Hace tiempo que tenía conocimiento de la existencia de esta saga de artistas que son los Estévez Calero, pero quizás por cortedad o porque no se había terciado la ocasión no tenía el placer de conocer personalmente a ninguno de sus vástagos. Pero, mira por donde, la ocasión la pintan calva y en cuanto nuestro anterior entrevistado (Víctor Moleón) me habló de una de ellas, no dudé ni un instante en decir “¡Esta es la mía!”, y allá que me fui a intentar descubrir cuál ha sido la savia de la que esta familia se ha alimentado para poder alcanzar el arte de una forma tan eficaz y diversificada.
Y nada, una vez propiciado mi encuentro con la mayor de las Calero Estévez (son cuatro hermanas y un hermano, hijos de Dámaso y Carmen), nos citamos en la siempre acogedora Biblioteca Pública de Montijo (gracias, amigo José Antonio y amiga Julia, sois geniales) y allí nos dispusimos a mantener nuestro encuentro, en el que confiaba descubrir parte del secreto de la pócima de esta saga de artistas de la que de momento (prometo más) os ofrezco este botón como muestra.
Y, allá que voy. Carmen me confiesa que la vena artística ya estuvo presente en sus abuelos, tanto en línea materna como paterna. Ella los recuerda como grandes cantaores, incluso su madre, la madre de ‘las Estévez’, quizás la más desconocida de la familia desde el punto de vista artístico, según me cuenta Carmen, también es una gran cantaora.
Muy pequeña, con 8 añitos, ingresó en el Conservatorio de Montijo al mismo tiempo que formó parte, junto a su padre Dámaso, de la Banda Municipal de Montijo, en la que tocaba el clarinete junto a un grupo de grandes e históricos componentes de esta formación musical.
Llega la adolescencia, el bachillerato, la Universidad… en la que cursó sus estudios de Magisterio, en la especialidad de Música, claro, no podía ser de otro modo. A lo largo de estos últimos años se va gestando un desapego a la enseñanza reglada del Conservatorio, al clarinete y a los estudios, al mismo tiempo que va emergiendo la pasión por la percusión y por la música digamos, menos ‘enlatada’.
En este punto, estando estudiando Magisterio en Cáceres, le llega su primera gran oportunidad en el mundo de la música. Fue con una llamada en la que le invitaban a formar parte de un gran proyecto con el grupo ‘Súper 8’, una formación de varios jóvenes montijanos (Alfonso, Antonio, Juan Pablo y Carlos) a los que Carmen se sumó como vocalista y que, por diversas circunstancias que no vienen al caso, tuvo un recorrido musical de tan solo tres años. Una pena, la verdad, porque esta joven formación ofrecía un directo sólido y trabajado, un gran repertorio de sonidos y canciones indies y una ilusión enorme por hacer llegar al público un amplio abanico de emociones. Pero, ahí se quedó todo.
Tras su ruptura con ‘Súper 8’ Carmen comenzará su etapa en Madrid, en la Escuela de Música Creativa (actualmente, Escuela Superior de Música Creativa), que compaginará con el último año de sus estudios universitarios de Magisterio en la Universidad Complutense.
A los cuatro meses de estar en Madrid recibe la llamada, nada más y nada menos que del músico sierraleonés Seydu, con un disco recién editado y con una gran gira por delante, que le ocupará a Carmen más de un año, con la que recorrió Europa y con el que aprendió mucho, a pesar de que lo recuerda como un año difícil, de mucho sacrificio y de disciplina espartana. Mereció la pena, y se convirtió en otro proyecto más que pasará a engrosar la mochila de Carmen.
Seguidamente tuvo la oportunidad de conocer y trabajar con Henrik Takkenberg, un productor holandés que cuenta entre sus logros haber sido el descubridor de los malagueños ‘Chambao’, auténticos precursores del flamenco-chill, que en el momento de su descubrimiento llevaban por nombre ‘Atún y cañas’. Con Takkenberg, Carmen estuvo un tiempo grabando voz en estudio, cuyo destino era el sello discográfico ibicenco Café del Mar Music. Una etapa muy enriquecedora para Carmen, en la que tuvo la ocasión de perfeccionar técnica, estilo y voz, precisamente en esas grabaciones de estudio junto al gran productor holandés, fallecido en 2006.
