Lola es una mujer que, cuando le preguntas qué cantidades va a utilizar para realizar la masa madre de una pizza, te contesta “yo la hago a mi manera y siempre sale”.
Lola es una persona creativa, que aprovecha todo lo que aparece por la cocina y lo combina tan bien que, cuando te sientas a saborear su deliciosa pizza, deseas volverla a tomar de nuevo.
Si hablamos específicamente de amasar, requiere de varios pasos: reunir los ingredientes, amasar, esperar a que crezca la masa, dar forma y volver a esperar mientras está en el horno.
El proceso de hornear requiere paciencia y concentración; por tanto, te lleva a controlar los pensamientos y a evitar divagaciones, ya que la mente se desplaza a la meta final, recompensar a los comensales.
El proceso de cocinar, además de mejorar la autoestima tras lograr una comida o un postre delicioso, nos puede resultar realmente terapéutico. Desarrollar la actividad mental y enfocarnos en el presente es una buena alternativa para liberar el estrés y la ansiedad. También para contrarrestar la depresión, puesto que despierta el buen ánimo al degustar la propia comida.
Cocinar también permite sacar a flote la expresión creativa; al idear nuevas recetas mejora las habilidades cognitivas y es una forma de demostrar amor hacia ti y tus seres queridos.
Lola pone el alma y los cinco sentidos en todo lo que hace; de este modo su personalidad convierte el emplatado en algo distinto, y consigue que sus familiares y amigos saboreen sin prisas, reconociendo todos los ingredientes y transformando el acto de comer en una autentica experiencia sensorial.
¿Y tú, te animas a poner las manos en la masa?