Un estudiante con déficit visual tiene más dificultades que el resto de los alumnos porque presenta unas necesidades educativas especiales y están determinadas por su resto visual existente. Es en este plano donde tiene cabida todo un conjunto de actuaciones para que reciban el apoyo y la orientación tanto directa como indirecta que necesitan.
Cualquier institución educativa debe garantizar que las personas con baja visión puedan acceder al conocimiento y a una formación de calidad. Esto es posible cuando el diseño del contenido y la metodología formativa utilizada por los profesor está adaptada a personas con cualquier tipo de resto de visión. Además supone que los materiales y el acceso al entorno también estén adaptados.
Un profesor puede hacer que la información sea producida con mayor o menor facilidad de percepción. Así pues, si sus presentaciones usadas tienen un tamaño de letra pequeña, utiliza figuras y no las detalla, o si sus explicaciones son rápidas, pueden implicar que un alumno no reciba toda la información.
Por otro lado, el propio soporte con el que se presente la información también debe ser accesible. Un contenido que se encuentre en formatos como Power Point puede hacer que sea difícil su utilización a personas con discapacidad visual. Para hacerlo accesible se deben implementar elementos como proporcionar subtítulos para los contenidos audio, textos alternativos junto a las imágenes, audiodescripción para los vídeos, utilizar fuentes de tamaño adecuado, analizar los contrastes de texto y fondo de los contenidos.
No se debe olvidar, si se desea una formación accesible, que hay muchas personas que necesitan ayudas técnicas para poder acceder al contenido, que pueden tratarse desde ayudas simples para la lectura o la escritura hasta sofisticadas aplicaciones software capaces de ampliar y leer el contenido en la pantalla de un ordenador.
Para los estudiantes con problemas de visión que les dificulte la lectura de texto de tamaño normal se puede usar un ordenador conectado a un escáner y los documentos objetos de estudio podrán ser escaneados para permitir manipularlos. Dependiendo de las necesidades, los ficheros resultantes se podrán ampliar e incluso cambiar los colores para ver mejor el texto e imágenes.
Para aquellos estudiantes que poseen resto visual aprovechable y utilizan el sistema de lectura en tinta, pero tienen dificultades para acceder a la información de la pantalla del ordenador trabajando a una distancia normal y necesitan acercarse continuamente al monitor para leer la información, se pueden usar los magnificadores de pantalla, aplicaciones que permiten la ampliación de una zona de la pantalla del ordenador, mostrando los elementos que aparecen en ella aumentados de tamaño.
Los centros educativos tampoco pueden obviar las necesidades del entorno cuando se accede a los espacios de formación. El uso de iluminación adecuada y de su intensidad apropiada facilita la tarea a las personas con déficit visual, y por supuesto, contribuye a una higiene visual para todos. Los colores y contrastes adecuados y el uso de iconos ayuda a una mejor orientación e identificación de lugares y objetos. Utilizar etiquetas y paneles bien visibles, y que el material esté bien organizado hace que sea fácil de percibir visualmente y de entender.
La baja visión no debe ser un obstáculo insuperable que cierra las puertas a la educación. El camino que se debe recorrer para alcanzar la información y con ello el conocimiento puede ser más lento, más largo y más difícil, pero no implica que el resultado final tenga que ser inferior, ni siquiera distinto.
