Este mes de agosto nuestro compañero Daniel Gordo presentó el Festival Porrinero de Artistas Extremeñus celebrado en Salvaleón, así que queremos compartir su intervención con nuestros lectores:
Alas güenas nochis, Salvaleón! Bienllegaus a esti Festival Porrinero de Artistas Extremeñus. Y sí, digo extremeñus con ‘u’, y no, no está mal dicho. Porque esa ‘u’ reivindica muchas cosas. Con esta ‘u’ estamos diciendo que sí somos capaces de crear nuestra música y nuestra cultura. Que no nos limitamos al folclore, que también sabemos contarnos y cantarnos lo que nos pasa aquí, en Salvaleón y en Estremaúra, en este 2025.
Porque si solo escuchamos música de fuera, si solo consumimos series y películas de fuera, lo que hacemos es aceptar el relato de que nuestros pueblos y nuestra cultura están muertos. Que Salvaleón está muerto. Y no lo está. Aunque cada vez somos menos, seguimos teniendo ganas de proteger y poner en valor lo nuestro y la cultura de nuestra tierra.
Sin darnos cuenta, vamos integrando el discurso que viene de las grandes ciudades que nos señala como pueblerinos que tenemos que abrir nuestras mentes y que, para prosperar, la única solución es emigrar a ciudades grandes.
Ese es el canto de sirena que nos lanza la capital. Y mientras tanto, cuando todos hayamos emigrado, entonces sí podrán llenarnos las sierras de molinos de viento y placas solares. Porque ya no quedaremos aquí para defenderlas. Ahí será cuando todo arda, pero de verdad, porque ya no habrá nadie que apague ese fuego, como el que los vecinos de Salvaleón apagasteis hace unos días en el camino del monte.
Y lo sé muy bien: es la tercera vez que hemos conseguido frenar a las empresas que quieren llenar de molinos la Sierra de Montánchez, de donde soy yo. Molinos de viento que nos venden como soluciones sostenibles, ¿Pero sabéis cuántos hay en la Comunidad de Madrid? Pos velaí!
La única manera de parar este saqueo de recursos naturales y esta emigración es protegiendo nuestra cultura y nuestra identidad. Porque si nosotros no valoramos lo que tenemos, lo normal es que en cuanto nos ofrezcan cuatro perras paí pahuera cojamos el pendingui.
“Chacho, en Salvaleón no ai ná. Mejol emigra i coge un jornal paí”. Ese es el pensamiento al que tenemos que dar la vuelta. No nos queremos ir. Queremos reivindicar el derecho a quedarnos, a construir nuestras vidas aquí. Y eso solo se logra desde la identidad, desde la cultura.
Assinque velequí estamus, pa izil que semus estremeñus i que lo queremus siguil huendu.
Queremos construir futuro, y para eso tenemos que mirar primero a nuestras raíces. Y mirarlas con respeto, como nos han enseñado. Sí, hay tradiciones que se pueden dejar atrás. Pero también hay un conocimiento popular que ha pasado de generación en generación y que merece la pena conservar. Después, miremos cómo lo han hecho en otros lugares que recuperaron sus culturas.
Un ejemplo: Fermín Muguruza, el de Kortatu. Siempre cantó en euskera. ¿Sabéis por qué? ¿Porque todo el mundo sabía vasco desde pequeño? ¡Pues no! Mientras ensayaban, estaban también yendo a la escuela de euskera. Aprendían la lengua y al mismo tiempo la ponían en la música. No penséis que otros lo han tenido más fácil. Ellos también pelearon.
Y lo bueno es que si estamos aquí, celebrando este festival, es porque todavía está en nuestras manos. El reto que tenemos en Estremaúra es mucho más que cultura, más que una lengua, más que una ‘u’. El reto es que dentro de 100 años Salvaleón siga vivo, siga existiendo y siga creando cultura.
Así que sí: estamos aquí para divertirnos, para celebrar, para disfrutar de la noche que se nos viene. Pero también estamos aquí para tomar conciencia de lo que somos y de lo que queremos ser.
Assinque palantri! Ahila Salvaleón! Ahila palantri Estremaúra!