Patrimonio olvidado y patrimonio recuperado en la tierra de Cáceres: capillas, oratorios y ermitas.
Si queremos conocer la vida, cultura y costumbres de un pueblo o de una comunidad tenemos que aproximarnos a la forma de entender y practicar su religión. La historia no se entiende hoy como una relación de datos, fechas, grandes acontecimientos, etc.; hay que ir más allá y profundizar en la vida, creencias y sentimientos de sus habitantes.
Vamos a presentar un reducido número de ermitas, unas de ellas en deplorable estado de conservación y otras, por el contrario, felizmente restauradas. Hemos visitado no solo las ermitas existentes en la tierra de Cáceres, sino también oratorios o capillas en fincas particulares donde formaron parte de edificaciones castrenses en su mayoría medievales.
Edificios en lamentable estado de conservación
Capilla de la Casa de los Arrogatos
Capilla de la Casa de las Corchuelas
Capilla de la Casa de La Calera
Entre las poblaciones de Arroyo de la Luz y Casar de Cáceres está la dehesa y casa de La Calera. La construcción principal es obra del siglo XVII y de ella ya hay referencia en el Catastro de Ensenada a mediados del siglo XVIII, concretamente en 1753.
El cortijo se organiza en torno a un patio o glorieta, con la casa principal y un horno a un lado, y la capilla y varias construcciones pecuarias en el otro. En la casa principal se percibe bien la dualidad funcional oscilando entre su actividad residencial y la productiva, pues en el piso superior se disponen todas las habitaciones para alojamiento y estancia de la familia titular, algunas con buenas techumbres de madera, mientras que en la planta baja, a partir del zaguán y vestíbulo de entrada, se suceden varias habitaciones utilizadas como cuadras y caballerizas, con acceso directo desde una puerta trasera (ahora tapiada) y también desde la puerta principal.
En la fachada hemos de destacar los vanos adintelados recercados con sillería y, en algunos casos, como molduras esgrafiadas. En la fachada principal se conserva un blasón en alabastro, rematado con yelmo y montado sobre la cruz de Alcántara, que no tiene ninguna vinculación linajuda con los propietarios, posiblemente es una pieza de acarreo.

La capilla se encuentra abandonada, en muy mal estado de conservación. Tiene una nave cubierta con bóveda de aristas y la cabecera cubierta con bóveda de media naranja. Hasta hace pocos años existía un retablo de factura barroca clasicista, datable en la primera mitad del siglo XVII, que se estructuraba en tres calles con un único cuerpo, más un frontón redondo, todo remarcado por pilastrillas acanaladas, volutas y molduras; en el centro se disponía la imagen de la Virgen de África y en las calles laterales las imágenes de San Antonio de Padua, en el lado del Evangelio, y San Francisco, en el de la Epístola, disponiéndose en el remate otro lienzo con la representación del Calvario; también dos óleos sobre lienzo en cada una de las tres calles y en el centro del ártico. El retablo ha sido retirado de su lugar original.
Al conjunto se han ido añadiendo a lo largo del tiempo otras dependencias pecuarias que reafirman su condición de explotación rústica
								
								
											