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Antonio Huertas Mejías. Éxito laboral y compromiso social. Grada 146. Perfil

Antonio Huertas Mejías. Éxito laboral y compromiso social. Grada 146. Perfil
Foto: Mapfre
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Natural de Villanueva de la Serena, Antonio Huertas lleva 32 años trabajando en Mapfre, donde empezó como becario y ahora es el presidente de la compañía y de su Fundación. De clara vocación innovadora e integradora, su trayectoria vital y empresarial es un ejemplo para las nuevas generaciones, que se enfrentan a un futuro incierto y a las que recomienda ‘romper más huevos’ para hacer esta tortilla que se llama progreso económico y social.

Nacido en Villanueva de la Serena, decidió estudiar Derecho en Salamanca. ¿Cuál fue el motivo de esa doble elección?
Realmente el primer curso de carrera lo realicé en la Universidad de Extremadura, en Cáceres. Pero el hecho de que algunos amigos de la infancia estuvieran en Salamanca me hizo solicitar plaza en esa Universidad y continuar la carrera hasta su finalización en esta ciudad. Derecho fue siempre mi vocación. Ahí no tuve dudas nunca.

¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en Mapfre?
Estaba realizando prácticas temporales en un bufete de abogados y formándome en derecho tributario. Pero en las páginas salmón de El País vi una convocatoria atractiva de empleo “para jóvenes licenciados sin experiencia profesional para trabajar en una gran aseguradora”. Yo no sabía nada de seguros, más allá de la teoría general de Derecho Civil, ni tenía previsto trabajar en esta actividad, pero el anuncio me pareció atractivo y me presenté.

Comenzó como becario en 1988 y ahora es el presidente de la compañía y de su Fundación. ¿Cómo ha vivido su evolución laboral en la empresa?
Es básico tener siempre la mente abierta, desarrollar un aprendizaje activo permanente, ser paciente y preocuparse por algo más que por las tareas que te son asignadas. En cierta manera hacen falta ciertas dosis de ambición que te permitan asumir riesgos, lo que hace que estés atento a oportunidades, sabiendo que en cada paso que das no necesariamente ni el título profesional, ni el dinero son los principales puntos de decisión para aceptar nuevas responsabilidades. Tuve la enorme suerte de entrar en Mapfre, probablemente una de las empresas en las que la meritocracia y el desarrollo de la carrera interna está mas asentada. Siempre hemos trabajado con éxito la cantera profesional y sigue siendo una de las claves de la motivación y del fuerte sentido de pertenencia de la gente de Mapfre.

Ahora está muy desarrollado el concepto de mentoring, pero en Mapfre lo hemos aplicado creo que de manera espontánea desde siempre. Los referentes profesionales son clave y me han ayudado mucho desde mi primer puesto de trabajo en la oficina de Málaga.

Antonio Huertas y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, colaboran en la preparación de los platos de un proyecto para ofrecer 1.000 comidas diarias en el distrito de Villaverde, para el que Fundación Mapfre ha donado 150.000 euros. Foto: Mapfre
Antonio Huertas y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, colaboran en la preparación de los platos de un proyecto para ofrecer 1.000 comidas diarias en el distrito de Villaverde, para el que Fundación Mapfre ha donado 150.000 euros. Foto: Mapfre

Ya en su etapa universitaria mostró interés por el voluntariado, una labor que sigue desarrollando. ¿Qué le aporta a nivel personal?
Concibo el voluntariado en un sentido amplio, como la forma en que los ciudadanos podemos extender de una manera generosa nuestra capacidad de ayudar a los demás, y se puede dar en todos los ámbitos de la vida, y proyectarse a lo largo de ella. Enseñar, ayudar, colaborar, contribuir, son verbos que cuentan mucho de lo que el ser humano es capaz de hacer de manera altruista y generosa. El mundo está desbalanceado en todos los sentidos y cada uno de nosotros puede ayudar a reducir esos desequilibrios. A través de Fundación Mapfre desarrollamos un ambicioso programa de voluntariado corporativo en todo el mundo. La satisfacción de ver que puedes ayudar a mejorar la vida de unas pocas personas es impagable.

Entre los reconocimientos que ha recibido destacamos el premio ‘Financiero del Año’ y la Medalla de la Ciudad de Villanueva de la Serena, ambos en 2018. ¿Qué suponen para usted los premios?
A todos nos gustan que nos reconozcan las cosas, quien diga lo contrario está haciendo un ejercicio de falsa modestia. Para mí un premio tiene un doble valor; el personal, pequeñito, que me anima a seguir, y el grande, que es el reconocimiento a los equipos, a los compañeros que te han ayudado en tu trabajo a lo largo de tu vida, a las empresas o a las instituciones a quienes represento. La sociedad civil es riquísima en cuanto a su composición. Los empresarios y los trabajadores de las empresas privadas somos uno de los baluartes más importantes del modelo social que conocemos y contribuimos a generar riqueza y crecimiento social, y agradecemos los reconocimientos.

