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Economía de escala. Matías Sánchez

Economía de escala. Matías Sánchez
Foto: Baja-vision.es
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Sabemos que los productos y las ayudas técnicas específicas para las personas con baja visión son muy caras. El principal motivo de estos precios tan altos es que, debido a la pequeña población con baja visión, la demanda de sus productos es reducida. Así pues, si se vende poco se fabrica poco, lo que implica unos costes de fabricación altos y para que los fabricantes saquen beneficios han de incrementar los precios.

Como nos podemos imaginar, en este mundo hay quien tiene dinero y quien no llega a fin de mes. Es por ello que las personas con baja visión no pueden permitirse comprarse ayudas aunque les permitan realizar actividades de la vida diaria o acceder al trabajo.

Para revertir esta situación seria cuestión de bajar los precios. Esto se conseguiría incentivando el consumo, aumentaría la producción y disminuirían los costes.

Imaginemos a dos personas con resto de visión, el suficiente como para permitirles realizar actividades como cocinar y poder desplazarse con autonomía por la ciudad. Sin embargo, la visión es tan reducida que para realizar sus funciones en el trabajo han de usar una ayuda técnica para magnificar el texto en los documentos con los que trabajan. Una de ellas económicamente puede permitirse comprar una lupa televisión y la otra económicamente llega justa a fin de mes.

El caso es que la primera persona podrá permitirse comprar una lupa televisión que le permita ver mejor la documentación; la segunda, económicamente, no podrá. El resultado sería que solo se vendería una lupa televisión y la consecuencia sería que la persona que se la ha comprado continuará realizando sus funcione en su puesto de trabajo; la otra persona, como no podrá trabajar con normalidad, será despedida, en el peor de los casos, o conseguirá una pensión por incapacidad laboral por no poder realizar sus funciones en su puesto de trabajo.

Lo que tendríamos en la sociedad es que una persona acudiría a su puesto de trabajo y en su nómina se le retendría el impuesto correspondiente al salario. Mientras que la otra persona será un sujeto pasivo que recibe nada más que atenciones y no aportará a la sociedad.

Esto es, más o menos, lo que está sucediendo en la actualidad; hay quienes económicamente se pueden permitir comprar los dispositivos de apoyo para la visión y quienes, debido a los precios inalcanzables, no. Así pues, los vendedores venden un producto y la sociedad mantiene a una persona pasiva.

Supongamos ahora que el Sistema de Salud subvencionase los productos de apoyo específicos para todo tipo de déficit visual. En este caso una persona podría comprarlos y la otra dispondría de subvenciones para adquirirlos. En ambos casos, las dos personas podrían acudir a sus respectivos puestos de trabajo y la sociedad se vería beneficiada al no tener un sujeto pasivo que mantener; recibiría de ambas por la retención de impuestos en sus nóminas e incluso como consumidores activos cuando disfrutasen de su tiempo de ocio.

El resultado es que se vendería dos lupas televisiones. Y si se venden más se fabricaría más, haciendo que, al disminuir los costes de producción, bajasen los precios de venta.

Esto que estoy describiendo es muy simple; sin embargo, es muy real y se llama economía de escala.

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