Emeritense de nacimiento y convencido embajador de Extremadura, Antonio Texeira estudió Periodismo y lleva cuatro años trabajando en una de las mejores compañías audiovisuales del mundo, NBCUniversal Telemundo; primero como presentador de Informativos, lo que le ha supuesto recibir dos premios Emmy, y ahora como conductor de uno de los programas estrella de la cadena, ‘Al rojo vivo’. La revista Forbes le ha considerado uno de los 100 españoles más creativos en el mundo de los negocios; y la revista Quo le incluyó en su lista ’20 españoles con 20 mentes únicas’ en 2017. Es vivo ejemplo del sueño americano hecho realidad y un firme defensor del Periodismo como herramienta de cambio social.
¿Cuándo descubriste que querías dedicarte al Periodismo?
Tendría unos 11 años. Empezaron a llamarme la atención los periódicos que mi padre llevaba a casa cada fin de semana. Verle ensimismado en esa madeja de papeles, de donde brotaban después sus análisis sobre lo que ocurría en Mérida, Extremadura, España, el resto del mundo… Fue aquella puerta al mundo la que despertó mi interés y admiración.
Estudiaste en la Complutense y completaste tu formación en Estados Unidos. ¿Con qué expectativas volviste a Extremadura?
Con las de cualquier joven que se siente preparado para la profesión y aspira a su primera oportunidad laboral, que, afortunadamente, llegó después de tocar muchas puertas. Me considero un eterno agradecido con quienes me brindan su confianza y, cada vez que tengo la oportunidad, doy nuevamente las gracias a mis antiguos jefes. Mantengo comunicación con la inmensa mayoría. Últimamente, por los premios y reconocimientos cosechados, me han escrito con gran ilusión para felicitarme, y yo he aprovechado para rogarles que los sientan como propios, porque son parte de mi evolución como profesional.
Tus inicios están muy ligados a la información más cercana, en televisiones locales y en la televisión regional. ¿Qué recuerdas de aquella época?
Recuerdo todo. Cada detalle de cualquier inicio se queda en la memoria para siempre. Y cada vez que lo evoco se me dibuja una sonrisa genuina en el rostro. La televisión local y regional significaron para mí la entrada a este bendito oficio. Soy un acérrimo defensor de los medios locales y regionales. Ahí uno se impregna de una sensibilidad especial para con el espectador. Alcanzas un conocimiento del terreno muy necesario para tratar los temas más delicados. Y se convierten en un escenario perfecto para dar los primeros pasos.
En estas pequeñas empresas, pequeñas únicamente por las dimensiones de las instalaciones y su plantilla, uno debe multiplicarse y cumplir con más de un papel. Si echo la vista atrás aún me veo tremendamente ilusionado escribiendo, editando, saliendo a grabar, llegando al plató, poniéndome el traje, maquillándome, poniéndome el micrófono, y saliendo al aire con un teleprompter enganchado al pedal de una PlayStation, que la mayoría de las veces se volvía loco y por mucho que pisaras el acelerador el texto iba para atrás.
Los profesionales más solventes que he conocido en mi carrera han labrado su futuro desde una televisión local o regional. Un medio así te da soltura, te curte para enfrentarte a cualquier situación, y eso se agradece tremendamente después en las grandes corporaciones.
¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en Estados Unidos?
En mi caso se ha cumplido escrupulosamente el manual del sueño americano. En el mercado audiovisual estadounidense las empresas dedican una gran parte de su presupuesto al departamento de reclutadores de talento, y en junio de 2016 me llamaron de NBCUniversal para hacerme un casting de presentador de noticias porque habían visto un material mío por internet. Pasé solo 48 horas en la cadena y no volví a tener noticias de ellos hasta principios de agosto, cuando recibí la llamada desde Miami: “Si aceptas la oferta, estás dentro”. Qué regalo de la vida, y de la globalización, porque para un mismo puesto en Estados Unidos compite en igualdad de condiciones un joven de Los Ángeles, un adulto de Nueva York o un chico de Mérida.
En este escaso tiempo en Estados Unidos has recibido dos veces el Premio Emmy como mejor presentador de Informativos. ¿Qué supone para ti este reconocimiento?
