Logo revista Grada
Buscar

Cuentos, cuentillos y algún que otro chascarrillo (II). José Luis Rodríguez Plasencia

Cuentos, cuentillos y algún que otro chascarrillo (II). José Luis Rodríguez Plasencia
Barranco de la Bota. Foto: Google Maps

En esta vida existen numerosas ocasiones o momentos jocosos, así como infinidad de figuraciones que no dejan de tener su gracia y que llegan a nosotros tanto de forma oral como escrita.

Desde que mi afición por la lectura se hizo patente empecé a sentir atracción hacia el origen de palabras o dichos en apariencia sorprendentes o divertidos, o por anotar aquellas pequeñas historietas que leía o escuchaba y que por un motivo u otro despertaban mi curiosidad.

Producto de parte de esas averiguaciones es el trabajo que ahora ofrezco a los lectores de esta revista. Espero que despierten en ellos la misma curiosidad que avivaron en mí en su momento.

Barranco de la Bota
Para quienes pasaban el antiguo tramo de carretera de la N-630 en dirección a Sevilla les era inevitable sufrir la larga cuesta existente entre la Ribera de Huelva y Las Pajanosas, tramo que era y es conocido, curiosamente, como Cuesta de la Media Fanega.

Su nombre proviene, según unos, de la cantidad de grano extra que se daba a las acémilas para restablecerlas del esfuerzo realizado en tan ardua subida, pues en aquellos tiempos era más larga y retuerta que en la actualidad, una vez llegaban a la Venta del Alto, lugar de parada y descanso tanto para personas como caballerías. Según otros, el nombre proviene del precio que debía pagar el caminante como alquiler del mulo que había de llevarle hasta la cumbre.

Entre Xert y Morella, en la provincia de Castellón, existe una ermita conocida curiosamente como de la Bota, por estar construida sobre el barranco de igual nombre. Fue erigida a mediados del siglo XIX como descansadero para los peregrinos que iban al santuario de la Virgen de Villavana, patrona de Morella durante la fiesta del ‘Sexenni’, sexenio en castellano, que se celebra el tercer domingo de agosto cada seis años.

Durante la romería los peregrinos se detienen en este punto para descansar y tomar una reparadora merienda antes de recorrer el último tramo del camino hasta el santuario. Reparadora merienda donde no podía faltar dar algún que otro tiento a la bota.

Olla podrida
Es el nombre popular de un guiso típicamente español, de la familia de los cocidos, presente ya en la gastronomía de la Edad Media, que ha tenido especial tradición tanto en Castilla y León como en Extremadura.

Covarrubias, en el siglo XVII en su obra ‘Tesoro de la lengua castellana’, la define así: “La que es muy grande y contiene en sí varias cosas, como carnero, vaca, gallinas, capones, longaniza, pie de puerco, ajos, cebollas, etc. Púdose decir podrida en cuanto se cuece muy despacio, que casi lo que tiene dentro viene a deshacerse y por esta razón se pudo decir podrida, como la frutaquese madura demasiado”.

Quevedo, en su ‘Libro de todas las cosas y otras muchas más’, que se incluye entre su prosa festiva, escribe: “Mujer con cara podrida, como olla, donde hay, con hocico de puerco y carne de vaca, de todo en la escarapela de facciones”. Y en su obra ‘Perinola’, que escribió en 1632 contra la obra ‘Para todos’, de Pérez de Montalbán, dice que se trata de un “libro podrido como olla”.

Palique
Se trata de un sustantivo coloquial que alude a una conversación o charla sobre temas intranscendentes y cotidianos; de ahí que ‘andar de palique’ o ‘estar de palique’ haga referencia a una plática o tema de poca importancia.

Pero también se refiere a un artículo periodístico a caballo entre el escrito costumbrista y la crítica satírica. Se debe al escritor y jurista de ascendencia asturiana Leopoldo García-Alas, apodado ‘Clarín’. Cuando en julio de 1875 entró a formar parte de la redacción de un nuevo periódico madrileño, llamado ‘El Solfeo’, el director pidió a sus colaboradores que cada uno eligiera como firma el nombre de un instrumento musical, y Leopoldo escogió el clarín, y el 2 de octubre de ese mismo año publicó su primer artículo con dicho alias, en una columna titulada ‘Azotacalles de Madrid’, donde comentaba la actualidad cultural y social de la capital.

Otra expresión bastante conocida es decir que una persona tiene mucho palique, indicando que esa persona tiene cierta facilidad de palabra, lo que hace su conversación amena; también se emplea, en términos generales, para decir que habla mucho.

Ligar
Numerosos son los significados que este verbo tiene en nuestro idioma: desde atar, sujetar, pasando por fundir o mezclar distintos elementos, obligar u obligarse, reunir las cartas apropiadas para ganar en ciertos juegos de naipes, ejecutar pases o suertes del toreo sin interrupción aparente… Y tal vez el más conocido: entablar una relación amorosa, por lo general, pasajera.

Pero hay otro significado que se relaciona con la antropología. Según referencias recogidas en el pueblo gaditano de Grazalema los antiguos naturales de la comarca tenían la certeza de que, si durante una boda alguno de los asistentes a la ceremonia hacía nudos en un pañuelo, el novio quedaba ‘ligado’ de por vida; o, lo que es lo mismo, embrujado mágicamente para obligarle a hacer lo que de ella se pretende. Significado este que ya recogía Bastián de Covarrubias en el siglo XVII, para quien “ligar a modo de fascinio” (fascinación, seducción, alucinación) era “hacer impotente a alguno para el concúbito y generaciones, al cual decimos estar ‘ligado’”.

Tuercebotas
Según la Real Academia ‘tuercebotas’ hace referencia a una persona sin importancia, pelanas, torpe, inútil, sinónimo de pelagatos, de donnadie o de mamacalles. De ahí la coplilla popular:

Tuercebotas, mamarracho,
mamacalles, tío gandul,
piernas, so chapero, cafre:
nadie hay más mierda que tú.

Según la opinión de alguna voz autorizada tal vez se dijo como referencia a la persona sin recursos, vagabundo o pordiosero, que al no poder agenciarse un calzado nuevo seguía utilizando el que tenía, aunque lo tuviese destrozado por el uso.

También se aplicaba al recluta que no sabía marcar el paso. Hoy se dice de los malos futbolistas, que únicamente sabían torcer las botas, o a los que dan tan mal al balón que ninguno de sus tiros lleva la dirección correcta.

ENTRADAS RELACIONADAS

El romance es un poema generalmente narrativo, característico de las tradiciones oral y literaria española principalmente, como puede comprobarse por...
Los sueños de la memoria también pesan El motín de los gatos O motín de Oropesa. Fue un disturbio que...
Mi memoria hay noches que fantasea entre ensoñaciones sin sentido Los Beatos de Cabrilla Me contaron en Cádiz (en El...
Anoche escuché de nuevo el ronroneo de los recuerdos de la memoria Por si no lo sabía usted… … al...
Aparte de noticias más o menos interesantes y de artículos más o menos profundos, escritos por sesudos profesionales o colaboradores...
Soñar no cuesta dinero, tampoco revisar nuestra memoria. Excomunión En la Edad Media, el clero, además de un fuerte poder...

LO MÁS LEÍDO