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Teresa Hurtado de Ory. Actriz feliz y afortunada. Grada 144. Perfil

Teresa Hurtado de Ory. Actriz feliz y afortunada. Grada 144. Perfil
Foto: Juantxu Álvarez
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Teresa Hurtado de Ory es una actriz muy conocida, a pesar de su juventud, gracias a series, películas y obras de teatro muy conocidas por todos. Aunque de ascendencia extremeña, nació en Sevilla y se formó en la Escuela Superior de Arte Dramático de esta ciudad, y continuó sus estudios de interpretación en la escuela de Juan Carlos Corazza, en Madrid. Guarda una estrecha relación con Extremadura porque su padre, el profesor de Arqueología Víctor Hurtado, y gran parte de su familia es oriunda de la localidad pacense de Solana de los Barros, donde pasó su niñez, en casa de su abuela Paca, un ejemplo de la fuerza de la mujer extremeña, que murió con 102 años y en cuyo patio descubrió su vocación de artista.

En su filmografía destacan películas como ‘Astronautas’, ‘Las 13 rosas’ o ‘Marisol, la película’. También ha participado en series de televisión como ‘Bandolera’ o ‘Presunto culpable’, en Antena 3; ‘La señora’ y ‘Hospital Valle Norte’ en Televisión Española; o ‘Ciega a citas’, en Cuatro. Y en teatro ha representado, entre otras obras, ‘La función por hacer’ de Miguel del Arco, o ‘Las cuñadas’, de Natalia Menéndez. Precisamente por su trabajo en ‘Ciega a citas’ recibió el premio como Mejor actriz en el festival MIM, y también fue nominada como Actriz revelación en los Premios Goya de 2005 por ‘Astronautas’.

Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones
Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones

¿Quién es Teresa Hurtado de Ory? ¿Cómo te definirías?
Soy una mujer a la que le gusta mucho disfrutar de la familia y los amigos, que disfruta con pasión los pequeños placeres de la vida. Una charla en una terraza en buena compañía, un paseo con mi perra… me hacen considerarme una persona feliz y afortunada. Soy pasional en todo lo que hago, eso me hace vivir con gran intensidad tanto lo bueno como lo malo. Creo que soy una mujer fuerte, pero a la vez bastante sensible.

¿Cuándo descubriste que querías ser actriz?
Todavía era bastante pequeña y ya sentía una gran emoción al ver películas; quería estar allí, vivir esas vidas tan diferentes cada vez, quería ser vista y contar historias. Siempre estaba interpretando con mis primos, en el jardín de la casa de mi abuela Paca, en Solana de los Barros, y hacíamos espectadores a todos nuestros familiares.

Hice un curso organizado por el Ayuntamiento de Sevilla en el instituto donde estudiaba, y eso me decidió a querer dedicarme a esto profesionalmente. Cuando terminé la Educación Secundaria me presenté a las pruebas de Arte Dramático en mi tierra natal, y me aceptaron.

¿Qué te impulsó a trasladarte a Madrid para seguir con tu formación?
Cuando estaba estudiando en la Resad me presenté a un casting para una película por curiosidad, quería saber cómo era hacer una prueba; me seleccionaron y tuve que dejar mi primer año de escuela. Al terminar el rodaje debía empezar de nuevo mi formación, y mi madre me animó a hacerlo en Madrid; llegué con 19 años y empecé en la escuela de Juan Carlos Corazza. Me alegro mucho de esa decisión, soy muy feliz en Madrid, aunque echo de menos mi tierra y a la familia.

¿Qué sentiste al conocer tu nominación a los premios Goya como actriz revelación?
Fue una gran sorpresa, no me lo esperaba y me llenó de alegría. Iba bastante tranquila, porque estaba nominada junto a grandes actrices y sabía que tenía pocas posibilidades de ganarlo, pero disfruté mucho de la gala; fui con mi padre, que fue el que me ayudó a preparar el papel y por el que amo el cine. Fue emocionante.

Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones
Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones

¿Cómo es el proceso de transformación para encarnar a otra persona?
Intento investigar lo máximo posible sobre el personaje, su personalidad, ilusiones, miedos, el contexto histórico… Después trabajo con el director para saber cómo quiere afrontar el proceso y el personaje, porque normalmente puedes proponer cómo lo ves tú, pero la última palabra la tiene el director.