Un hito muy importante a nivel profesional va a ser su incorporación al musical ‘Hoy no me puedo levantar’, de Mecano, en un principio como sustituta y posteriormente como percusionista titular de un musical en el que, en un momento de su recorrido, llegaron a coincidir tres de las hermanas Estévez Calero: Carmen, percusionista; Jessica, trompetista; y Libertad, al cargo del merchandising primero y luego como voz en el coro de cabina. Lo que yo digo, una auténtica saga.
Carmen sigue de esta forma llenando su mochila de experiencias intensas y muy enriquecedoras, pero su espíritu inquieto le incita a buscar nuevos horizontes en su carrera personal y profesional, y no se le ocurre mejor idea que largarse nada más y nada menos que a Nueva York, logrando ingresar en la prestigiosa academia de batería ‘The Dreamer Colective’, en la que tenía pensado estar solo tres meses de formación, y que finalmente se extendió a tres años.
A los tres años montó su propio proyecto, ‘Flamenquina’, con el que junto a un bajista italiano y un guitarrista argentino se adentró en el mundo del flamenco fusión, estilo del que se enamoró perdidamente y que le permitió girar por numerosas ciudades de Estados Unidos durante cinco años más, con lo que su estancia en el país se va a alargar por un total de ocho años. En medio de estos años también surge el grupo ‘Brooklyn gypsies’ al que aún, de alguna manera, permanece ligada y que tiene para Carmen una especial significación (luego volveremos sobre ello).
De ahí, tras esos últimos ocho años, otro salto, en esta ocasión a Granada, a su cueva (razón por la que en los círculos musicales se le conoce como ‘cavewoman’), en la que actualmente tiene establecido su domicilio.
En esta etapa nacerá un nuevo proyecto musical (esta chica es un no parar), ‘CaneliBeat’, junto al guitarrista madrileño Dani García, con el que había coincidido en Nueva York, para reunir la energía neoyorkina y la belleza del sabor flamenco. Grabaron y produjeron un trabajo titulado ‘Un instante’, que vio la luz tras los años de pandemia.
Y de nuevo aparece Isaac Ordoñez al teléfono para ofrecer otra incorporación, esta vez al musical ‘Cruz de navajas’, como percusionista titular, trabajo que durante más de un año compaginará con la gira ‘Likes y cicatrices’ del artista y compositor asturiano ‘Melendi’.
Uno de los últimos trabajos en los que se encuentra inmersa es como corista con el cantante ‘Cano’ y la gira que está realizando por toda España.
Cuando le interrogo para que me diga, de todo lo que ha hecho hasta ahora, de qué proyecto es del que se siente más orgullosa, no duda en responderme que de la banda ‘Brooklyn gypsies’; es más, reconoce que el principal proyecto que ahora mismo tiene a la vista es reflotar esta banda y poder seguir haciendo música con ellos e incluso, por qué no, producir un nuevo trabajo con ellos.
En fin, como habéis podéis comprobar, la carrera de esta montijana es apabullante, intensísima. Amante de los andaluces ‘Triana’, Enrique Morente o Camarón, Carmen Estévez es difícil de encorsetar en un solo estilo. La fusión, el mestizaje y la hibridación musical es la principal seña de identidad de esta pedazo de artista que, a buen seguro, nos seguirá sorprendiendo con nuevos y buenos proyectos y, quién sabe, si con alguna que otra residencia en vete tú a saber qué ciudad o país. A Carmen no se le pone nada por delante, es valiente para eso.
Y, qué decirte, que ha sido un auténtico placer poder conocerte, saber de tu trayectoria, de tus experiencias, de tu valía y también, claro está, del trabajo y esfuerzo que has invertido en conseguir todo lo que hasta ahora acarreas en tu mochila.
Te deseo que sigas cosechando muchos éxitos y que en breve puedas volver a contármelos, y si puede ser con algún miembro más de la saga Estévez Calero merecerá la pena, ya verás.
Un fuerte abrazo, amiga, y mucha suerte.