Logo revista Grada
Buscar

Santiago, mucho más que un camino

Santiago, mucho más que un camino
Foto: Cedida
Léeme en 4 minutos

Sé que no es el contenido que me corresponde, puesto que lo mío es el motor y el asfalto, pero excepcionalmente voy a hablar de asfalto pisado a pie y no en coche, y de un camino que es especial y que bien merece esta excepción.

El Camino de Santiago es una ruta milenaria que surgió en el siglo IX con el nacimiento de la peregrinación a Santiago de Compostela para visitar la tumba del apóstol Santiago. Atrajo a cristianos de toda Europa y se convirtió en una de las rutas más importantes de su tiempo; tanto es así que se posicionó en tercer lugar de peregrinaje para el Cristianismo, por detrás de Jerusalén y Roma. Años más tarde de su comienzo sufrió un declive hasta el siglo XX, cuando comenzó de nuevo su popularidad y fue en aumento hasta nuestros días.

Hacer el Camino de Santiago es algo muy especial y, a buen seguro, todo aquel que me lea y lo haya hecho estará de acuerdo. Es más que un camino, es más que andar, es más que ir viendo el paisaje que te vas encontrando por tierras gallegas, es mucho más.

Si se hace como es habitual se aprenden un montón de cosas: a compartir, a ir en grupo, a resistir, a sacar fuerzas de flaqueza. Conoces mucha gente que te vas encontrando y que te va acompañando, y surgen conversaciones, intimidades y cosas que jamás podrías pensar, tan solo por el hecho de ir acompañada y andando por un camino.

Yo he tenido el privilegio de hacerlo, concretamente el camino portugués por la costa, y he podido disfrutar con los paisajes que te vas encontrando, ya sea en tierra o en asfalto, por la playa, por el césped, atravesando pueblos, aldeas, ciudades… qué maravilla para la vista, cuánto oxígeno para el cerebro y qué gozada para quienes lo sabemos valorar y apreciar.

Otro privilegio es hacerlo con un grupo de gente, nada menos que 19, con quienes, a pesar de lo que supone la convivencia, amén del propio camino, siempre reinó el buen ambiente, sabiendo compartir sueño, comida, duchas, etc.; también vas compartiendo vivencias, charlas, aprendes a conocer a las personas y a tocar temas que te salen desde dentro; como bien rezan estos dichos, entre otros: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” (Antonio Machado), “El Camino no se anda, se vive”, o “Lo que pasa en el Camino se queda en el Camino”. Y con razón, porque el ambiente, la naturaleza y las horas andando te hacen sacar todo aquello que tienes, para vaciarte y llenarte de aquel viento, de aquellos paisajes, de aquella maravilla de naturaleza.

Empezamos en Baiona, un comienzo inmejorable. Nos acercamos a las islas Cíes, una maravilla, una gozada para la vista. Volviendo a Baiona caminamos durante siete días pasando por Vigo, Redondela, Pontevedra, Caldas de Reis y Padrón, para llegar al día grande en Santiago de Compostela.

Una llegada triunfal, primero porque cada uno con sus heridas, sus tirones y muchas cosas más que llevábamos a cuestas durante el camino, amén de las mochilas, viendo el reto cumplido, solo quería abrazar a sus compañeros de fatigas y llorar de alegría y emoción, porque así nos lo pide el cuerpo a todos y cada uno de los que lo conseguimos. Además, éramos un grupo grande, y entramos con nuestra bandera extremeña por todo lo alto, luciendo con orgullo nuestra tierra, y pudimos ver que a nuestro alrededor no paraban de aplaudir, e incluso más de uno reconociendo esa bandera como suya… Mejor me callo, porque no encuentro palabras para describir aquel momento.

Son ocho días de compartir duchas, lavabos, sueños, ronquidos, despertares, café, comida, bebida, momentos de bajones… uno se para, otro tiene una herida, y ahí estamos para lo bueno y lo malo; se comparten risas, llantos, dolores… pero cuando llegas al final se olvida y merecen la pena todos y cada uno de esos pasos que hemos dado durante ocho días.

Es una experiencia única y recomendable, y ha sido un placer compartir con toda esta gente mi reto y mi aventura; desde Luis Bravo, encargado de organizar todo, pasando por Fran, Carlos, Antonio Barahona, Eugenio, Trivi, Pilar, Carmen, Toti, Toni, Paloma, Isa, Doris, Encarna, Penélope, Mar, Luis Trigo y Antonio Ávila. A todos y cada uno de ellos doy las gracias por compartir, por estar ahí en los momentos duros, por los ánimos, por vuestra amistad, por los buenos ratitos y por compartir esta experiencia única e inolvidable. Nos vemos en los caminos.

SFCar

ENTRADAS RELACIONADAS

Hace no mucho descubrí en un grupo de Facebook sobre genealogía extremeña a una persona de origen cubano que decía...
Vamos con otra de esas historias de miedo del fin del mundo de dios mío Qué me voy a beber...
Las llamadas al respeto y a la igualdad son continuas en todos los estadios Respect en castellano respeto la canción...
A mediados de marzo subí a la Torre Lucía para dar la bienvenida a la primavera y de paso pensar...
Colaboración de Jairo Jiménez con una nueva viñeta de temática social para la revista Grada 188 de abril de 2024...
Ya en la Edad Media se daba gran importancia a la música no solo como simple entretenimiento y medio para...

LO MÁS LEÍDO