Del 2 al 8 de septiembre se está celebrando el primer encuentro de los jóvenes músicos de la Orquesta desde que comenzó la pandemia por la Covid-19, que consiste en jornadas de trabajo, estudios y ensayos que concluirán con dos conciertos con público los días 7 y 8 dirigidos por Andrés Salado.
Desde el inicio de la pandemia no se habían vuelto a celebrar estas jornadas que reúnen a músicos jóvenes procedentes de toda la región y del resto de España para que convivan, estudien, practiquen y trabajen en una experiencia formativa lo más aproximada posible a la que encontrarían en su futuro profesional.
En este intervalo sin actividades presenciales se mantuvo, especialmente durante el confinamiento, un contacto telemático con los alumnos mediante clases por videoconferencia con los profesores de la Orquesta de Extremadura. Sin embargo, el principal cometido de los encuentros es proporcionar la experiencia de la actuación en directo en una gran formación, y esto no ha sido posible.
Ahora, con las oportunas medidas de prevención, más de medio centenar de instrumentistas del total de la bolsa completa, que supera el centenar de integrantes, están participando en clases seccionales con los profesores de la Orquesta Joven de Extremadura y ensayos en grupo con Andrés Salado, director titular y artístico de la Orquesta Joven desde 2014, también desde este inicio de temporada, director titular y artístico de la orquesta profesional.
Andrés Salado dirigirá a la Orquesta Joven en los dos conciertos que cierran el encuentro. El primero se celebrará en el Palacio de Congresos de Badajoz el martes 7 de septiembre; y el segundo, un día después, Día de Extremadura, en el Palacio de Congresos de Mérida. Ambos comenzarán a las 20.00 horas.
El precio de las entradas para los conciertos tanto de Badajoz como de Mérida es de 5 euros. También pueden adquirirse en la ventanilla de cada Palacio de Congresos, exclusivamente el día de cada concierto, de 18.30 a 19.45 horas.
El programa que estos músicos trabajarán para presentar al público está compuesto por la Octava Sinfonía de Beethoven, su sinfonía más alegre y despreocupada, incluso tocada por buen humor. Y en contraposición, la Sexta de Chaikovski que, aunque conocida como la ‘Patética’, su traducción del ruso significa realmente ampulosa, apasionada o emotiva; en efecto, así es, como el propio autor escribió: “está llena de sentimientos subjetivos y con frecuencia, mientras la componía, mis ojos se llenaron de lágrimas”.