Un impulso a mi carrera profesional y un peso añadido para seguir estando a la altura. Mis baremos para medir la aceptación comienzan en los jefes, que te confían un trabajo; le sigue la audiencia, traducida en números para que el departamento de publicidad pueda vender espacios o segmentos; y luego hay una tercera vara de medir que yo no tenía contemplada por considerarla inalcanzable. Me refiero a la Academia Nacional de la Televisión de Estados Unidos. Que un jurado tan exigente se fije en tu papel de presentador de Informativos y determine que eres merecedor de semejante galardón, y dos veces en tres años, abruma. Los Emmy están en Extremadura y cuando los veo sé que son míos porque pone mi nombre y porque tengo grabado a fuego la gala con mis padres al lado de Hollywood. La experiencia más bonita de toda mi vida.
Recientemente has cambiado los Informativos por un programa de formato algo diferente. ¿Te ha costado adaptarte?
En absoluto. ‘Al rojo vivo’ es un programa informativo, de hecho formamos parte del equipo de Noticias, y ahí encaja bien mi perfil. La primera mitad es noticia pura y dura, tipo Informativo; pero la segunda parte es algo más de entretenimiento, cuando incluso cabe la posibilidad de sacar tu lado más personal; nada del señor serio que se sienta frente a la cámara para impostar la voz y contar todo de manera casi robótica. Ahí radica el éxito, ahí nace la verdadera conexión con el espectador, entonces surge la confianza en el periodista, que es la base de este oficio.
¿Pesa la responsabilidad de estar al frente de un programa con tanta audiencia, que en tu caso se añade al prestigio del Informativo que comandabas?
Es evidente que mi puesto es de una enorme responsabilidad y requiere de una gran autoexigencia en diferentes aspectos; pero esto, que puede dar vértigo escuchado así, sin más, lleva adjunta la mejor experiencia laboral que he vivido hasta el momento.
Al trabajo diario, solo el primer mes, se le sumaron varios programas especiales de las elecciones en Estados Unidos, o salta por los aires la escaleta cuando tienes noticias de última hora, como la muerte de Maradona o la aprobación de la vacuna de Pfizer para Reino Unido. Y por mucho cambio que haya, por muy delicada que sea la información, no me tiembla el pulso. Siento plena confianza en el gran equipo que hay detrás de cámara. Y es recíproca. Estoy arropado por un grupo de profesionales que se desvive por sacar el mejor producto audiovisual posible. Y, encima, la audiencia es agradecida.
¿Qué diferencias encuentras entre el Periodismo de España y el de Estados Unidos?
En el periodismo televisivo la inmediatez. En Estados Unidos no hay día que la escaleta no salte por los aires para concentrarnos en esas noticias de última hora, que son noticia justo en ese momento. La manera de elaborar la noticia también es diferente. Se cuida el contenido con el mismo empeño y mimo que la creatividad a la hora de ejecutar el programa al aire. Igualmente, las imágenes en directo tienen un gran peso; para hacer eso posible contamos con estaciones locales por todo el país que apoyan con imágenes en directo, bien desde el terreno o desde el helicóptero, que hay repartidos por todo el país. Y luego está el idioma, pero es una obviedad; la mayor parte del tiempo se trabaja en inglés.
Te sabemos orgulloso de tus orígenes. ¿Qué han descubierto en Estados Unidos de España y de Extremadura desde que llegaste?
Extremadura cuenta con un entusiasta embajador de su tierra. Por ejemplo, he tenido la oportunidad de entrevistar a varios candidatos a presidente de Estados Unidos; entre ellos, hasta siete veces a Marianne Williamson, por lo que se fragua cierta confianza. Me recuerdo, antes de grabar, mostrándole orgulloso nuestro Festival de Teatro Clásico de Mérida, y ella boquiabierta, interesándose para ir. O acudir a un colegio como parte de una campaña gubernamental para potenciar la lectura entre los jóvenes, con mi bolsita de caramelos de la Mártir para repartirlos. Es ilusionante hacer de vínculo entre la primera potencia del mundo, Estados Unidos, y la mejor tierra del planeta, Extremadura.
¿Cómo se conjuga la vida familiar y social con el ajetreado mundo de la televisión?
