Con Víctor Moleón Molina me ha sido muy fácil y muy gratificante entablar conversación y tertulia; lo conozco desde que era muy jovencito, y prácticamente he seguido de cerca sus andanzas, sus idas y venidas, y cómo se ha ido haciendo un auténtico profesional en los diferentes ámbitos laborales en los que actualmente desempeña su labor.
Espero que a vosotros os resulte la vida de Víctor, aunque aún le queda mucho recorrido por delante, tan interesante y convulsa como a mí me lo ha parecido. Es un tipo muy interesante y curioso con el que bien merece la pena haber pasado una tarde. Vamos con este jovencito montijano de ascendencia ‘granaina’.
Víctor, inquieto y mareante desde su más tierna infancia, siempre nos tuvo despistados acerca de cuáles eran sus reales y auténticas aspiraciones de cara al futuro; muy enigmático en ese sentido, pero a mí me da que en el fondo él lo tenía muy claro. Siempre ha querido volar libre, sin que nadie ni nada le determinara sus propios pasos ni sus decisiones. Pasados sus años de formación básica y secundaria en el montijano instituto ‘Extremadura’, cumplió una de sus más claras y aspiraciones, “volar fuera del nido”, y es que lo llevaba grabado a fuego, y así fue cómo el niño Víctor se nos fue a Madrid, ahora os sigo contando.
Muy vinculado desde pequeño a su hermana Miriam (¡Bendita sea la familia!) ambos coincidieron en la capital: ella iniciando su formación en Arte Dramático, y él liado también con sus estudios en la Facultad de Fisioterapia, estudios que logró finalizar y con los que a fecha de hoy profesionalmente se gana la vida más allá de los Pirineos. Os lo contaré todo, tranquilos.
Estando en Madrid, y como Víctor apuntaba a muchas cosas, muy inquieto él, una de las primeras aventuras que tuvo fue participar en el casting para el musical ‘Hoy no me puedo levantar’, en el que tuvo la dicha de que, en medio del casting, el mismo Nacho Cano se levantó y cantó con él la canción ‘Cruz de Navajas’, momento que Víctor guarda en su recuerdo como uno de los más intensos y bonitos vividos sobre un escenario. A este le siguió otro casting, en esta ocasión para los musicales ‘Ángeles desangelados’, del grupo español ‘Cómplices’, pero tampoco esto estaba para él, aunque sí le despertó aún más el gusanillo del artisteo.
Entró en un coro de góspel de la Escuela de Música Creativa de Madrid que le ocupó los últimos seis años de sus estudios de Fisioterapia, todo esto allá por el año 2009. Pero a Víctor la capital madrileña se le quedaba pequeña y, ni corto ni perezoso, se aplicó aquello de “París bien vale una misa”, y allá que se fue, a hacer las Galias, que se dice. Primero París, luego en Niza, y nuestro amigo Víctor seguía queriendo encontrar lo que desde pequeño anhelaba, convertirse en actor. A través de algunos contactos y de amistades le surge la oportunidad de realizar un curso de interpretación con el mismísimo Carlo Boso, maitre italiano de teatro con su propia escuela de formación, la Academia Internacional de las Artes y del Espectáculo, en Versalles, en la que en unos meses más tarde logró realizar una prueba de ingreso, con la que fue seleccionado en este prestigioso centro. Comienza a trabajar muy duro, como actor y como fisioterapeuta; jornadas agotadoras, mucho aprendizaje y mayor disfrute con grandes representaciones por teatros franceses e italianos.
Intensos años de formación, compatibilizando largas y agotadoras jornadas de estudio y escena con su profesión como sanitario, un no parar que solo logró superar gracias a su brío y juvenil ilusión por alcanzar el sueño parisino.