¿Cuáles son las escenas más difíciles de rodar?
Depende del proyecto. He afrontado escenas muy complicadas en drama y también en comedia. Por decir alguna, las escenas que se ruedan en una plano secuencia, en las que no hay ningún corte, porque tiene que haber una gran coordinación de los actores y todo el equipo técnico para hacerlo de una sola vez.

A lo largo de tu carrera artística has interpretado muchos papeles; ¿alguno ha dejado una huella especial?
Afortunadamente he interpretado varios personajes que me han parecido muy interesantes y con los que he disfrutado muchísimo. Laura, en ‘Astronautas’, fue muy especial por ser mi primera película y en la que aprendí muchísimo de la mano del director, Santi Amodeo y de mi compañero, Nancho Novo.

En televisión, sin duda, fue Lucía, mi personaje en ‘Ciega a citas’, con la que me enfrenté por mi primera vez a la comedia con una protagonista y en una serie diaria. Fue duro pero precioso tener esa oportunidad.

Y en teatro diría el personaje de ‘mujer’ en ‘La función por hacer’, que tuve la suerte de interpretar bajo la batuta del gran Miguel del Arco.

¿A quién te gustaría interpretar, y con quien sería un sueño trabajar?
Me gustaría un personaje diferente a los que ya he interpretado, que fuera un reto nuevo. Por pedir, me gustaría trabajar con John Malkovich, Bill Murray, Adam Driver, Edward Norton… y con los directores Paolo Sorrentino, Wes Anderson, Quentin Tarantino, o Phoebe Waller-Bridge.

En España, con Javier Bardem, Penélope Cruz, Inma Cuesta, Ana Wagener, volver a trabajar con Ramón Pujol, Elvira Mínguez, Barbara Lennie, Belén Cuesta, Olalla Hernández, Miguel Diosdado, Beatriz Arjona… y con los directores Amenábar, Almodóvar, Icíar Bollaín, Medem… ¡Tengo tantos!

Has trabajado en teatro, cine y televisión. ¿En qué medio te encuentras más cómoda?
Cada medio tiene algo especial y a la vez muy diferente a los demás. El cine tiene mucha más preparación previa y sabes dónde empieza y dónde acaba el personaje, conoces todo su arco dramático.

En teatro es parecido a la preparación de una película en cuanto a conocer el arco del personaje, aunque normalmente los ensayos son más extensos, pero al interpretarlo te encuentras en el escenario con todo el trabajo aprendido, pero no hay cortes, solo estás tú con tus compañeros y el público, y debes mostrar todo lo aprendido de una vez. Es una sensación abrumadora y fascinante a la vez.

En televisión, por lo general, vas creciendo con el personaje, cuando los guiones se van escribiendo y llegan a tus manos descubres nuevos comportamientos que adaptas a lo que ya sabías del personaje.

Teresa Hurtado de Ory. Fotos: Álvaro Serrano Sierra
Teresa Hurtado de Ory. Fotos: Álvaro Serrano Sierra

¿Cómo es Teresa Hurtado de Ory cuando se baja del escenario?
La sensación depende del día; normalmente acabo agotada, estar una hora y media o dos horas en un escenario con la tensión de dar todo lo aprendido cansa física y emocionalmente, pero normalmente es una gran satisfacción. Haya salido mejor o peor la función sabes que has dado todo lo que tenías en ese momento. Esa es la magia del teatro, cada función es diferente a las demás. Es un momento que solo vivirán el elenco y el público, y al día siguiente será otra función.

Tom Hanks decía hace poco que no sabe por qué la gente confía en él. ¿Os sentís los actores un ejemplo para la sociedad?
Yo no me siento un ejemplo para nadie, aunque puedo entender que alguno de mis personajes haya sido importante para alguien; por ejemplo, sobre Lucía en ‘Ciega a citas’, muchas personas me escribían diciéndome que se sentían identificadas con el personaje y que les había ayudado a tener confianza. Eso me emocionó muchísimo, pero al final yo solo soy un canal de quien ha escrito a Lucía. Son los guionistas quienes hacen que la gente pueda empatizar con el rol que estoy interpretando.

Otro momento especial fue la interpretación de Victoria, una de las jóvenes de ‘Las 13 rosas’, porque creía que era fundamental contar esa historia y que la gente la conociera.

¿Cuál es tu relación con Extremadura?
Para mí Extremadura es fundamental en mi vida, tengo recuerdos preciosos de la casa de mi abuela Paca en Solana de los Barros, rodeada de mis primos, con los que todavía tengo mucha relación, les quiero muchísimo.

