Un día, de hace ya tiempo, una persona con un diagnóstico de retinosis pigmentaria que utilizaba el bastón blanco decidió no volver a usarlo. Debido a su patología solamente veía por el centro de la visión y por el exterior nada, es como si viviera dentro de un túnel. Esto significaba que si no quería tropezar y tener accidentes cuando iba por la calle y en espacios desconocidos, tenía que llevar el bastón para detectar los obstáculos.
Esta persona no era ciega, y se cansó de que por ver poco la sociedad le tildase de mentirosa y que le trataran mal. Cada vez que usaba el bastón blanco para subir al autobús y se ponía a leer le increpaban “¿Eres ciega o te lo haces?”, cuando miraba en un escaparate con el bastón en la mano le miraban con extrañeza y desconfianza, cuando miraba el reloj sucedía lo mismo, y así en cientos de situaciones más.
Y el día que no quiso usar más el bastón blanco llamó a su madre para que la viniera a buscar. Ese día perdió su independencia.
Resulta oportuno aclarar que los bastones tienen dos funciones básicas: movilidad y distintivo. De movilidad porque facilita el rastreo y detección de obstáculos a ras del suelo para desplazarse de manera autónoma y con seguridad por la vía pública. Y como distintivo, para que el resto de las personas identifiquen y puedan darse cuenta de que se trata de una persona con discapacidad visual. Si bien es cierto que los ciudadanos reconocen en el color blanco del bastón a una persona que es ciega total.
Es entonces cuando un especialista en rehabilitación visual de personas con baja visión, Perla Mayo, reflexionó con lo de “no soy ciega”. Y tenía razón, no era ciega, tenía un resto de visión y que debía tener un bastón de color distinto al blanco para darle una identidad.
Así pues, tomó un bastón blanco, lo pintó de verde con espray (verde de esperanza), se lo entregó y le dijo que ese bastón verde era el nuevo símbolo de baja visión. Y feliz lo empezó a usar por la calle.
Cuando llegó a un cruce se detuvo con su bastón verde, se le acercó una persona para ofrecerle ayuda y cuando cruzaron le pregunto por qué su bastón era verde. A lo que respondió que tenía baja visión, algunas cosas veía y otras no, por eso necesitaba un bastón para no tropezar y caerse.