La Medalla de la Ciudad de Villanueva de la Serena es otra cosa. Es un momento inolvidable, rodeado de tu familia y amigos, ver cómo la gente de tu pueblo se vuelca en hacerte un homenaje único. Tengo que agradecer al alcalde, Miguel Ángel Gallardo, y a la Corporación Municipal que decidieran otorgarme este honor.

Antonio Huertas tras recibir el Premio Grada otorgado en 2015 a la Fundación Mapfre. Foto: Eduardo Sierra
Antonio Huertas tras recibir el Premio Grada otorgado en 2015 a la Fundación Mapfre. Foto: Eduardo Sierra

Además, la Fundación Mapfre recibió el Premio Grada en 2015 por su apoyo a las personas con discapacidad. ¿En qué ámbitos trabaja la Fundación?
Trabajamos la integración de las personas con discapacidad a través de diversos programas que, en general, buscan generar oportunidades para las personas con capacidades diferentes. El más importante es el empleo. Nada dignifica más a una persona que la autonomía en todos los matices que se consigue desarrollando un trabajo. El proyecto ‘Juntos somos capaces’ ha conseguido en una década encontrar un puesto de trabajo estable para más de 3.500 personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental. También hemos lanzado la aplicación ‘Soy capaz’, que ayuda a las personas con discapacidad a incorporarse al mundo laboral. Pero la Fundación va mucho más allá y trabaja en 27 países de manera simultánea en seguridad vial y prevención de accidentes, promoción de la vida saludable, acción social, cultura y formación financiera y aseguradora.

Una faceta suya seguramente menos conocida es la de escritor. ¿Cuál fue su objetivo al escribir ’La revolución de las canas’?
Mi amigo Iñaki Ortega, director de la Deusto Business School, me propuso salir de mi zona de confort y coescribir con él este libro. Llevábamos tiempo organizando actividades centradas en el envejecimiento de la población, para buscar oportunidades de desarrollo económico y social. Esa es la ‘economía de las canas’ o ‘silver economy’, que es especialmente interesante para países como el nuestro, uno de los más longevos del mundo junto con Japón.

La realidad es que la terrible pandemia que estamos sufriendo ha puesto en evidencia, con mucho dolor, que los servicios asistenciales y médicos para nuestros mayores no eran suficientes para una enfermedad como esta. Creo que todavía se hace más evidente que hay que mejorar las condiciones de vida y cuidado de nuestros mayores.

Mapfre participa en una póliza colectiva que cubre al colectivo sanitario que está enfrentándose a la Covid-19. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
Cuando se hizo evidente las dificultades por las que pasaba el colectivo sanitario de este país un grupo de ejecutivos de seguros se preguntaron conjuntamente que más podía hacer nuestro sector para ayudar y proteger a esos profesionales que están dando la cara por el conjunto de la población. Es un ejemplo del seguro español al mundo, y recientemente en México se acaba de lanzar una iniciativa similar a la nuestra.

Antonio Huertas Mejías. Foto: Mapfre
Antonio Huertas Mejías. Foto: Mapfre

¿Cómo es Antonio Huertas cuando deja el despacho y disfruta de su tiempo de ocio?
Una persona bastante normal, a la que le gusta disfrutar de los pequeños placeres de la vida, viajar, amigos, comida, y amante de la cultura general y la Historia. Disfruto practicando deporte al aire libre, bicicleta de montaña, y perderme paseando por cualquiera de las ciudades a las que viajo por el mundo. La lectura, la música y el cine me acompañan siempre en mi vida.

Tenemos entendido que mantiene una relación especial con Puerto Rico.
Trabajé y viví siete años en esta maravillosa isla caribeña. No fue por casualidad. Mapfre había comprado allí una compañía de seguros unos años atrás y me propuso irme. Esta oportunidad profesional se transformó en una experiencia vital maravillosa. Mi esposa y yo pudimos disfrutar de paisajes, clima y gentes maravillosas. Fue inolvidable, por eso regresamos todos los años a descansar en vacaciones.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Villanueva de la Serena?
Creo que los normales de una familia de pueblo. Una familia modesta, abuelos agricultores y carboneros y padres emprendedores y muy trabajadores. Un pueblo tranquilo, con una infancia feliz. Pero mis inquietudes siempre me mostraban un camino que iba a ir más allá de mi entorno, eso ya lo intuía desde que era adolescente. Ahora cuando vuelvo al pueblo, camino por muchos lugares vinculados a mi infancia y se me vienen muchos recuerdos amables de aquella época de niñez.

¿Cómo ve Extremadura desde la distancia?
Extremadura es una tierra de oportunidades y también de frustraciones. Somos fuertes y cumplidores, pero precisamos ser mas ambiciosos. Tenemos buena tierra, buenos trabajadores, seriedad y recursos naturales diversos. Pero el emprendimiento no es uno de nuestros puntos fuertes y estamos demasiado vinculados al terruño. El extremeño tiene que arriesgar más y buscar oportunidades más allá de las que se nos aparecen en nuestras vidas. Emocionalmente es mi tierra y siempre estaré vinculada a ella, me gusta regresar y colaborar en todo lo que se me pide.

