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‘Vespo’, los ojos de Nicolás, el primer ciego extremeño que tuvo perro guía. Grada 156. Primera Fila

‘Vespo’, los ojos de Nicolás, el primer ciego extremeño que tuvo perro guía. Grada 156. Primera Fila
Nicolás Ramos, con 'Vespo'. Foto: Cedida
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Nicolás Ramos nació en 1963, con una enfermedad degenerativa de la vista, retinosis pigmentaria, en una Extremadura rural en la que apenas se sabía de esta enfermedad.

Extremeño de Bienvenida, cuando acabó la Educación General Básica se afilió a la ONCE, lo que le permitió estudiar en los centros de la organización en Sevilla y Madrid. Estudió Derecho en la Complutense, además de un máster en Derecho y Empresa y otro en Prevención de riesgos laborales.

Accesibilidad promovida por Fundación CB. Locución: Susana Mangut. Sonorización: Daniel López Luna

Comenzó su carrera laboral en la Delegación Territorial de la ONCE en Madrid, pasando posteriormente a la Dirección General y a la Delegación Territorial de la ONCE en Extremadura, donde ha trabajado en el área de coordinación y en los servicios sociales durante 14 años.

Está jubilado desde hace cuatro años, y ahora procura colaborar en actividades diversas, como el Teléfono de la esperanza, además de actividades de teatro y apoyo a afiliados de la ONCE. Es un lector empedernido desde los 16 años, además de un gran aficionado a la música y al cine.

Foto: Fundación ONCE del perro guía
Foto: Fundación ONCE del perro guía

Para un niño con una enfermedad de este tipo crecer en la Extremadura que le tocó vivir fue difícil, a pesar de que sus padres enseguida se dieron cuenta de que algo pasaba con su visión. Aprendió a leer y a escribir en tinta, pero no recuerda ni cómo ni cuándo. Sus condiciones de visión le dificultaban las relaciones con otros niños. La ayuda de su hermana fue esencial en sus estudios. A los 14 años se afilió a la ONCE, y aprendió Braille además de reforzar otros conocimientos.

Estudió Derecho, en Madrid, a pesar de los consejos en contra de su padre y su profesora. Le atraía mucho el conocimiento de las leyes y de la Justicia. Su familia dudaba que aprobase la carrera por sus problemas de visión, pero las dificultades y la falta de ayuda le impulsaron a sobreponerse y a salir adelante en un mundo de videntes. El primer año sacó dos Matrículas de honor y dos Sobresalientes. Su nota media en la carrera fue muy alta, y su experiencia vital inmejorable con sus amigos de la facultad y de la ONCE: “mi agenda social no daba abasto”. En esa época realizaba los exámenes de forma oral, lo cual le sirvió para su trabajo posterior.

La llegada del primer perro guía que tuvo, allá por los años 80, vino precedida de una amplia tarea de informes previos de psicólogo, trabajador social, etc. No había aún escuela de perros guía en España. La ONCE tenía un acuerdo con una entidad que tenía una escuela en Estados Unidos, y allí viajó Nicolás en 1989 para recoger a su primer perro.

Fue el primer extremeño con perro guía. Pasó 28 días familiarizándose con él. La llegada a España fue un cambio enorme para los dos. Por sus conocimientos de Derecho se involucró en cambiar la legislación. Para poder viajar con su perro guía en autobús tuvo que intervenir la Guardia Civil. En 1990 la ONCE creó su propia escuela.

Nicolas empezó a trabajar en la ONCE en Madrid, en 1991. Y después se trasladó a Badajoz en 1995, donde desempeñó diferentes puestos. Hasta ahora ha tenido cuatro perros guía.

Una persona ciega con su perro en el supermercado. Foto: Fundación ONCE del perro guía
Una persona ciega con su perro en el supermercado. Foto: Fundación ONCE del perro guía

Cuando un perro está guiando está trabajando. Hemos de evitar dirigirnos directamente al perro. Siempre hay que pedir permiso al dueño para dirigirnos al animal. También hay que procurar no llevar a los perros domésticos sueltos, y no darle de comer al perro guía.

Nicolas dice que cuando va con su perro va ‘viendo’, y aconseja que se estudie en cada caso qué auxiliar de movilidad, sea el perro o el bastón, es el más adecuado. Para él tiene de positivo el perro que este guía, y aprende itinerarios rutinarios, etc. Pero tener perro es una decisión personal, y supone adquirir una responsabilidad, además de requerir un proceso de adaptación largo entre ambos, que no todas las personas superan. “El perro trabaja por amor”, recuerda Nicolás.

Para finalizar, pide a los ciudadanos que entendamos que el perro guía hace una labor importante, muy complicada y de mucha responsabilidad. Hay que facilitarle su trabajo. Los usuarios de perro guía también tienen una obligación para con él y la sociedad. Han de mantenerlos educados, limpios y sanos.

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