No nos vamos a olvidar de la estrecha relación fraterna con Miriam, a la que, tras entrar en la escuela de Boso, invita a irse a París con él, a la misma escuela en la que está y en la que Miriam, gracias a su anterior y sólida formación como actriz, logró entrar en el segundo curso, con lo que estos dos inquietos hermanos cursaron juntos tres de los cuatro cursos que conformaban la formación integral en la AIAE.
Todo este pedazo de currículo es el que le ha permitido a Víctor participar nada menos que en tres ocasiones en el Festival de Teatro de Aviñón, uno de los más prestigiosos del mundo.
Tras toda esta meteórica y exitosa carrera van a transcurrir unos años de sequía y de proyectos inconclusos que no lograron plasmarse en funciones teatrales, un trabajo baldío que hacen que Víctor se plantee muchas cosas con vistas a un futuro que le reportase cierta seguridad y estabilidad laboral y profesional. La pandemia del Covid19 le sirvió como fructífera pausa, durante la cual se centró con mayor dedicación en su labor sanitaria; ahí era donde hacía más falta nuestro Víctor, ahora sí, como fisioterapeuta, y estuvo esos casi dos años dedicado por entero a su otra profesión, cosa que estoy seguro mucha gente agradeció y por la que él se sintió verdaderamente útil. Gran decisión que te honra, amigo Víctor.
Llegó el momento de llevarse alguna que otra decepción en algunos de los proyectos por los que Víctor apostó y que, por diversas circunstancias, no pudieron llegar a su término. ¿Ganas, ilusión, tiempo, energías perdidas? Hay que seguir buscando y echándole ganas a esta carrera, no cabe rendición ni vuelta atrás. Sigamos, pues.
¡Dios aprieta, pero no ahoga! Ahí estaba la otra parte de la saga Moleón, Miriam, con una compañía propia montada con su pareja y algunos amigos más, y que se traen algo entre manos de lo que ahora mismo sentimos no poder adelantar detalles, pero que Víctor me ha prometido que, en cuanto vea la luz, seremos los primeros en enterarnos.
Pero, a título particular, me adelanta un proyecto muy ilusionante, original y que, a mi modo de ver, va a ser todo un bombazo. Víctor se encuentra ahora mismo metido en una aventura en la que quiere sentar en la misma mesa, nada más y nada menos, a María Callas y a Eva Perón. ¿Os imagináis? Pues en eso quedamos, en imaginarnos cómo sería ese encuentro; más adelante conoceremos esta genial idea en profundidad, pero de momento pinta muy, pero que muy bien. Amigo Víctor, te enviamos desde aquí todas las energías que vas a necesitar para que logres poner en pie este fantástico proyecto. No dejes que se esfume.
Mientras tanto no descuida su otra profesión y pasión, la fisioterapia, en la que también tiene a la vista diversos cursos de especialización muy enfocada al ámbito de la danza, una formación que a bien seguro que le servirá para entroncar sus dos pasiones, la ‘camilla’ y los escenarios. Este chico, como podéis ver, es un no parar, incansable física y mentalmente.
Teatro, musicales, casas de miedos, escape rooms, interpretaciones varias, clases de teatro, guionista, un ‘Don Juan’ de Moliere del que se considera particularmente orgulloso… Seguramente que algo se me olvida para definir a este paisano, extremeño, montijano, que continúa a la búsqueda de encontrar su sitio definitivo dentro de todas estas cosas que, hemos de reconocer, le han hecho muy feliz y en las que ha dado rienda suelta a esa inquietud interior que desde muy jovencito le impulsaba a hacer algo diferente a todos los demás.
Bueno Víctor, todo un placer haber podido mantener contigo esta intensa e interesante charla; te invito a que, de aquí a unos meses vuelvas para contarme qué tal fueron esos proyectos que nos has dejado en ciernes y que estamos deseosos por saber de ellos.
Un fuerte abrazo y continúa disfrutando con lo que haces en esa maravillosa ciudad llena de luz y de magia que es París. Saludos para Miriam y un beso al pequeño Leonard.