Ahora tengo poca vida social porque la pandemia nos obliga a actuar con suma responsabilidad, que lleva aparejado salir poco o muy poco. Sería un pecado actuar con normalidad, que es sinónimo ahora de negligencia, cuando estás todo el día informando de la situación, que es gravísima. Apelo constantemente a la responsabilidad individual, y sin entrar en detalles de la agilidad y las medidas de ciertos gobiernos, que ya habrá tiempo de evaluar. Como ciudadanos libres hemos fallado, y me apena mucho porque hemos perdido una gran oportunidad.
¿Qué futuro le auguras al Periodismo en convivencia con las redes sociales?
Más relevancia aún. Escuché decir a Iñaki Gabilondo hace años que “el agua potable es el bien más escaso cuando hay inundaciones”. Las redes sociales son un maremágnum de información, donde existe el riesgo de morir ahogado por datos irrelevantes, hechos sin contrastar, noticias poco serias, o informaciones interesadas. Casi cualquiera puede adjudicarse el papel de informador en una red social, pero otra cosa es ser periodista. Me refiero a los que están preparados y llevan la honestidad por bandera, los que dicen la verdad siempre, rápido y aunque duela, como repetía mi mejor maestro en el oficio, Manuel de Unciti. Y además que lo hagan con maestría. Estos son más necesarios que nunca.
Ante la saturación de oferta informativa, ¿queda sitio para el Periodismo social, enfocado en los colectivos más desfavorecidos de la sociedad?
El Periodismo social es uno de los pilares básicos del sentido de este oficio. En nuestro caso, al abordar un problema social, la noticia en sí ocupará una primera parte por cuanto es el hecho actual; pero después explicamos la solución o exponemos los recursos existentes para los necesitados. Es más, en mi compañía, NBCUniversal Telemundo, existe el departamento ‘Consumer Reports’, para que los espectadores denuncien cualquier injusticia sufrida, y nos comprometemos a ayudarles con los mejores profesionales. Es un maravilloso servicio social que lleva años funcionando y que cuenta con un enorme prestigio en el país.
¿Cómo ves tu futuro en el Periodismo, te imaginas volviendo a tu tierra?
Salir de Extremadura no es abandonarla. De hecho, conviene salir, porque creces de manera exponencial en cuanto rompes tu zona de confort. Salir es buenísimo siempre y cuando ese extremeño regrese el día de mañana con un bagaje cultural y un conocimiento extra que podrá aportar.
En Extremadura hay mucho talento, y lo saben perfectamente fuera, lo digo con conocimiento de causa. Imagina una reunión de directivos de una televisión norteamericana que pertenece a la mayor corporación de medios audiovisuales del mundo, decidiendo a quién fichan para el programa informativo buque insignia de la cadena, que será visto por millones de personas en Estados Unidos,que es el mercado más competitivo del planeta. Y resulta que entre los nombres que ponen sobre la mesa está el de un extremeño, y encima lo eligen sin la mínima duda. Pues eso ha pasado, y eso es Extremadura.
¿Sigues manteniendo el contacto con la actualidad de Extremadura?
Por supuesto, y cuento con los mejores corresponsales, se hacen llamar familia Texeira. Hablo con mis padres y hermanos a diario. Y, además de interesarnos por nuestro día a día, damos cabida a la actualidad de la tierra. De lo primero que ahora comentamos son los números diarios de casos de coronavirus y fallecidos, y siento una punzada en el corazón por cada vida perdida. Por otro lado, es curioso comprobar que mis padres sean los extremeños mejor informados de la actualidad norteamericana. Me ven todos los días, y ver a su hijo trabajar significa atender a las noticias.
Ahora que existe la posibilidad de estudiar Periodismo en la Universidad de Extremadura, ¿qué dirías a quien esté planteándose dedicarse a la información?
En primer lugar le daría mi enhorabuena por elegir la mejor profesión del mundo. También le rogaría que desoiga a los agoreros que, por frustración, suelen recomendar que cambie de carrera. Le suplicaría que no tire la toalla si no encuentra trabajo a la primera. Le imploraría que sueñe, sin límites, porque mañana puede trabajar en una de las mejores compañías audiovisuales del mundo, NBCUniversal Telemundo; y porque podrá terminar presentando el programa buque insignia de la cadena en Estados Unidos. Pero que se prepare mucho, que lea a diario varios periódicos, de los de verdad. Que escriba sobre lo que le apetezca, con sus descansos para pensar. Y que se prepare para disfrutar de la mejor vida posible.