Antonio Huertas teletrabajando desde su domicilio durante el periodo de confinamiento. Foto: Mapfre
Antonio Huertas teletrabajando desde su domicilio durante el periodo de confinamiento. Foto: Mapfre

En este tiempo de confinamiento ha sido obligado recurrir a los avances tecnológicos, no solo en el trabajo sino también en la vida familiar. ¿Se va a acelerar la transformación digital del mundo empresarial y de la sociedad en general?
Sin ninguna duda. De hecho, creo que hemos caído abruptamente en un mundo del cual ya no podremos salir, afortunadamente. Los que estén convencido de ello y continúen invirtiendo y avanzando por este camino podrán tener más opciones. La transformación digital no es poder conectarse desde casa y enviar y recibir correos electrónicos y realizar algunas videollamadas; es sobre todo un cambio cultural al que estamos siendo empujados por el entorno y el cliente. Todas las relaciones de negocio están cambiando y solo los que se preparen sobrevivirán. Para la sociedad es un gran reto, porque tenemos que humanizar más esta transformación, la tecnología debe estar al servicio de las personas y no al revés.

Su decisión de poner en marcha Verti es un buen ejemplo de innovación en una gran compañía. ¿Cómo pueden afrontar las pymes el reto innovador?
Las pymes se han consolidado como el gran motor de creación de empleo y de atención personalizada de nuestro país. Las empresas grandes las necesitamos y las queremos sólidas, ágiles e innovadoras. Las nuevas generaciones de gestores empresariales, también de las pymes, son personas muy preparadas académicamente en muchos casos, que han viajado por el mundo y hablan idiomas. Los negocios tradicionales se van reinventando y la innovación es parte de este proceso. En esta crisis hemos visto cómo muchísimas de ellas están transformando sus modelos de negocio para sobrevivir y en muchos casos encontrando nuevas vías para ganar la confianza del cliente. Esa es la clave.

Desde su perspectiva al frente de una compañía global, ¿qué escenario de futuro estima en Extremadura?
Aunque no tengamos unas infraestructuras de comunicación física adecuadas a los tiempos, Extremadura no es una región remota y aislada. La sociedad digital nos acerca a todos, da igual que vivas en una gran ciudad o en un pequeño pueblo de nuestra tierra. Por eso el escenario adecuado pasa por ser una tierra que genere confianza a los emprendedores, que obviamente la mayor parte de ellos estarán vinculados a tareas relacionadas con nuestros recursos naturales agrícolas, pecuarios y turísticos. Pero alrededor de todo eso surgen y surgirán iniciativas que pueden generar empleo y riqueza. Hay que invertir más en conocimiento, aprovechar las nuevas tecnologías, incentivar la creación empresarial y tener un marco legal y fiscal más acorde a estas nuevas realidades. Los que lo han hecho antes que nosotros le están sacando ahora mucho provecho. No nos castiguemos pensando que nos explotan y que la culpa la tienen los demás. Aunque no seamos completamente dueños de nuestro destino tenemos que ‘romper más huevos’ para hacer esta tortilla que se llama progreso económico y social.

Antonio Huertas Mejías. Foto: Mapfre
Antonio Huertas Mejías. Foto: Mapfre

Precisamente en la difícil situación actual, ¿qué espera de la clase política y de la ciudadanía para reconstruir la sociedad y no dejar a nadie atrás?
De los políticos espero que estén a la altura, que no estén siempre pensando en cómo obtener unos votos más y se concentren en gestionar todos los recursos hacia dos prioridades esenciales, la salud y la economía, y muy especialmente al empleo.

El Estado en todas sus dimensiones, local, regional y nacional, debe jugar un mecanismo subsidiario al de la iniciativa privada, estableciendo unas reglas adecuadas de juego y velando por su cumplimiento. Debe facilitar las cosas a los que más se esfuerzan por mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Ahora el momento es muy crítico y precisamos que las administraciones públicas jueguen un papel más relevante y cubran los huecos que la sociedad civil no pueda cubrir, es muy necesario.

Los ciudadanos estamos haciendo nuestra parte, nos hemos quedado en casa y, los que hemos podido, hemos seguido trabajando. Ahora hay que ayudar a levantarse a los que se han caído y tienen dificultades para levantarse. Los políticos que lo hagan con generosidad y mente abierta y sean capaces de negociar y buscar soluciones adecuadas, que no estén ideologizadas y que busquen el bien común, sin vencedores ni vencidos, serán los premiados por la ciudadanía. Y salgan o no elegidos en las próximas elecciones, serán siempre recordados por su valentía y desprendimiento. Hasta el mayor héroe británico del siglo XX, Winston Churchill, perdió unas elecciones después de la guerra. Pero le seguimos recordando por su heroicidad conduciendo a su país hasta la victoria final.

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