón, y cuando menos te lo esperas, te marca un gol por la escuadra o de chilena.
El libro
Viene precedido de palabras hermosas del prologuista André Cruchaga.
El poeta insufla a sus versos un espíritu sereno, sencillo, cercano, y en otras ocasiones nos agarra por la pechera y nos hace preguntas, y nos da respuestas, y silencios cosidos en la madrugada más tierna. Es un libro repleto de metáforas nuevas, de guiños viejos, de abrazos y emociones… Hay que leer este libro sin prisa, saborear cada verso, paladear como un buen vino de la tierra, extremeño o de Andalucía, es indiferente.
El poeta lo divide en tres partes, aunque siempre nos habla del tren… un libro de noches furtivas, acechando la inspiración, la desordenada tristeza.
“Como que volaba al viento/ vivo que no cortaba el tren/ pareciera que corría el sol/ que, más mío, extraña su cuidado/ en tiernas mesetas de paso…” nos dice en el poema VII del canto primero. Y en el poema V del canto tercero y entrada, ‘Ligero de equipaje’, nos dice: “como las traviesas/ que marcan la cadencia/ de los versos”.
El poeta nos deleitó al final con la lectura de varios poemas del libro, e invitó a que otros lo hicieran, como fue el caso de Emilio Díaz Pines, que con voz templada leyó un poema de este libro, como también hizo este humilde servidor, jaleado por algunos de la mesa presidencial y del público.
Al final se le hicieron preguntas sobre el libro y otros asuntos a Juan Ramón, que contestó amablemente a cada una de ellas. Se creó una convivencia entrañable entre público y autor. Después se firmaron ejemplares del libro. Agradeció emocionado la asistencia de amigos y colegas de resignada hebra, escritores y poetas, que quisieron acompañarle en esta segunda presentación de su libro, la primera fue en Sevilla.
Le deseamos mucho éxito. Y esperamos que se llevara un buen recuerdo de Badajoz.
Plácido Ramírez Carrillo