Y los mejores veranos los viví en Villanueva de la Serena, donde mis tíos Paco y Mati tienen una finca preciosa, un lugar en el que nos sentíamos más libres que nunca y además estábamos en contacto permanente con la naturaleza.

¿Cómo te ves a la vuelta de unos años, desde el punto de visto profesional?
Esta profesión es dura, hay mucha incertidumbre, nunca sabes por qué en algunos momentos trabajas más y en otros menos. Me veo siguiendo con mis estudios, intentado mantenerme en mi pasión y con ganas, como siempre.

¿Qué consejo le darías a alguien que quisiese adentrarse en tu profesión?
Que nunca deje de formarse, porque es una carrera de fondo. Que tenga paciencia y que aprenda a ahorrar, porque es bastante probable que pase épocas sin recibir una nómina de la interpretación.

Teresa Hurtado de Ory. Foto: Juantxu Álvarez
Teresa Hurtado de Ory. Foto: Juantxu Álvarez

¿Qué les queda a las artes escénicas para poner en valor a la mujer y para impulsar una sociedad más igualitaria?
Nos queda mucho por hacer a todos. Desde luego estamos viviendo un cambio, afortunadamente, pero estamos solo en el principio de lo que deberíamos ser. En todos los gremios, en cada casa, en la sociedad en general, cada paso cuenta y debemos estar todos a una. La educación es fundamental para llegar a ese ideal, todos debemos aprender y despojarnos de toda educación machista que directa o indirectamente hemos recibido.

La película ‘Va a ser que nadie es perfecto’ retrata en clave de humor la vida de tres personas con discapacidad. ¿Cómo fue el rodaje y qué nos puede enseñar sobre la diversidad de la sociedad?
Fue muy bonito e interesante estar en ese proyecto. Conocer a Albert Espinosa, el guionista, me cambió en muchos aspectos. Desde el primer momento nos habló de su discapacidad, de su infancia en el hospital y cómo convivía con su situación. Me pareció una persona fascinante, de la que aprendí mucho; sobre todo me caló cómo hablaba de la discapacidad emocional, algo de lo que la sociedad no se hace eco.

Precisamente tenemos entendido que la discapacidad es un tema que te toca muy de cerca.
Os agradezco mucho esta pregunta. Es verdad, se trata del hijo de mi mejor amiga, que tiene el síndrome de Angelman, un trastorno neurológico y crónico producido por una alteración genética. Sus síntomas son retraso motor y mental severo, epilepsia, ausencia del habla, ataxia, falta de equilibrio, problemas graves del sueño, hiperactividad, babeo, problemas de visión, babeo, escoliosis, lo que hace que sean personas totalmente dependientes de por vida.

No se puede diagnosticar con una amniocentesis ordinaria y actualmente no tiene tratamiento, solo contra la epilepsia y tampoco funciona siempre; tienen que trabajar con tremendo esfuerzo desde muy pequeños con fisioterapia, logopedia, estimulación temprana y todas las actividades posibles para llegar al máximo de sus posibilidades.

Hace unos años se descubrió la causa y se están probando varios tratamientos en ratones que han tenido muy buenos resultados; solo hace unas semanas el primer niño recibió un tratamiento de la farmacéutica GeneTx, y en España Roche empezará un estudio en la segunda mitad de este año. La cura del síndrome de Angelman cambiaría la vida de miles de personas, y también podría ayudar a personas con autismo o Alzheimer, entre otras enfermedades.

Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones
Teresa Hurtado de Ory. Foto: Marta Mas Girones

Y en estos momentos tan difíciles que vivimos la cultura ha vuelto a ser una tabla de salvación, aunque sea en la intimidad de cada hogar.
Desde luego ahora la cultura está siendo una salvación para todos. Los libros, las series, las películas, el teatro, la música, la pintura…, que nos enseñan tanto y que en muchas ocasiones nos hacen evadirnos del momento tan desconcertante que vivimos, son fundamentales para el ser humano.

Pero no todo el mundo parece darse cuenta de esto, sobre todo los políticos, que desafortunadamente tiene en su poder decisiones importantes para nuestra sociedad. Eso me produce bastante miedo y preocupación. Debemos darnos cuenta de que la educación, la sanidad y la cultura, en mi opinión, son la base de una sociedad sana y libre.

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