El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte ha empezado a certificar las primeras cerezas de la variedad Navalinda, la única que tiene pedúnculo certificada en el Valle del Jerte.
En el valle el cultivo de las cerezas se desempeña de una manera natural, tradicional y sin aditivos, lo que hace que las cerezas y las picotas tengan un sabor único. Solo las mejores cerezas se identifican con el sello de la Denominación de Origen Cereza del Jerte.
La variedad principal de la zona del Jerte es la cereza sin rabito, llamada picota, que se espera a partir de la primera quincena de junio, y que estará en el mercado hasta la primera semana de agosto. La mejor garantía de calidad de esta fruta es la contraetiqueta que garantiza la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte.
En palabras del presidente del Consejo Regulador, Emilio Sánchez, “la campaña de momento no ha empezado bien en cuanto a producción, pues las lluvias y el granizo han estropeado una gran parte de la cereza temprana y de media temporada, pero si el tiempo nos respeta en lo que queda de campaña estimamos que el 80% de las picotas se van a salvar”.